Maíz: claves para maximizar los rindes

Según los investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (Córdoba), Cecilia Cerliani, Rafael Naville, Matías Fissore y Gabriel Espósito, existe una importante presión de mejoramiento genético sobre el maíz, que llevó a que en los últimos años se desarrollaran híbridos de alto rendimiento, que deben plantarse en función de un adecuado manejo nutricional, a una elevada densidad de siembra y disponiendo de niveles suficientes de agua.

Dentro de la región que les compete, y bajo condiciones experimentales aptas para obtener el potencial de rendimiento buscado, se determinó qué clase de maíces sembrados en fecha temprana (fines de septiembre-principios de octubre) alcanzaron rindes de 18,5 toneladas por hectárea (tn/ha) en promedio a lo largo de las diez campañas más recientes, que se obtuvieron con una densidad de 120.000 picolitros por hectárea (pl/ha) a una distancia entre hileras de 35 centímetros, con la aplicación de 45 kilos por hectárea (kg/ha) de fósforo, 1,5 kg/ha de zinc y 30 kg/ha de azufre a la siembra; más el suministro de 350 kg/ha de nitrógeno fraccionado al cabo del ciclo del cultivo mediante fertirriego, proporcionando una lámina media de riego de 264 milímetros, variable en función de la condición ambiental anual.

Si bien dar con estos resultados en lotes de producción es una tarea difícil, durante la campaña 2020/21, en áreas de bajo riego de productores cordobeses con superficies de 75 hectáreas en promedio, se alcanzaron rindes de 15 tn/ha, con picos de hasta 19 tn/ha.

A fin de conseguir estos niveles de productividad, se empleó una elevada densidad, obtenida gracias al ajuste entre la producción por planta a niveles óptimos propia cada híbrido, con un rinde objetivo de 15 tn/ha. También se ajustó una fertilización balanceada según los modelos agronómicos de la cátedra de Producción de Cereales de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la institución educativa, suponiendo que los modelos permitían ajustar el suministro de nutrientes a las necesidades de fósforo, azufre y zinc de los cultivos, en base a los índices presentes en el suelo.

Para lograr altos rendimientos en el maíz, es preciso ajustar la provisión de nitrógeno a partir de la dosis, el momento de aplicación y la correcta combinación de fuente y localización. La determinación del suministro económico del nutriente se llevó adelante considerando la cantidad requerida por cada planta, ajustándola de acuerdo al cultivo antecesor y al potencial productivo.

Cabe destacar que el cultivo antecesor condiciona la disponibilidad nitrogenada del maíz en la próxima rotación, ya que el trigo deja un residuo con una alta relación de carbono y nitrógeno, que genera una mayor inmovilización del segundo elemento químico, provocando que se necesite una fertilización más eficiente.

Por el contrario, la soja deja un residuo con mayor proporción de nitrógeno, dando como resultado una inmovilización menor. Para una alta eficiencia en el uso de nutrientes, además de aplicar dicho elemento, es importante prestarle atención al momento del suministro, que debe comenzar cuando el maíz presente entre seis y ocho hojas desplegadas y brinde una elevada disponibilidad nutricional cuando la planta crezca de manera considerable. Por este motivo, es fundamental realizar varias aplicaciones durante el ciclo.

La fuente utilizada y la forma de aplicación deben ser las indicadas, ya que de lo contrario las pérdidas podrían ser incalculables. Al suministrar urea al voleo, por ejemplo, es necesario que inmediatamente después se ejecute un riego que estimule la incorporación de nitrógeno en el suelo y evite su volatilización. También puede emplearse el compuesto directamente sobre la superficie.

Entre las opciones válidas, es posible utilizar UAN chorreado en el entresurco con caños de bajada, en miras a evitar el daño del cultivo, o aplicar CAN voleado. Vale remarcar que el uso de fertirriego es una práctica por demás recomendable para mejorar la eficiencia en el empleo de agua y nutrientes.

A modo de síntesis, el grupo de profesionales coincide en que el país cuenta con híbridos de altísimo potencial de rendimiento que, combinados con manejos adecuados, permiten alcanzar rindes muy próximos a los valores potenciales.