Brasil: Marfrig apuesta por la agricultura regenerativa

Marfrig, la empresa brasileña especializada en carne de res, está ampliando el Programa Marfig Verde que inició el año pasado, con el propósito de terminar con la deforestación de su cadena de suministro de acá a 2030. En base a una serie de objetivos científicos, la estrategia de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) de la corporativa incluirá tres alcances: reducción de emisiones en sus propias plantas de producción, uso de energías y medios de distribución.

Según el líder de Sostenibilidad de la firma, Paulo Pianez, es posible concretar la meta de carbono cero antes de 2050, siempre y cuando se lleven adelante determinadas estrategias. En este sentido, Marfrig está tratando de mapear su cadena de suministro directa e indirecta. Solo en el bioma amazónico, identificó al 100% de sus proveedores, aunque la cifra apenas equivale al 62% de sus fuentes totales de carnes.

Para lograr el objetivo, es fundamental que la compañía desarrolle un plan detallado en los próximos dos años, que contemple tres alcances:

- Los asuntos directamente vinculados con la producción: residuos, aguas residuales, cómo se trabaja en las calderas de combustión, gases de enfriamiento que se utilizan en las cámaras frías, etcétera.

- Asuntos relacionados con la energía y el uso de fuentes renovables.

- Participación de los ganaderos y granjeros que abastecen a Marfrig.

La empresa está trabajando para mapear por competo sus cadenas de suministro, en miras a poder comenzar a garantizar que la carne que procesa no solo es libre de deforestación, sino que además es ajena a proveedores que no adoptan prácticas agrícolas sostenibles. Por medio de iniciativas como su reconocido Marfrig Club, busca intensificar sus esfuerzos de divulgación con el propósito de desarrollar relaciones más estrechas con los principales actores del sector.

Gracias a estas labores, se descubrió que muchos de los ganaderos brasileños estarían dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para cumplir con la normativa ambiental y territorial propuesta por Marfrig. Asimismo, se observó que no tendrían problema en adoptar diversos sistemas de producción que no requieran de la suspensión de la tierra y sean abiertos a la recuperación o regeneración de áreas degradadas.

Vale remarcar que, a nivel mundial, el ganado es una de las actividades que más emisiones genera (65%). En este contexto, la huella media de la carne vacuna es de 36 kilos de dióxido de carbono (CO2) por kilo de producto, lo que equivale a cuatro veces la performance del pollo.

En palabras de Pianez, la idea es que la producción se vuelva más intensiva, productiva y rentable, para abordar la problemática del cambio climático, el uso de la tierra y la deforestación de manera efectiva. Sobre esto, señala que en Brasil la mayoría de las emisiones provienen del empleo del suelo.

Para hacerle frente a la crisis, propone acciones que incluyen cambios en la nutrición de los animales, con el objetivo de reducir la fermentación entérica. También analiza la implementación de sistemas integrados de pastos.

La agricultura regenerativa sería absolutamente clave en este escenario, a partir del desarrollo de trabajos de intensificación e integración ganadera con otros cultivos para ganar productividad en un área más pequeña sin necesidad de recurrir a la vegetación nativa para la producción animal.

Pianez subraya que cuando se usa esta metodología, las zonas degradadas se pueden reforestar y recuperar, dando el marco perfecto para cumplir con los objetivos propuestos por Marfrig. “La integración compensa la fermentación entérica y evita la generación de emisiones como consecuencia de la mejor utilización de la tierra. Permite dejar los árboles en pie y seguir disfrutando de la biodiversidad que nos rodea”, acota.

Para dar respuesta al cambio climático, el experto en sostenibilidad cree que las estrategias tienen que englobar a todo el sector. “Si las lecciones que aprendemos día a día con Marfrig pueden servir de ejemplo, mucho mejor. Cuando la agroindustria y la producción ganadera local puedan transmitir un mensaje diferente en términos de emisiones, habremos cambiado la totalidad del negocio tanto nacional como internacional”, detalla.

En este punto, es importante destacar que Brasil es el mayor exportador de carne vacuna a nivel global, con una quinta parte de su producción destinada al mercado externo. La presión de compradores como la Unión Europea (UE), que considera la regulación de la debida diligencia para abordar las importaciones vinculadas a la deforestación, implica que el incentivo financiero al momento de tomar medidas acordes a los problemas actuales es cada vez más significante.

Los directivos de Marfrig creen que a la hora de desafiar las percepciones negativas del impacto ambiental de su producción, es necesario respaldar la acción climática con la ciencia. Para esto, la transparencia es esencial. Actualmente, la compañía prevé lanzar su primera línea de carne vacuna baja en carbono, desarrollada en colaboración con la Corporación Brasileña de Investigación Agrícola (Embrapa), que estará disponible a lo largo del segundo semestre de 2021.

Voces disidentes

La defensora de Bosques y Alimentación de Greenpeace Gran Bretaña, Daniela Montalto, cree que la ambición de trabajar hacia el objetivo cero neto es una “distracción peligrosa”, dentro del trabajo urgente que se requiere para amortiguar la crisis climática.

“El fin de la destrucción de ecosistemas como el Amazonas, vital para la supervivencia humana, y la eliminación gradual de la producción industrial de carne está primero. Las profundas deficiencias políticas de JBS, Marfrig y Minerva, sumado a sus procedimientos de aplicación relacionados con la base de suministro del Pantanal, ayudan a explicar la incapacidad del sector para ponerle fin a sus vínculos con la destrucción ambiental y cerrar el mercado a proveedores sucios”, afirma la ambientalista.

Por otra parte, añade que los gobiernos y las empresas de consumo deberían alejarse de la carne industrial y frenar los mercados de las firmas que contribuyen a la devastación de los bosques, el cambio climático y el riesgo de otra pandemia en el futuro.

Sin embargo, Pianez se mantiene optimista en que el sector de la carne de res en Brasil alcance la meta cero neta. En este sentido, prevé un porvenir diferente, con una ganadería extremadamente baja en carbono, 100% integral.