Manejo con pocas reservas

Ganaderia en tiempos de sequia

Manejo con pocas reservas

Desde hace más de un año, la región Chaqueña y el Norte de Corrientes enfrentan una tendencia climática con precipitaciones por debajo de lo normal, lo que impacta en una baja o nula disponibilidad de pastizales, pasturas y reservas forrajeras. A pesar de que en algunos sectores de Corrientes las precipitaciones se normalizaron, a este panorama se le suma estado de degradación de los potreros y una baja condición corporal de los animales a la entrada al invierno.

El año 2020 quedará en la retina de muchos ganaderos del Chaco y Corrientes por la pandemia, pero también por la histórica sequía que afectó a la actividad, principalmente en el Norte de Corrientes y el Centro y Este del Chaco.

Más allá de que comenzó a llover en la región a principio de este año, y algunos campos se están recuperando, la realidad es que con las primeras heladas quedó plasmado un problema para el productor, que es afrontar el invierno con pocas reservas.

Frente a este panorama complejo, Osvaldo Balbuena, investigador del Inta Colonia Benítez (Chaco) destacó la importancia de “plantear acciones para amortiguar las posibles pérdidas productivas y económicas para el ganadero en épocas de sequía”.

Entre las estrategias de manejo, priorizó la evaluación de disponibilidad de forraje y agua para ajustar la carga animal de cada establecimiento, realizar el destete y diagnóstico de preñez con la aplicación del plan sanitario y proceder a la venta de categorías improductivas.

“Estas decisiones son muy importantes para definir las ventas de vacas de descarte, terneros y terneras que no se van a retener, así como el manejo de la alimentación”, explicó. A su vez, detalló que, a partir de abril se aconseja que se desteten todos los terneros que todavía estén al pie de la madre sin importar la edad para que los vientres recuperen condición corporal con el rebrote otoñal.

“Se deben priorizar la alimentación de las vacas preñadas y terneras de destete que serán los futuros vientres, es decir, la reposición”, agregó Balbuena.

Por su parte, José Rosello, especialista de la misma estación experimental del Inta, se refirió al relevamiento de la oferta forrajera: “La primera tarea será cuantificar el pasto de cada potrero, recorriendo e identificando las especies que lo componen para estimar su posible aprovechamiento”, explicó.

Para ello, recomendó usar la relación entre altura y cantidad de pasto, expresado en kilogramos de materia seca por hectárea (kg MS/ha). “Se ajustará según se trate de pastos cortos como el pasto horqueta, pastos altos densos como la paja colorada o amarilla, o bien en pastos altos ralos como el Paspalum urvillei o el Elionorus muticus.

A su vez, ponderó el uso de los alambrados para clausuras temporarias: “Nos permite aprovechar al máximo las lluvias caídas para el rebrote de potreros reservados antes del invierno”.

Otro aspecto a tener en cuenta para la toma de decisiones es la evaluación del estado general de los vientres. En este punto, Victoria Rossner –investigadora del Inta Colonia Benítez–  recomendó el uso de la información en la que se considera el estado de gestación (vacía y distintos grados de preñez: chica o cola, media o cuerpo y grande o cabeza) y el estado corporal de los vientres.

“Si tenemos en cuenta la probabilidad de sobrevivencia, notamos que las vacas vacías y en buen estado corporal son las que menos riesgo corren y tienen un 99% de chances de sobrevivir en la emergencia”, explicó. Y agregó: “Por otra parte, las que entran al invierno con preñez avanzada y muy flacas sólo tienen un 10 % de probabilidad de sobrevivir”.

Balbuena explicó que la alimentación es clave. “La vaca vacía en buen estado puede sobrevivir al usar sus reservas corporales y con poco alimento pasará el invierno, mientras que las vacas con preñez grande pronto parirán y aumentarán fuertemente sus requerimientos nutricionales para producir leche y, además, no tendrán reservas corporales al estar muy flacas”, detalló.

Además, indicó que, si todavía hay vacas con terneros al pie, se debe considerar como prioridad absoluta el destete. “El productor debe recordar que hay tecnologías que permiten destetar al ternero a partir de los 30 días de edad”.

Rossner enfatizó: “En todos los casos es importante asegurar el buen estado de salud de los animales, por lo que se debe mantener e incluso reforzar el plan sanitario recomendado por los profesionales veterinarios”.

 

El Litoral

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