a pandemia de coronavirus y la consecuente cuarentena pegan de lleno en las distintas provincias. Si bien los impactos son diferentes, las consecuencias de las medidas aplicadas por el Gobierno comienzan a sentirse cada vez más fuerte.
Se destaca un efecto depresivo en aquellas provincias cuyas ventas externas inciden fuertemente en la economía local. Tal es el caso de las regiones centro y pampeana –origen del grueso de las exportaciones de materias primas agropecuarias y alimentos–, las provincias patagónicas –hidrocarburos, minería y pesca–, y la provincia de San Juan por las exportaciones de oro.
La región más afectada es la Patagonia por su fuerte dependencia del sector petrolero y el doble golpe que significan el coronavirus y la fuerte caída del precio del petróleo para el desarrollo de Vaca Muerta.
El pesquero es un sector habitualmente pasado por alto pero que llegó a exportar US$2.148 millones en 2018 y más de 1.800 millones de dólares el año pasado. La pesca genera poco menos de 50.000 empleos directos entre “embarcados” y “en tierra”, más la cadena de comercialización interior y la exportación, que luce seriamente complicada. Los principales compradores, que son China, España, Italia y Estados Unidos, están siendo los más afectados por la pandemia de coronavirus. Los precios son hoy una gran incógnita. “Son momentos difíciles; la pesca quedó entre los sectores exceptuados de las normas del DNU del Gobierno, pero hace una semana que estamos viendo cómo destrabar los problemas que se presentan: puertos que dejan de operar o gremios que, por precaución o razonable temor, prefieren no trabajar”, explican desde el sector.
Respecto a la crisis sanitaria, en Puerto Deseado (Santa Cruz) las pesqueras locales donaron un respirador al hospital de la ciudad y proveyeron al puerto de elementos de enfermería y sanidad –alcohol, barbijos, desinfectantes, elementos de auxilio– para mantenerlo operativo. Para mediados de abril, deberán acordar y tener aprobados protocolos no solo sanitarios para las embarcaciones que pesquen en el sur. “Estamos apostando a poder trabajar aún en este contexto. Más adelante vendrá el momento de ver qué medidas o ayudas son necesarias. No es hoy el momento para estos planteos frente a los problemas de salud y preocupación de toda la sociedad”, dice Eduardo Boiero, presidente de la Cámara de Armadores de Pesqueros. Y reflexiona: “Si en Puerto Deseado no hay actividad pesquera, la localidad agoniza”.
Desde Cuyo, en tanto, Alberto Carleti, presidente de la Federación Económica de Mendoza, aclara el punto de partida. “En la provincia, a mediados de marzo, cuando comenzó la cuarentena, ya se había juntado el 43% de la producción de uva. Por delante aún hay unas dos semanas de vendimia, que esta vez debe completarse solo con trabajadores de la zona; eso lentifica las cosas, porque falta gente”, explica Carleti.
A su vez, en abril comienza la cosecha de nueces y almendras, que también deberán vérselas con las limitaciones de movimiento que impone el coronavirus al trabajo temporario.
Por otro lado, el ajo, el durazno, la pera y la manzana ya fueron cosechados, pero enfrentan otros problemas. Los productores acopian el ajo que venden al mercado interno a lo largo del año, pero su principal cliente es Brasil; lo mismo ocurre con los duraznos, las peras y las manzanas.
El turismo, en tanto, quedó absolutamente frenado. Es una actividad vital para localidades como Iguazú (Misiones), El Calafate (Santa Cruz) y Ushuaia (Tierra del Fuego), pasando por Mendoza y Salta, hasta pequeñas localidades cordilleranas y balnearios costeros. Su reactivación implicará un enorme desafío, para lo que será clave la reapertura de los parques nacionales que hoy están cerrados al público.