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Por Agroempresario.com
En el marco de la Tercera Temporada de “Comunicándonos en Agroempresario.com”, recibimos a Federico Zerboni, Presidente de MAIZAR, en una entrevista exclusiva con Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico y Contenidos de Agroempresario.com. Durante la conversación, Zerboni destacó la importancia del maíz como uno de los pilares de la sustentabilidad y la seguridad alimentaria en Argentina. En un análisis profundo sobre las perspectivas de este cultivo en el país, subrayó las oportunidades para los productores y la necesidad de transformar el maíz en productos de mayor valor agregado. Zerboni ofreció una mirada integral sobre el futuro de la agricultura argentina y el rol clave que desempeñará el maíz en este proceso de crecimiento y desarrollo.
Argentina, como una de las principales productoras de maíz a nivel global, atraviesa un período de transición en la producción agrícola. Durante los últimos años, la sequía prolongada afectó gravemente los rendimientos de diversos cultivos, incluido el maíz. Sin embargo, Zerboni considera que las condiciones climáticas actuales son mucho más favorables para la siembra y que, después de un largo período de sequías, las lluvias recientes han generado un panorama prometedor.
"Tras la sequía, con la llegada de las lluvias, el panorama para la siembra de maíz ha cambiado drásticamente", explica Zerboni. El regreso de la humedad al suelo ha permitido que muchos productores se reorienten hacia el maíz, que en este momento se perfila como uno de los cultivos más rentables del mercado agrícola. Si bien el cultivo de soja sigue siendo el principal ingreso para muchos productores, el maíz ha demostrado ser más resistente a las adversidades climáticas y más adaptable a diferentes tipos de suelo.
Para Zerboni, lo que está sucediendo en este momento es un cambio de paradigma: "Muchos productores, que hasta hace poco dudaban en sembrar maíz, hoy están aumentando la superficie sembrada. La tendencia es clara, el maíz se está recuperando como un cultivo rentable, y no solo por las condiciones climáticas, sino por la rentabilidad que representa para los productores".
Argentina tiene una gran ventaja en términos de producción de maíz: es uno de los principales exportadores del mundo, especialmente hacia mercados como Brasil, Estados Unidos y Europa. Sin embargo, Zerboni destaca que el potencial del maíz no se limita a la exportación de grano. Uno de los objetivos centrales de la industria, según el presidente de MAIZAR, es transformar el maíz en productos de valor agregado, que son clave para impulsar la sustentabilidad del sector.
"El maíz tiene un potencial mucho mayor que el simple grano. A través de la biotecnología, podemos obtener etanol, productos para la ganadería, subproductos de alta calidad. El maíz no es solo un recurso alimentario, es una fuente de energía renovable que puede generar miles de millones de dólares en ingresos para Argentina", resalta Zerboni. En este sentido, el biocombustible, especialmente el etanol, se está consolidando como uno de los productos clave derivados del maíz. Este biocombustible tiene un gran potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo al mismo tiempo a la seguridad energética de Argentina.
A pesar de los desafíos, como la volatilidad de los precios internacionales de los productos agrícolas y las políticas internas, Zerboni se muestra optimista respecto al futuro del maíz en Argentina. Según él, el país cuenta con las condiciones necesarias para convertirse en líder mundial en la producción de biocombustibles a partir de maíz. "La Argentina tiene la capacidad de abastecer el mercado interno y exportar biocombustibles a mercados internacionales. En términos de energía renovable, el maíz es clave para la transición energética global", asegura.
Uno de los aspectos que más preocupa a Zerboni es la falta de estabilidad y previsibilidad en las políticas públicas que afectan la producción de maíz. La industria ha enfrentado en los últimos años una serie de medidas restrictivas, como las retenciones a la exportación, que generan incertidumbre en los productores y desincentivan la inversión en nuevos proyectos.
"Es fundamental que el gobierno establezca un marco regulatorio claro y estable para que los productores puedan planificar a largo plazo", subraya el presidente de MAIZAR. Zerboni cree que, si bien las políticas de incentivos fiscales pueden ser necesarias en ciertos momentos, es necesario que el sector agrícola tenga reglas claras que le permitan competir en igualdad de condiciones con otros países productores.
El impacto de las políticas de retenciones es uno de los puntos más polémicos. Para Zerboni, "las retenciones afectan negativamente la competitividad del sector. Si bien es cierto que los recursos generados por las retenciones se destinan a programas sociales y a la reducción de la deuda externa, también es cierto que limitan las posibilidades de crecimiento del sector productivo".
El otro desafío importante, según Zerboni, es la falta de inversión en infraestructura, especialmente en lo que respecta al transporte y la logística. "El maíz es un cultivo que requiere un sistema logístico eficiente. La infraestructura del país necesita una mejora significativa para poder exportar con mayor competitividad", añade.
Otro de los puntos en los que Zerboni hace especial hincapié es la necesidad de fortalecer la biotecnología en la agricultura argentina, especialmente en lo que respecta a los cultivos de maíz transgénico. Según él, la biotecnología es una herramienta esencial para mejorar la resistencia de las plantas frente a plagas y enfermedades, y también para aumentar los rendimientos de los cultivos.
"Argentina tiene una ventaja competitiva en el uso de biotecnología. Nuestros productores están adoptando rápidamente nuevas variedades de maíz que permiten una mayor eficiencia en el uso del agua, mayor resistencia a las plagas y una mejor adaptación a diferentes tipos de suelo", señala Zerboni. Sin embargo, también advierte que hay sectores en el mundo que están tratando de frenar el uso de productos transgénicos, lo cual podría limitar el potencial de la agricultura argentina.
El presidente de MAIZAR también destaca la importancia de defender los intereses de Argentina en las negociaciones internacionales sobre biotecnología. "El desafío no solo es interno, sino global. La Unión Europea y otros países están intentando imponer políticas ambientales y agrícolas que limitan el uso de biotecnología. Es fundamental que defendamos nuestras prácticas y conocimientos ante estos intentos de imposición", añade.
Por último, Zerboni resalta el papel crucial del maíz en las economías regionales de Argentina. A lo largo del país, especialmente en zonas del norte y centro, el maíz es un cultivo fundamental para las economías locales. "En el norte de Argentina, el maíz tiene un impacto directo en la generación de empleo y en la mejora de las condiciones económicas de las comunidades rurales", asegura.
El cultivo de maíz, tanto para la producción de grano como para la generación de etanol y otros productos derivados, ofrece una oportunidad única para reducir las desigualdades regionales y mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales. "El maíz es el motor de la economía rural argentina. Es fundamental para la creación de empleos, el desarrollo de infraestructura y la generación de ingresos", concluye.
