Pata Pila: una fundación dedicada a acompañar a las familias wichis

l escenario es el siguiente: Benedicta Gómez, una niña de un año que vive con su familia en una de las aldeas wichis que integran La Puntana, en el departamento salteño de Rivadavia, es atendida por Elizabeth Torres, la nutricionista de la organización social Pata Pila, quien la sienta sobre la balanza de su escritorio. La niña pesa siete kilos y 400 gramos. A su lado está su madre, Luisa Sandoval, de 31 años, quien tiene en total siete hijos.

“Esta es una leche reforzada, la vas a preparar con agua hervida, nada de poner directo de caño”, le indica con voz suave la nutricionista a la madre que no tiene mamadera para darle el alimento a la beba, por lo que Torres le explica cómo dársela con cuchara como si fuera sopa. Después, Benedicta y su madre pasan a la oficina del trabajador social Pablo Vera; en otra oficina los espera el psicopedagogo Iván Salazar para trabajar en estimulación temprana.

Este hecho sucedió en el centro de salud de La Puntana, en la frontera con Bolivia, a 45 kilómetros de Santa Victoria Este, donde desde hace tres meses no hay agua ni médico de forma permanente. Sin embargo, todos los martes los habitantes del lugar reciben al equipo de Pata Pila, que desde el 2015 acompañan a más de 20 comunidades de pueblos originarios en las regiones del norte de Salta.

Su objetivo es prevenir, detectar y tratar casos de desnutrición y malnutrición infantil. Gracias al trabajo conjunto de 38 profesionales, entre nutricionistas, médicos, pediatras, psicólogos y trabajadores sociales, lograron diagnosticar a más de 1.000 niños. De ellos, 800 recibieron tratamiento y 200 fueron dados de alta. Actualmente, acompañan a 600 y buscan llegar a 3.000 más que se encuentran en riesgo.

Educar a las madres

El abordaje que brinda Pata Pila es amplio y personalizado, poniendo especial dedicación en educar a las madres como principales agentes de salud en la vida cotidiana de sus hijos. “Trabajamos a través de la educación en diferentes áreas, como la lactancia materna, la alimentación complementaria y en cómo resolver cualquier situación cotidiana de un hijo”, explica Diego Bustamante, director general de Pata Pila.

Su acompañamiento abarca desde que las familias puedan hacer trámites como sacar sus DNI u obtener beneficios como la Asignación Universal por Hijo (AUH), hasta derivar a los chicos a hospitales y conseguir leches maternizadas.

Las familias con las que trabajan se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad, son muy numerosas y viven hacinadas en ranchos que, en el mejor de los casos, son de adobe y techos de chapa. “A eso hay que sumarle la falta de agua segura. Es una situación de higiene muy dramática que hace que la salud de los niños decaiga constantemente. A veces logramos recuperar a un niño, pero al estar en una zona de tanta vulnerabilidad les agarran infecciones, diarreas y se enferman”, sostiene el director, a lo que agrega: “Es un acompañamiento constante el que hay que hacer del chico y la familia”.

Pata Pila cuenta con centros de prevención de desnutrición infantil donde las familias se acercan semanalmente a ser atendidas. Además, poseen tres camionetas que recorren más de 1.000 kilómetros para ir a las comunidades más alejadas, pero precisan más vehículos 4x4.

“Necesitamos de padrinos y madrinas. Queremos poder llegar a cada comunidad y a cada niño para cuidarlo, protegerlo, que tenga un presente más digno y un futuro con más oportunidades”, concluye Bustamante.

Para colaborar y ser parte de la familia de padrinos y madrinas de Pata Pila, podés enviar un correo electrónico a [email protected].