La República Popular de China no frena su desarrollo. Mantiene los millonarios niveles de inversión año tras año en busca de lograr satisfacer la demanda de infraestructura, servicios y alimentación de su población. Un nuevo plan del gobierno chino apunta a la construcción de una red de canales que permitan llevar agua a las regiones del norte más secas del país, poniendo en producción unos 750.000 kilómetros cuadrados de tierras hasta ahora no aptas para la agricultura.
Para tomar una dimensión de lo que se está mencionando, estas nuevas áreas de producción agrícolas y ganaderas equivalen al 28% del total de la superficie de la República Argentina o el 100% de lo que comprende hoy el territorio de la vecina República de Chile.
Para todos este desarrollo productivo, se prevé la construcción de un túnel que tome agua de la presa Tres Gargantas, ubicada en la provincia de Hubei, hasta el río Han, un importante afluente del río Yangtze. Será el canal subterráneo de agua más largo de todo el mundo, superando el récord actual que tiene el Päijänne Water Tunnel, en Finlandia.
Al llegar al embalse de Danjiangkou, en el curso inferior del río Han, el agua se dirigirá hacia el norte hasta Pekín a través de la línea media del Proyecto de Trasvase de Agua de Sur a Norte, un canal abierto de poco más de 1.400 kilómetros de longitud. En medio de todo este recorrido, el canal entregará agua en forma permanente a la superficie bajo riego que entraría en producción.
Es titánico proyecto es parte de un enorme plan de infraestructura para impulsar la producción de alimentos y la llegada de agua de consumo para las poblaciones de las grandes ciudades del norte. Tardará en ejecutarse aproximadamente unos ocho años y requerirá de una inversión estimada en unos 9.500 millones de dólares, solo de infraestructura básica. Luego se deberán incorporar otros 3.000 millones de dólares para el desarrollo de la producción de estás tierras que hoy son casi desérticas para los cultivos y la cría de animales. Según anuncios del Gobierno de China, las 75 millones de hectáreas proyectadas que recibirán agua, entrarán en producción de manera progresiva a partir de 2035 para culminar todo el proceso de desarrollo en 2050. Pero no todos son optimistas en este punto. La pocas noticias que llegan sobre este proyecto no descartan que los tiempos de finalización pueden ser aún mayores.
Se calcula que, si se sumasen todos los túneles y canales que China está construyendo o ha proyectado para el desvío de agua, se obtendría una vasta red de 20.000 kilómetros, una enorme y sobre todo costosa maraña con la que China quiere potenciar su sector primario: con ellos espera aumentar su producción anual granos en poco más de 100 millones de toneladas y otros tantos millones en la producción de proteína animal, en especial vacunos, cerdos y aves. En medio de los conflictos geopolíticos que están emergiendo en el globo, cada vez es más importante para China lograr su soberanía alimentaria. Este proyecto, sin dudas apunta a conseguir el objetivo.
El estudio del Gobierno chino prevé también una importante superficie forestal que actúe, en las zonas norte y oeste del país, como una amplia región ‘buffer’ para proteger estás nuevas tierras que entran en producción contra el avance de los desiertos.
Los desafíos que tiene por delante el Gobierno chino frente a estas enormes obras e ingeniería son monumentales. Pero está claro que pese a todas las inversiones para ampliar su oferta de producción de alimentos, lejos todavía esta el Gigante Asiático de poder garantizar su autosuficiencia. El siguiente video muestra como es el trabajo que está impulsando el Gobierno de China el trasvase de agua desde las regiones sur del país -excedentes de agua- hacia el norte.
Cuando uno analiza las estadísticas básicas del mundo económico, observa que China hoy concentra el 18% de la población mundial y tiene el 9% de la superficie cultivable del globo. Dos datos que en los últimos años, y hasta el día de hoy, generan alarma en el Gobierno. No hay aumento de productividad que pueda compensar esta diferencia entre las variables mencionadas. Los posible equilibrios llegarían; o disminuyendo la población del gigante asiático a un tercio de lo que es la actual, o multiplicando casi por tres la superficie cultivable que actualmente tiene.
Los potenciales 750.000 kilómetros cuadrados de superficie que estima el Gobierno de China poner en producción en las próxima década con el mega proyecto de riego representan el 80% del área cultivable que ya posee en pleno desarrollo. Pero claro está que una de estas nuevas hectáreas a poner en producción tendrán una productividad mucho más baja que aquella rica tierra ya en producción del sur del país, por lo que no se puede hacer un cálculo lineal de las toneladas efectivas que se puedan obtener de estas vírgenes superficies.
Así las cosas, en junio entró en vigor la primera ley de seguridad alimentaria de China destinada a lograr la “autosuficiencia absoluta” en cereales básicos en los próximos años, coherente con la idea de reducir fuertemente su dependencia de las compras extranjeras, teniendo en cuenta el complejo escenario geopolítico existente en el globo. La ley, adoptada por el máximo órgano legislativo en diciembre de 2023, consta de 11 capítulos, con disposiciones que cubren todo el proceso de suministro de cereales, desde la producción y la reserva hasta la circulación y el procesamiento.
Sin embargo, las tres vías de abastecimiento externo de alimentos -y minerales estratégicos- con las que cuenta actualmente China se mantendrán según estudios de especialistas internacionales por lo menos para las tres próximas décadas.
– Compra directa. Son las transacciones que tradicionalmente se conocen en el actual mercado internacional. La compra directa de alimentos -al precio que marca el mercado internacional- se da entre China y un tercer país, o China y un bloque económico.
– Producción de alimentos en terceros países. El ejemplo más visible de este caso son los acuerdos comerciales que existen con varios países africanos, en dónde el Gobierno chino aporta tecnología y financiamiento para desarrollar nuevas hectáreas agrícolas quedándose con un porcentaje de esa producción que va para el consumo de su población.
– Infraestructura en terceros países. Uno de los tantos ejemplos que existen en el mundo es Chancay, en Perú. Se trata del primer puerto que la gran naviera estatal china controlará en su integridad en el Hemisferio Occidental. La Terminal Portuaria Multipropósito de Chancay se va a convertir en el primer “hub” logístico del gigante asiático en Sudamérica; un ducto de alimentos directo del continente hacia le mercado chino.
Con estás tres vías, sumada la ruta de la seda y la producción local, el Gobierno de China puede garantizar el abastecimiento de alimentos para sus más de 1.400 millones de habitantes. Pero siempre está latente, la posibilidad de que alguno de estos canales de suministros pueda ser afectado. Un talón de Aquiles para el Gigante Asiático.
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