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De la agricultura digital al e-commerce: ¿cómo innova la cadena?

Nicolás Gear, de la empresa Manexa SA; Federico Mayer, de Club Agtech; Patricio Mayor, breeder de maíz en Syngenta, y Gabriel Vidal, CEO de AgriRed hablaron del tema en el Congreso Maizar 2021

De la agricultura digital al e-commerce: ¿cómo innova la cadena?
viernes 21 de mayo de 2021

La innovación en el campo y la agroindustria es una constante, desde los mapas satelitales para tener índices de productividad al principio del ciclo de cultivo, hasta la comercialización digital, pasando por diagnósticos a través de drones, control específico de malezas, reformas en maquinaria, nuevos materiales constructivos”, dijo Nicolás Gear, de la empresa Manexa SA, al presentar el panel sobre innovación en el ecosistema de maíz del Congreso Maizar 2021, que tuvo como expositores a Federico Mayer, de Club Agtech; Patricio Mayor, breeder de maíz en Syngenta, y Gabriel Vidal, CEO de AgriRed.

 

El ecosistema Agtech

Sobre el ecosistema Agtech, Federico Mayer dijo que lo dividiría en dos: por un lado, “las startups que toman las tecnologías digitales disruptivas”. Contó que él recién conoció este tema en 2015, en Sillicon Valley, “y hoy tenemos casi 150 startups activas, que exportan servicios, o se vendieron al exterior, o tienen provincias involucradas… “. Para Mayer, este gran crecimiento puede continuar, y tener un desarrollo que sea exponencial.

Pero, más allá de ese primer ecosistema Agtech, chiquito, “abriendo el zoom, habría que incluir a los que consumen o trabajan esas innovaciones, y ahí tenemos mucho para hacer”. Recordó que el ingeniero del INTA Mario Bragachini empezó a trabajar la agricultura de precisión en los ’90, y todavía muy pocos productores la incorporaron. Así, distinguió, “tenemos una parte del ecosistema muy dinámica y otra parte que necesita dinamizarse más”.

Patricio Mayor describió un programa de breeding, que es “un proceso continuo de adopción tecnológica, lleva muchos años de historia, y se aceleró en los últimos 50 años”. Por un lado, dijo, el germoplasma, de distintas regiones, ha logrado una mayor adaptabilidad a nivel global (el maíz es de México y se siembra en Canadá, por ejemplo). Contó que en la Argentina había un maíz temprano, muy grande, en los ’70, luego el área se achicó con la soja, pero ahora ha llegado a 7 millones de hectáreas, con mucho desarrollo en el sudeste y norte de Córdoba, yendo hacia el NOA.

En cuanto a la tecnología, señaló que hubo plataformas que provocaron un despegue de los rendimientos: primero, por transgénicos, para tolerancia a herbicidas y a insectos; luego, lo que se mira en un programa de breeding, la incorporación de marcadores moleculares, de software o computadoras de gran capacidad, y métodos de desarrollo de híbridos como doble haploides, más rápido, eficiente y efectivo, que se descubrió hace 50 años y llevó 50 años adaptarlo y hacerlo entrar en producción. Respecto de los marcadores moleculares, dijo que “hace 20 años, hacer un proyecto de marcadores moleculares era un gasto equivalente al programa de breeding completo”, dijo. Pero la industria logró reducir ese valor casi 100 veces, y hoy casi todas las plantas de breeding pasaron por marcadores moleculares”. Esto sirve para identificar genes o regiones de interés, como tolerancia a enfermedades o regiones genómicas para acortar el ciclo, y hoy, con la gran generación de datos, “estamos usando todo el genoma de la planta de maíz para generar información y seleccionar distintos genotipos”, contó Mayor.

En cuanto al tercer aspecto tecnológico, el uso de la gran capacidad de análisis de datos del software, dijo que “software y marcadores moleculares siguen la famosa Ley de Moore de los semiconductores: cada año y medio, la capacidad se duplica”. Explicó que hoy existen modelos matemáticos para hacer predicciones o estimaciones que hace 20 años estaban disponibles en teoría, pero no había capacidad de análisis. “Todo esto implicó una gran revolución y mejora de la industria en general en la generación de productos en tiempo, velocidad y adaptabilidad de materiales”, completó Mayor.

 

El dato, quinto factor de producción

Federico Mayer dijo que “el dato todavía nos es algo ajeno, y no sé si somos conscientes de la importancia que tiene en la economía: no está entre los cuatro factores de producción que aprendimos, tierra, trabajo, capital, tecnología: ¿dónde va el dato?”, se preguntó. “Creo que es un nuevo factor que tenemos que incorporar. Como no somos conscientes de su importancia, no entendemos el modelo de las grandes empresas que trabajan con los datos, o cómo nos permiten mejorar mucho más rápido para obtener eventos o resistencias, o mejorar materiales o encontrar distintos mercados”, señaló. “Somos expertos en la tierra o en las finanzas, ¿al dato lo entendemos igual? ¿Entendemos que hay que generarlo, transportarlo, almacenarlo, procesarlo? Las herramientas exponenciales están, podemos procesar datos a velocidades magistrales. El que aprenda a hacer este trabajo va a tener ventajas y el que no, va a quedar rezagado”, aseguró.

Según Mayor, un programa de breeding tradicional estaba basado en una observación fenotípica y un dato (como rinde o humedad) de un montón de parcelas que se evaluaban, y ayudaba a seleccionar el mejor híbrido. “Después, incorporamos los datos moleculares, se podía hacer una selección más precisa, se eliminaba ruido del ensayo o del ambiente”, señaló. Y luego “salieron estas plataformas globales que se habían desarrollado en otras áreas, y la industria de las semillas adoptó, que permite generar altísimo volumen de datos, pero además de datos moleculares y fenotípicos, se ha podido interaccionar con un montón de datos ambientales, como lluvias, temperatura, altitud, latitud”, dijo Mayor. “Esto nos crea un set de herramientas nuevas que nos permite hacer una elección de los materiales mucho más acertada”, precisó, y puso como ejemplo que, hace 20 o 25 años, lo lógico era mandar un híbrido de Pergamino a Iowa. Hoy, dijo, a través de la tecnología, se ha podido establecer que “en la zona sur de Estados Unidos el germoplasma argentino se adapta de forma fantástica; no significa que se puede vender allá el mismo híbrido, pero el pool de germoplasma tiene una base de mejora que puede ayudar a derivar híbridos específicos para allá. Eso era una información que estaba perdida y se pudo llegar escarbando un poco más los datos”, completó.

Además, hoy la capacidad de poder generar muchísima información da una herramienta mucho más valiosa para un programa de breeding, que es bastante dinámico y oneroso para liberar uno o dos híbridos al mercado cada año. “En el medio, usamos muchísimos recursos para llegar a ese producto, Tener datos genéticos, climáticos y de campo nos permite hacer predicciones, con lo que mejoramos muchísimo la eficiencia de un programa, porque se puede elegir qué set del germoplasma se quiere desarrollar y testear, cuando antes íbamos a la caja negra y testeábamos todo, con un gran esfuerzo incluso físico”, explicó Mayor. “Ahora, con estas herramientas podemos ir a cosas más precisas e ir acelerando la capacidad de liberación de híbridos. Se ven en el mercado híbridos cada vez más adaptados a zonas que hace diez años no existían; el maíz tardío hace 10 años era el 20% del total, hoy es el 50 o 60%, y hay híbridos templados que pueden ir al norte”, ejemplificó.

Gabriel Vidal contó que “la idea inicial de Agrired fue un mercado electrónico de insumos para el agro b2b, siempre pensando en las empresas autorizadas para vender insumos. Al principio, lo pensábamos más desde el lado de la oferta, de un market place tradicional, y rápidamente el mercado nos empezó a decir que teníamos que cambiar el modelo de negocios e ir hacia la demanda”, detalló. Particularmente, dijo, “con los híbridos de maíz, pensábamos que iban a tardar en venderse, pero en pocos meses empezaron a comercializarse entre empresas, entre distribuidores”. Eso “fue un gran cambio en la forma de pensar el modelo, porque rápidamente empezamos a validar que no solo era para agroquímicos, y se empezó a transaccionar híbridos”, contó.

“La agronomía tiene que estar cerca del productor, que es quien lo conoce”, dijo Vidal. Distinto ve el caso del sector mayorista: “En la venta entre la compañía y el distribuidor, sí vemos una digitalización creciente, porque el distribuidor está bien informado, compra y vende todo el tiempo, no precisa esa venta técnica presencial. Es por ahora a lo que estamos apostando”, detalló. En otras palabras, manifestó que “la presencialidad en el b2c va a seguir, no tanto para vender sino para estar cerca; vemos al distribuidor cerca del productor por muchas cuestiones, técnicas, logísticas, de financiación, pero la venta mayorista sí es totalmente digitalizable”.

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