Nutrición del cultivo de Trigo en el centro este de Entre Ríos

El trigo (Triticum aestivum L.) es el cultivo de invierno más importante de los sistemas agrícolas de la región pampeana, con una producción anual de 17,6 millones Mg

Nutrición del cultivo de Trigo en el centro este de Entre Ríos
viernes 04 de junio de 2021

La provincia de Entre Ríos, en la última campaña contribuyó con un 8 % a la producción nacional, destinando 523.300 ha al cultivo de trigo de las cuales 193.000 (36,8 %) en el centro este de la provincia (BCER 2021).

El nitrógeno (N) es el nutriente que con mayor frecuencia limita el rendimiento del cultivo de trigo, y además es un factor fundamental para determinar la calidad del grano, especialmente el contenido de proteína bruta (PB). Es por esto que un correcto manejo de la fertilización nitrogenada (dosis, fuente, momento) contribuye a un mayor rendimiento y calidad del grano producido.

En la región pampeana, la metodología más utilizada para definir la dosis de N para el cultivo de trigo, se basa en el contenido de N-NO3 – en pre-siembra del cultivo y umbrales de suficiencia varían según zona, sistema de labranza y rendimiento objetivo (Calviño et al., 2002; Fontanetto et al., 2005).

Otro aspecto que afecta la dosis de N es el cultivo antecesor, en la actualidad el antecesor más común de trigo es soja, sin embargo, en las últimas campañas debido a los precios relativos de los granos, y la necesidad de incorporar más gramíneas en la rotación ha aumentado la superficie de trigo con antecesor maíz. Tal es así que en la campaña 2020-21, el 30% de la superficie de trigo en el CREA Litoral Sur tuvo maíz como antecesor. Esta secuencia de gramíneas tiene impacto en el manejo de N, dada la inmovilización de N por parte de los microorganismos para la descomposición del rastrojo de maíz.

Otro aspecto clave para maximizar la eficiencia de uso de N, es el momento de aplicación. Lo óptimo sería sincronizar la oferta de N con la demanda por parte del cultivo, la cual es máxima a partir del estadio de 1 nudo (Z 3.1 según Zadocks et al., 1974). Para maximizar los rendimientos del cultivo de trigo es necesario una nutrición balanceada. La reducción de materia orgánica de los suelos, no solo trae deficiencia de N, sino también de otros nutrientes, como por ejemplo Azufre (S). Además, en el centro este de Entre Ríos el 30 % de los lotes bajo agricultura presentan los niveles de potasio (K) están por debajo del umbral de suficiencia.

Frente a este escenario productivo los objetivos del presente trabajo son: 1) evaluar el manejo de N (umbral, fuente y momento) en trigo para diferentes antecesores (Soja y Maíz). 2) Evaluar el impacto del fraccionamiento de N sobre el rendimiento del cultivo y el contenido de PB del grano, y 3) evaluar la respuesta al agregado de azufre y potasio.

 

Materiales y métodos

En 3 sitios experimentales ubicados en el centro este de Entre Ríos se realizaron ensayo de fertilización en el cultivo de trigo (Tabla 1).

 

En cada sitio experimental se realizaron 2 experimentos diferenciados por el cultivo antecesor (Maíz y Soja), en cada uno de estos experimentos se evaluaron diferentes dosis, fuentes y momentos de aplicación (Tabla 2). El diseño experimental utilizado fue en bloques completos aleatorizados (DBCA) con 3 repeticiones, y las unidades experimentales fueron de 40 m2 (4 m de ancho*10m de largo). A la siembra del cultivo se realizó un muestreo de suelo, para una caracterización inicial de cada sitio.

El control de plaga, malezas y enfermedades fue el mismo que realizaron las empresas en sus lotes. A cosecha en cada unidad experimental se evaluó el rendimiento del cultivo (14.5 % de humedad) y el contenido PB del grano. Para determinar los umbrales de suficiencia se utilizó la metodología propuesta por Correndo et al. (2017). Para evaluar comparar rendimiento y PB entre tratamientos se realizaron contrastes utilizando el procedimiento incluido en las rutinas del programa R commander (R Core Team, 2014).

 

Resultados y discusión

En general en la región pampeana, la dosis de N en el cultivo de trigo se determina en función del contenido de N-NO3 – en pre siembra del cultivo y un umbral de suficiencia (US). Es válido mencionar que dicho US varía según zona, cultivo antecesor y rendimiento objetivo (Calviño et al., 2002; Fontanetto et al., 2005). Al relacionar el rendimiento relativo (RR) de los diferentes tratamientos con el nitrógeno disponible (Figura 1), se determinó que para lograr el 90% del RR son necesario 165 kg de N disponible (suelo + fertilizante). Es válido mencionar que dicho umbral de suficiencia es superior al reportado para el oeste de Entre Ríos por Pautasso et al., (2015). Esto se explicaría en parte a que el 50 % de los sitos analizados presentaron como cultivo antecesor maíz, el cual deja un rastrojo con alta relación C/N.

 

No obstante, al separar por cultivo antecesor, se determinó que los umbrales de suficiencia fueron de 140 kg N/ha para el antecesor soja y de 185 kg N/ha para el antecesor maíz (Figura 2). Esta diferencia se explicaría en parte a la inmovilización de N por parte de los microorganismos para la descomposición del rastrojo de del cultivo de maíz. Si bien es solo un año de experimentación, estos resultados indicarían que en aquellos trigos cuyo cultivo antecesor sean maíz, sería necesario incrementar la dosis de N, en 45 kg N/ha, respecto al antecesor soja.

El fraccionamiento de N es otra herramienta disponible para aumentar la eficiencia de uso, y por ende maximizar los rendimientos. En el presente trabajo, se determinó que en promedio el fraccionamiento incremento entre el 5 y 7 % el rendimiento del cultivo (Tabla 3). Es importante remarcar que estas respuestas, pagarían el costo de una aplicación adicional. El fraccionamiento, no solo sería una herramienta para incrementar rendimiento, sino también a ser una metodología defensiva, ya que parte de la dosis se aplicaría en estadios avanzados del cultivo, momento que están definidos algunos componentes que afectan el rendimiento.

Al analizar por cada sitio experimental, se determinó un incremento significativo del rendimiento en el 33 % de las situaciones evaluadas (Tabla 3). Resultados similares se han reportado para zonas que húmedas en estadios iniciales del cultivo (Barbieri et al., 2008). Sin embargo, es necesario seguir evaluando esta práctica agronómica en años con diferentes condiciones ambientales. Por otro lado, el fraccionamiento incrementó en promedio el contenido de proteína bruta (PB) en un 3-4 % (Tabla 3). Estos resultados demuestran que este tipo de fraccionamiento (70 % macollaje y 30 en Z3.1; Tabla 2) tiene mayor impacto en el rendimiento que en la calidad de grano.

 

El azufre (S) es otro macronutriente de importancia para el cultivo de trigo en muchas zonas de la región pampeana. Sin embargo, en el presente trabajo la respuesta media al agregado de azufre (S) fue no significativa en todos los sitios experimentales (Tabla 4). No obstante, en sitio 2 (antecesor maíz, 100 kgN/ha) se observa que el tratamiento con Solmix incremento el rendimiento en 455 kg/ha, lo cual representa un 12 % del rendimiento (Tabla 4). Frente a estos indicios, es necesario continuar estudiando la respuesta al agregado de este nutriente y su relación con parámetros de suelo.

Los sitios experimentales presentaron valores de potasio intercambiable (Ki) en suelo entre 0,45 y 0,5 cmol/kg, siendo los mismos superiores a los umbrales determinados por la bibliografía internacional (Barbazán et al., 2017). En promedio no se determinó respuesta significativa al agregado de K (Tabla 5). Sin embargo, en el sitio 2 con antecesor soja, se determinó una respuesta significativa al agregado de potasio la cual fue del orden del 20% (Tabla 5). Por lo tanto, es necesario continuar explorando respuesta al agregado de este nutriente y su asociación con parámetros de suelo.

 

Consideraciones finales

El nitrógeno es el principal nutriente en orden de importancia, por lo cual se debe hacer hincapié en un correcto manejo del mismo. La dosis de N a utilizar dependerá del contenido de N-NO3 – (0-60 cm de profundidad) y un umbral de suficiencia, el cual varía en función del cultivo antecesor (140 kg N/ha antecesor soja vs 185 kg N/ha antecesor maíz). Por otro lado, el fraccionamiento de N podría ser una herramienta para incrementar la eficiencia de uso, y además una herramienta defensiva a la hora de realizar el manejo de N. En cuanto a otros nutrientes, como azufre y potasio, es necesario continuar con trabajos que permitan detectar aquellas situaciones en las cuales exista respuesta al agregado de los mismos.

 

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