Ecosistemas Agrícolas / Maíz / Valor Agregado en Origen

Presentaron los cálculos de la huella de carbono de la transformación de maíz en Argentina

Un trabajo liderado por Jorge Hilbert, con la colaboración de Jonatan Manosalva y Karen Ponieman, calculó la huella ambiental de la producción de etanol, burlanda, dióxido de carbono y aceite de maíz

Presentaron los cálculos de la huella de carbono de la transformación de maíz en Argentina
jueves 03 de junio de 2021

Los resultados fueron presentados durante el Congreso de Maizar. Los estudios abarcaron las últimas 5 campañas de maíz sobre tres de las principales empresas productoras de etanol de Argentina: Bio4, ACABio y Promaíz, todas radicadas en la provincia de Córdoba. En conjunto, se evaluaron la producción de 3,5 millones de toneladas de maíz, 1,4 millones de litros de bioetanol, 2 millones de toneladas de burlanda húmeda y seca, 21 mil toneladas de aceite y 400 mil toneladas de dióxido de carbono.

En todos los estudios se utilizaron metodologías y normativas internacionales, en línea con las exigencias del IPCC y la Unión Europea, y auditados por terceros independientes. Se trabajó sobre el Análisis del Ciclo de Vida de los productos, que es un procedimiento objetivo de evaluación de las cargas energéticas y ambientales correspondientes. Las mismas comprenden las emisiones durante la producción del cultivo, el transporte de granos y subproductos y las emisiones asociadas a la producción industrial.

Según describió Hilbert, las normativas internacionales establecen que las emisiones totales deben asignarse sobre la totalidad de los productos y no cargando únicamente a un producto con todas las emisiones generadas en los procesos involucrados. Para esto existen tres criterios. Distribuir las emisiones sobre la masa resultante de cada uno de ellos; distribuir las emisiones proporcionalmente de acuerdo al contenido energético de cada producto (Hilbert aclaró que este es el criterio adoptado por la normativa europea para la producción de biocombustibles y en este caso, el dióxido de carbono no se lleva nada pues no tiene poder energético) y el último, en base al valor económico de cada uno de ellos.

Durante su disertación, el experto describió detalladamente como se componen y calculan cada una de las variables que intervienen en el cálculo de la huella ambiental de la transformación de maíz, en cada una de las etapas.

En promedio, para la producción de etanol, el 51% de las emisiones de dióxido de carbono equivalente corresponden a la etapa industrial, mientras que un 40% son producto de la producción del grano.

En la etapa primaria, la producción y uso de fertilizantes se lleva la mayor parte, seguido por los residuos de cosecha y los combustibles. En la etapa industrial, el combustible es por lejos el rubro que más contribuye a la huella de carbono. Sobre este último punto, Hilbert describió que es muy variable, ya que una de las empresas utiliza los residuos industriales para generar energía eléctrica para inyectar a la red, y el calor residual para las necesidades térmicas de la destilería.

Cuando se utiliza para el cálculo el criterio de valor económico, el etanol, por ser el producto de mayor valor se lleva la mayor huella ambiental. Mientras que si se utiliza el criterio de balance de masas, el resultado es la mitad y está repartido mucho más equitativamente entre los diferentes productos que se obtienen en la destilería.

Cuando se trata de biocombustibles, la normativa europea establece que el criterio a adoptar para expresar los resultados debe ser la asignación energética. En este caso, se adopta como medida el porcentaje de reducción frente a combustibles testigos. Sobre la gasolina comercializada en Argentina, las reducciones se ubican en un promedio de reducción cercano al 70%, con un piso de 60% y llegando en ocasiones a superar el 75%. Valores similares se obtuvieron al comparar con la vieja Directiva Europea del 2009. Respecto a la nueva Directiva (2018), los resultados llegan a una reducción del 70%, llegando en casos a casi el 80%.

 

 

Sobre el final, Hilbert presentó el resultado sobre el cálculo del retorno energético del etanol de maíz. De acuerdo al análisis, la producción de etanol y sus co-productos entregan dos unidades y media de energía por cada unidad de energía que se invierte en el sistema. En caso que se tome únicamente el etanol, una situación que no es real según el especialista, el etanol entrega una unidad y media de energía por cada unidad de energía invertida.

El especialista resaltó que a lo largo de los 5 años de trabajo se han producido importantes mejoras, tanto en la precisión de los cálculos, como en las biorrefinerías.  Sobre este último punto, un enfoque hacía la economía circular que engloba el aprovechando los residuos para producir energía en biodigestores y la incorporación de tecnología de captura de dióxido de carbono en la etapa de fermentación derivaron en importantes reducciones de la huella de carbono. Como ejemplo se expuso que la captura e industrialización del dióxido de carbono redujo la huella del etanol en 10%.

Los cálculos presentados le han permitido a la industria argentina certificar su producción posibilitando la exportación a uno de los más exigentes mercados, como lo es el europeo.

La presentación completa puede verse en el siguiente video: https://youtu.be/vHg8BztFNcQ

 

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