Por Agroempresario.com
En los últimos años, el sector minero argentino ha mostrado un crecimiento constante, con exportaciones que ascienden a u$s 4.000 millones anuales. Sin embargo, las proyecciones más conservadoras indican que este número podría triplicarse para el año 2032. En este contexto, el sector apunta a atraer inversiones por más de u$s 20.000 millones, lo que permitiría generar hasta 200.000 empleos directos e indirectos, dinamizando economías regionales en sectores históricamente postergados, como el noroeste argentino.
Alejandra Cardona, directora ejecutiva de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), expresó que “se empiezan a alinear los astros”. Tras años de desarrollo irregular, finalmente parece posible alcanzar un crecimiento sostenido en distintas provincias del país, debido a la creciente demanda mundial de minerales. Argentina, con sus vastos recursos de litio, cobre y otros minerales, se posiciona como un destino clave para las inversiones globales.
El sector minero argentino actualmente está dominado por la exportación de oro y plata, que representan el 80% de las exportaciones mineras. No obstante, minerales como el cobre y el litio se perfilan como grandes oportunidades de crecimiento en el futuro cercano.
El litio, en particular, ha captado una gran atención. Aunque existen cerca de 30 proyectos en estudio, solo cuatro se encuentran en producción. Sin embargo, el régimen de incentivo a las grandes inversiones (RIGI), recientemente aprobado, abre una puerta clave para aquellos proyectos con factibilidad técnica, permitiendo que muchos de ellos se concreten en el corto plazo.
Por su parte, la minería del cobre también presenta grandes oportunidades. Aunque varios proyectos están en marcha, la inversión necesaria es considerable y los plazos de construcción son largos. Según Cardona, “un anuncio que se haga hoy recién empezará a producir dentro de cuatro o cinco años”, lo que implica un desafío adicional para las mineras.
La aprobación del RIGI ha sido un hito importante para el sector, dado que la minería requiere inversiones de largo plazo. Este régimen ofrece un marco legal con estabilidad normativa, lo que permite a los inversores tener certidumbre sobre las condiciones bajo las cuales operarán en el país. “La ventaja que ofrece el RIGI es la certidumbre porque no es un régimen de baja carga impositiva, pero garantiza la estabilidad de las reglas de juego y permite que lleguen inversiones que, de otro modo, no se concretarían”, afirmó Juan Martín Jovanovich, socio de Impuestos y Legales de KPMG.
Además, las provincias pueden agregar normativas especiales que favorezcan la atracción de inversiones, lo que podría potenciar aún más el crecimiento del sector. Según Jovanovich, "hay jurisdicciones que ya están trabajando en proyectos interesantes" que complementan los beneficios que ofrece el RIGI.
En resumen, con el respaldo del RIGI y un marco de estabilidad, el sector minero argentino tiene un horizonte prometedor. A medida que aumentan las inversiones, se espera que Argentina pueda convertirse en uno de los principales exportadores de minerales del mundo, con un impacto significativo en la economía regional y nacional.