A través de un comunicado emitido la semana pasada, Bayer anunció que suspenderá su negocio de semillas y biotecnología de soja en el país para la campaña 2021/2022, reorientando sus inversiones hacia proyectos rentables e innovadores, que promuevan una mayor competitividad dentro de la agricultura mundial.
La decisión forma parte de los planes de transformación global de la compañía, que adujo una baja penetración en la Argentina. “El territorio representó aproximadamente el 10% del total de la superficie sembrada con Intacta RR2 PRO ® en Sudamérica en 2020 y 2021”, detallaron sus directivos en el mencionado apartado. Cabe destacar que en Brasil, Paraguay y Uruguay sí se continuará con las operaciones.
Bayer también dio a conocer que su idea es buscar una transición ordenada para acompañar tanto a clientes como socios, de modo que seguirá completamente comprometida con sus negocios de maíz, protección de cultivos y agricultura digital en el país.
De todas maneras, es de común conocimiento que la firma le reclama al Gobierno una nueva Ley de Semillas que reemplace la actual que rige desde 1973. La norma vigente reconoce a quien obtiene una variedad por un tiempo determinado, con dos grandes excepciones: cuando es para uso propio, es decir que permite que el agricultor resiembre lo que obtiene en cada cosecha sin pagar; o cuando se utiliza para facilitar investigaciones y desarrollos.
En la Argentina, el cumplimiento de la propiedad intelectual es de un 40%, a diferencia de -por ejemplo- Brasil, donde es de un 70%. Esto quiere decir que las empresas que obtienen nuevas tecnologías no poseen muchas alternativas a la hora de recuperar las inversiones que ejecutaron.
De acuerdo a datos de 2019, en territorio local se invierte en Investigación y Desarrollo (I+D) cerca de US$1 por hectárea sembrada, cuando en Brasil y Estados Unidos las cifras son mucho mayores (US$2,5 y US$5, respectivamente).