En la Quinta Temporada de “Comunicándonos en Agroempresario.com”, junto a Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico de Agroempresario.com, Ricardo Marra, presidente de La Bolsa de Cereales de Buenos Aires, trazó una mirada integral sobre el comercio de granos en Argentina. Desde los orígenes en Plaza Miserere hasta el rol clave que cumple hoy la institución en la digitalización, la transparencia de precios y el impulso al desarrollo productivo nacional, Marra dejó definiciones relevantes para todos los eslabones de la cadena agroindustrial.
“El comercio es lo que mejora la producción”, aseguró Marra al comenzar el repaso por la historia de la Bolsa de Cereales, del que nació en 1854, apenas un año después de la sanción de la Constitución Nacional. “En aquel entonces —recordó— los productores llevaban sus productos en carretilla hasta Plaza Miserere. El fuerte era el lino, el trigo…”.
Con la necesidad de organizar las operaciones, surgieron casi simultáneamente dos entidades: la Bolsa de Cereales, la institución más antigua del país y, dos meses después, la Bolsa de Comercio, sentando las bases del mercado granario formal en Argentina.
Con el paso del tiempo, la operatoria evolucionó hasta convertirse en una plataforma digital de vanguardia. “Hoy ya no hay más muestras físicas de granos en los salones. Todo es digital. Inclusive los mercados a término, que nacieron en los años 60, se fusionaron en un mercado moderno y más eficiente”, señaló el directivo.
Uno de los hitos más destacados fue la unión entre los mercados de futuros ROFEX (Rosario) y Matba (Buenos Aires), que dio origen a Matba Rofex S.A., principal plaza de derivados agropecuarios del país. “Fue muy importante para los usuarios, como productores, exportadores y fábricas, que ahora pueden arbitrar precios con mayor precisión para sus planes”, destacó Marra.
El mercado de futuros argentino es, incluso, más importante que el de Brasil en términos operativos, a pesar de los vaivenes macroeconómicos del país. “Eso demuestra la confianza y la necesidad de cobertura que tiene el sector productivo”, enfatizó.
La Bolsa de Cereales es una entidad sin fines de lucro, que agrupa a toda la cadena industrial del agro: productores, acopiadores, cooperativas, intermediarios, exportadores, industrias y corredores. Su Consejo Directivo está integrado por 32 miembros que representan a las diferentes cámaras y sectores.
Además, forma parte de un ecosistema federal junto a las bolsas de Rosario, Bahía Blanca, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Chaco, articulando acciones en común y una agenda estratégica compartida. “La unión de las bolsas es fundamental para mejorar la comercialización de todos los productos”, afirmó Marra.
También resaltó el rol de la Cámara Arbitral, con más de 100 años de trayectoria, como un ente privado que interviene cuando hay litigios o diferencias comerciales entre las partes.
La Bolsa de Cereales no solo vela por la transparencia del mercado. También invierte en formación y conocimiento, con un Departamento de Capacitación y otro de Estudios Económicos, que llevan adelante múltiples proyectos, entre ellos el emblemático ReTAA (Relevamiento de Estimaciones Nacionales de Tecnología Agrícola), un informe anual con más de 12 años de historia.
ReTAA es referencia nacional e internacional. Permite conocer el nivel de aplicación tecnológica, uso de insumos como fertilizantes y agroquímicos, y rendimientos a lo largo del país. “En los años de crisis, la inversión tecnológica cae; cuando mejora el ingreso del productor, la aplicación de tecnología se dispara”, explicó Marra.
Ese seguimiento —afirmó— mejora la toma de decisiones públicas y privadas. “Está demostrado que si se libera presión impositiva al productor, como ocurrió con el trigo en su momento, la producción aumenta inevitablemente”, sostuvo.
Ricardo Marra abogó por una mayor articulación entre las cámaras del sector, con una agenda común que permita llevar propuestas concretas a los organismos gubernamentales. “Muchas veces tenemos las mismas necesidades, pero no estamos bien comunicados entre nosotros”, advirtió.
En ese sentido, resaltó el valor de la interacción público-privada, mencionando ejemplos exitosos de trabajo conjunto con la Secretaría de Agricultura, como los programas de opciones de cobertura de precios lanzados en los años 90, o la capacitación sobre mercados de futuros que se daba en todo el país.
“Hoy la modalidad online permite ampliar muchísimo más la llegada. Tenemos que relanzar esos programas y unificar esfuerzos con otras bolsas y entidades”, sugirió.
En los últimos años, la Bolsa también ha ganado protagonismo como interlocutora en el escenario internacional, con visitas de delegaciones chinas, japonesas, brasileñas y de otros países interesados en el comercio agrícola argentino.
“Cuando vino el primer ministro chino en 2002, uno de los interlocutores fue la Bolsa. Más recientemente, vino el jefe de reservas de China y el viceministro de Agricultura de Japón. Hay muchísimo interés por lo que pasa en nuestro mercado”, aseguró Marra.
Además, advirtió que la actual guerra de aranceles a nivel global obliga a prepararse para los impactos. “Debemos estar listos para tomar lo positivo y mitigar lo negativo. Y eso implica fortalecer nuestras instituciones, tener reglas claras y seguir liderando en transparencia de precios”, apuntó.
Hoy, los productores argentinos tienen acceso a información en tiempo real, tanto del mercado spot como del de futuros, lo que les permite tomar decisiones más eficientes para sus campañas de siembra y comercialización.
“Antes no todos operaban en el mercado de futuros, pero hoy sí todos lo consultan. Saben el precio del trigo para enero, el de la soja para abril… Y eso cambia la lógica de planificación”, explicó.
En un mundo donde la confianza en los mercados es un activo clave, Argentina —según Marra— se posiciona como uno de los países con mayor transparencia en precios agropecuarios. “Eso lo valoran muchísimo afuera. El precio que surge en Argentina es el que efectivamente recibe el productor. Y eso no ocurre en todos lados”, concluyó.