Mientras se aguarda con expectativa la posibilidad de que la pesquería de langostino patagónico en aguas de Chubut logre su certificación, en silencio pero sin pausa, la pesquería de merluza común argentina, al sur del paralelo 41°S, también se encuentra trabajando desde hace un tiempo para lograr el reconocimiento del Marine Stewardship Council (MSC).
Al igual que en la pesquería de langostino que busca la certificación en aguas provinciales y también en aguas nacionales dentro de la zona de veda, en la de merluza hubbsi hay dos grupos que buscan llegar al mismo logro y el PROME ya aparece publicado en la página de Fishery Progress.
Por un lado, la flota congeladora, representada por catorce buques pertenecientes a las empresas Moscuzza, Solimeno, Iberconsa y Estrella Patagónica. Por el otro, la Cámara de Armadores de Buques Pesqueros de Altura (CAAPBA), que representa a un grupo de propietarios de buques fresqueros de Mar del Plata.
En el sector empresario entienden que el futuro pasa por lograr una pesquería certificada, una pesquería sustentable que les permita acceder a nuevos mercados y a posicionar los productos a un valor diferenciado.
Entre ambos grupos contabilizan más de la mitad de los desembarques del stock sur de merluza común, con descargas en Mar del Plata y Puerto Madryn. Hasta el crecimiento vertiginoso que muestra Caleta Paula, particularmente este año, eran los dos puertos que concentraban las principales descargas de la especie.
La información científica provista por el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (INIDEP) indica que ese stock se encuentra saludable, incluso por encima de su punto de referencia objetivo.
El trabajo de los Proyectos de Mejora (PROMEs) que coordina el Centro Desarrollo y Pesca Sustentable (CeDePesca) se enfoca en entender y gestionar mejor los impactos en el ecosistema, y en emprolijar el sistema de gestión que se basa en una serie de normas algo dispersas.
“Además se requiere incorporar en dicha normativa el enfoque ecosistémico y los objetivos de gestión en forma explícita”, remarcó Ernesto Godelman, director ejecutivo de la organización.
Otro aspecto que requiere atención para los integrantes del PROME es la gran cantidad de merluza común que capturan buques extranjeros, principalmente españoles, en la milla 201.
En ese sentido el estándar del MSC requiere que, cuando en una jurisdicción diferente de la que se busca certificar se captura más del 10% del total, se torna necesario algún tipo de intercambio de información para incluirla en las evaluaciones de stock y en las decisiones de manejo.
Asimismo, creen que se necesita entender mejor las interacciones con aves y mamíferos marinos, y con la fauna y flora de fondo. Para ello se trabaja en complementariedad con el INIDEP a través de un limitado programa privado de observadores a bordo enfocado en esos aspectos.
A través de un convenio firmado entre el INIDEP y CeDePesca, investigadores del Instituto se encuentran realizando varios análisis sobre impactos en el ecosistema que serán de utilidad para el logro del sello del MSC.
Varios de estos temas y el registro de los avances del PROME serán presentados en el Consejo Federal Pesquero en las próximas semanas. Si bien todavía quedan puntos por resolver, crecen las expectativas de lograr las certificaciones de la pesquería con mayor impacto social del país.
De acuerdo a las última actualización estadística difundida por la Subsecretaría de Pesca, hasta el pasado 25 de junio se habían declarado desembarques de merluza por 130.138 toneladas, 30% más que en el mismo período del año anterior.
De ese total, los fresqueros de altura aportaron 80.303, un 59% más que en 2023 y los congeladores arrastreros declararon 37.461 toneladas, un 14% por encima del año pasado.
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