Diversificar mercados y optimizar la producción son claves para enfrentar este desafío, pero con Tipo de Cambio anclado e Indices de Precios al Consumidor dos veces por encima del acomodamiento mensual, es cuestión de tiempo ver el impacto sobre los distintos segmentos de empresas del sector merlucero.
Las exportaciones de merluza Hubbsi según el INDEC, evidencian un panorama mixto en el período comprendido entre enero y octubre de 2024, con un notable aumento en los volúmenes enviados que contrarresta parcialmente la caída generalizada de los precios por tonelada. Este escenario pone de relieve la necesidad de adaptarse a un mercado global en constante transformación, donde las variaciones de la demanda y las condiciones económicas generan tensiones en los valores comerciales.
El dinamismo observado en los muelles refleja con claridad una intensificación de la actividad productiva primaria, -los números no cierran en azul y se intenta compensar pescando más-, un fenómeno respaldado por las estadísticas oficiales del INDEC, que servía y mucho mientras la rueda giraba en el sector financiero. Hoy, desaparecida la operatoria financiera, solo lo operativo no compensa costos entrando en una zona muy preocupante para el desarrollo futuro de la actividad. Este aumento en los niveles operativos responde a la necesidad de contrarrestar la caída sostenida de los precios internacionales de la merluza Hubbsi, en una búsqueda desesperada de rentabilidad en un escenario cada vez más desafiante.
La actividad pesquera actual se encuentra claramente dividida en dos segmentos diferenciados: por un lado, el procesado y congelado a bordo, que aún logra mantener márgenes de rentabilidad positivos; y por otro, el elaborado a partir de las descargas de producto fresco, segmento que, debido a los bajos precios actuales, ha ingresado en una preocupante zona de rentabilidad negativa desde hace más de seis meses. Esta situación impacta profundamente en el esquema productivo, generando desequilibrios que afectan a toda la cadena de valor.
Los precios internacionales, en constante presión a la baja, desestabilizan el delicado equilibrio económico de la actividad, mientras los costos asociados continúan su ascenso alarmante en términos de dólares. Este incremento sostenido se ve exacerbado por la indexación de insumos, salarios, impuestos y combustibles, elementos que han encarecido significativamente la operación.
En este contexto, la búsqueda de rentabilidad se convierte en un desafío monumental, especialmente para aquellos sectores más vulnerables a la volatilidad de precios y a la escalada de costos. La situación actual demanda un enfoque integral y coordinado entre los actores de la industria para salvaguardar la sustentabilidad de la actividad pesquera, preservar las fuentes de empleo y garantizar el equilibrio en una cadena productiva vital para la economía marplatense que de continuar con estos niveles podría comenzar a erosionar desde lo financiero a lo económico con lo que de ello se desprenda en materia laboral.
La disparidad en precios tiene que ver con la modalidad de EXPO (Filet o HGT)
Crecimiento de volúmenes para compensar precios en baja
Durante los primeros diez meses de 2024, las exportaciones alcanzaron un total de 97 mil toneladas, representando un crecimiento del 43% en comparación con las 68 mil toneladas despachadas en el mismo periodo de 2023. Este incremento permitió que los ingresos totales alcanzaran los 246 millones de dólares, un 33% más que los 185 millones de dólares del año anterior. Sin embargo, el precio promedio por tonelada sufrió una contracción del 7%, pasando de 2,712 USD en 2023 a 2,530 USD en 2024.
Entre los principales destinos, España y Brasil lideraron en términos de volumen y valor.
España registró un aumento del 22% en las toneladas exportadas y del 18% en el valor total. No obstante, el precio por tonelada disminuyó un 3%, situándose en 2,893 USD frente a los 2,979 USD de 2023.
En Brasil, las exportaciones aumentaron un 23% en volumen con mayor actividad de un gran operador, que se oficia solo de intermediario exportador en la mayor plaza del país para este recurso (Mar del Plata), muy activo en los últimos 18 meses pero que presiona a la baja en el mercado, con operaciones registradas incluso por debajo de 2,900 USD por tonelada y un 22% en valor, pero el precio cayó ligeramente, un 1%, quedando en 3,218 USD por tonelada.
Otros mercados clave
El mercado de Rusia destacó con un incremento del 33% en volumen y del 31% en valor, pese a una caída del 2% en los precios, que se situaron en 1,739 USD por tonelada. En tanto, en Estados Unidos, el volumen creció un 18% y el valor un 14%, aunque el precio promedio descendió un 4%, alcanzando 3,308 USD por tonelada.
En mercados emergentes como Israel, se observaron avances significativos con un aumento del 88% en volumen y del 82% en valor, aunque con una baja del 3% en el precio por tonelada. Por otro lado, Bielorrusia y Macedonia destacaron por sus crecimientos extraordinarios en volumen, con incrementos del 2525% y 348% respectivamente, pero con precios que reflejaron la volatilidad del mercado.
En resumen, el declive en los precios por tonelada resalta los desafíos de un entorno comercial donde la oferta global supera la demanda en varios mercados. A pesar de ello, la capacidad de aumentar los volúmenes exportados ha permitido mitigar parte de las pérdidas derivadas de la caída de los precios.
Los resultados obtenidos ponen de manifiesto la imperiosa necesidad de diversificar mercados y fortalecer la competitividad del sector merlucero argentino, como herramientas esenciales para aprovechar oportunidades en destinos de mayor valor agregado. Este enfoque, acompañado de estrategias orientadas a la optimización de la cadena productiva, se perfila como un eje central para afrontar las fluctuaciones del mercado internacional y preservar la sostenibilidad económica de la industria.
No obstante, las circunstancias actuales presentan un panorama sumamente desafiante. A pesar de los esfuerzos por incrementar la eficiencia, los diferentes segmentos del sector enfrentan dificultades estructurales que dificultan su adaptación a una realidad adversa. La ecuación resulta clara y contundente: precios internacionales en constante descenso, un tipo de cambio que crece al 2% mensual con proyecciones de desaceleración al 1%, y un índice de precios al consumidor que ajusta salarios, insumos y servicios en torno al 2,7% mensual piso.
Recordemos la inflación acumulada en el período enero-octubre fue del 107%, mientras el reajuste al Tipo de Cambio oficial en el mismo tiempo fue del 27% lo que desprende una inflación en moneda dura del 80% que impacta de lleno a la empresa exportadora; desde allí hacia atras, justifican por que la merluza fresca en boca de bodega en enero valía $1000, y hoy, 11 meses despues $650.
En este contexto, la rentabilidad negativa amenaza con impactar severamente a las empresas que operan con producto fresco, cuya viabilidad se encuentra comprometida bajo las condiciones actuales. De mantenerse esta tendencia, dichas empresas enfrentarán serias dificultades para subsistir, lo que podría traducirse en un repliegue significativo de este segmento dentro de la actividad pesquera merlucera argentina. Este escenario requiere una reflexión profunda y acciones urgentes para mitigar los riesgos y proteger un sector clave de la economía nacional.
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