Por Agroempresario.com
El transporte de productos perecederos como el salmón enfrenta retos únicos en la logística global, intensificados por la creciente demanda y las normativas más estrictas de sostenibilidad en 2024. Este panorama exige estrategias avanzadas para garantizar que el salmón llegue fresco y seguro a mercados cada vez más exigentes.
El salmón es uno de los productos pesqueros más demandados a nivel mundial. Según datos de la FAO, su comercio ha crecido un 10,4% anual desde 1976, superando el promedio de otros productos acuáticos. En Argentina, el consumo local refleja esta tendencia, con importaciones que provienen principalmente de Chile, uno de los mayores productores globales. Esto plantea un desafío logístico crucial para mantener la calidad y minimizar pérdidas en el proceso.
La logística del salmón depende de una cadena de frío estricta que incluye temperaturas controladas, tiempos de tránsito cortos y monitoreo constante. Sin embargo, varios obstáculos complican este proceso:
Para superar estos desafíos, la industria ha implementado tecnologías innovadoras como:
En 2024, la sostenibilidad es una prioridad para la industria. Normativas internacionales demandan prácticas responsables para reducir el desperdicio. Según la FAO, aunque las cifras varían, las pérdidas en la cadena pesquera son significativas. Mejoras en el monitoreo, manipulación y transporte son esenciales para minimizar estas pérdidas y cumplir con los estándares globales.
Con el comercio global en aumento y la sostenibilidad como eje central, la logística del salmón se enfrenta a desafíos mayores. Invertir en tecnología será crucial para garantizar competitividad en un mercado cada vez más demandante.
En Argentina, esto implica fortalecer infraestructuras logísticas y consolidar vínculos comerciales con mercados internacionales. Este esfuerzo no solo asegurará frescura y calidad para los consumidores, sino que también impulsará oportunidades económicas en el comercio exterior.
La logística del salmón es un claro ejemplo de cómo la innovación y la adaptación son esenciales para afrontar los retos del comercio global, destacando la importancia de equilibrar eficiencia, calidad y sostenibilidad en un entorno dinámico.