La Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) gestiona la quita de retenciones ante el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación. La entidad asegura que el sector genera más dólares y empleo que otros complejos del sector agroalimentario. El impacto del impuesto en la capacidad productiva y exportadora de bodegas y viñedos.
La COVIAR dijo basta. La entidad que promueve la organización e integración de los actores de la cadena vitivinícola solicita discutir con el Gobierno las consecuencias que tienen las retenciones en el complejo exportador de uva.
Con el diagnóstico del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre la mesa, las bodegas aseguran que, dentro de las cadenas agroalimentarias que más exportan en la Argentina, el complejo uva/vino (ventas en fresco, pasas, vino fraccionado, a granel y jugo concentrado o mosto) es el que hace la diferencia ofreciendo un efecto multiplicador más que significativo.
Además, se trata de un sector clave en lo que a generación de empleo se refiere. Según los datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, por cada 100 hectáreas de producción de uva se generan más de 72 puestos de trabajo, superando ampliamente la cantidad de mano de obra demandada por los complejos exportadores cerealeros.
Respecto al ingreso de divisas, las cifras del último informe del Observatorio Vitivinícola Argentino evidencian exportaciones por US$4.800 para una hectárea de viñedos, lo que equivale a 5,6 veces más de lo que exporta el complejo sojero por hectárea (US$857) y casi el doble de lo exportado en una hectárea de maní (US$2.683).
En esta línea, el documento elevado a la cartera dirigida por Matías Kulfas destaca la presencia que los productos de la vitivinicultura argentina tienen en más de 108 mercados internacionales.