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Colonia Carlos Pellegrini: un pueblo que hizo una reconversión sustentable hacia el turismo ecológico

La localidad pasó a explotar el turismo y a ofrecer más oportunidades de crecimiento para sus habitantes que emigraban a las grandes ciudades en búsqueda de oportunidades

Colonia Carlos Pellegrini: un pueblo que hizo una reconversión sustentable hacia el turismo ecológico
viernes 06 de marzo de 2020
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ara los 870 habitantes de la localidad correntina de Colonia Carlos Pellegrini, los Esteros del Iberá representan la oportunidad de tener un trabajo sustentable en su lugar de residencia. Sin embargo, no siempre fue así: más de la mitad de la población, en algún momento, tuvo que irse en busca de mejores oportunidades laborales.

Desde la creación del Parque Provincial Iberá en 1989 y del Parque Nacional Iberá en 2018, el turismo se convirtió en una de las principales actividades económicas de los pueblos linderos al gran pantanal argentino.

Hasta la llegada del turismo, las principales actividades en Pellegrini eran, por un lado, la caza y la ganadería de subsistencia y, por otro lado, la ganadería de cría que demanda un empleado varón por cada 1.000 hectáreas. Las mujeres estaban destinadas a ser amas de casa porque no había otra oportunidad laboral para ellas.

“El trabajo escaseaba y todo se hacía por trueque; no había mucho para comprar y éramos familias muy numerosas, de 12 o 13 miembros. Los animales eran nuestro alimento. Gallinas, gansos, mulitas o carpinchos; todos los animales que había en pie, los cazábamos para comer fresco”, recuerda Mercedes Medina, vecina de Colonia.

Con la creación de los parques, paulatinamente fueron apareciendo las hosterías, los restaurantes o comedores, las excursiones en lancha, los guías culturales y los artesanos; cada uno fue encontrando un nuevo lugar.

De esa manera, los habitantes que se habían criado con alguna clase de especialización vinculada a su vida rural, le encontraron la vuelta para insertarse en la actividad turística.

“A través del turismo, la gente que tuvo que irse pudo volver y encontrar una alternativa laboral en la tierra que los vio nacer; fue en ese aliarse con la naturaleza que empezamos a transitar el camino de formación y trabajo, pero fundamentalmente proyectándonos, ya que antes pensar en un futuro era muy difícil”, sostiene Diana Frete, viceintendenta de Colonia Carlos Pellegrini.

Fabián Sebastián Quiroga es un lanchero que desde hace 19 años lleva a los turistas a recorrer la Laguna Iberá durante una hora y media. Sabe bien dónde descansan los yacarés y a qué hora salen las boas a tomar sol; allí los acerca. Silencioso, deja que los turistas respiren la naturaleza. Por día, si el tiempo lo acompaña, hace aproximadamente siete viajes. Sin embargo, para calcular la facturación aún no puede multiplicar ese monto por los 365 días del año, ya que el trabajo es muy estacional; se trabaja mucho durante las vacaciones de invierno y los fines de semana largos. Fuera de eso, y para seguir sosteniendo su economía personal, hace “changas” para el municipio.

De acuerdo con un estudio realizado por la consultora Elypsis, el turismo movilizó US$15.000 millones en nuestro país en 2017. El mismo estudio revela que el turismo a parques provinciales y nacionales se duplicó en los últimos diez años; solo en 2017, casi 4 millones de personas eligieron algún parque nacional como destino. Con vista a la próxima década, Elypsis pronostica que el turismo de naturaleza podría generar US$6.400 millones.

Hoy, Colonia Carlos Pellegrini recibe alrededor de 27.000 turistas al año, fundamentalmente durante los fines de semana largos y las vacaciones de invierno. En agosto del año pasado se abrió la primera tecnicatura en Turismo, lo que faltaba para que los jóvenes no tengan necesidad de ir a estudiar a otras ciudades. Según datos que maneja Frete, el 80% de la población de Pellegrini vive hoy del turismo. A escala nacional, y según el estudio de Elypsis, en los próximos diez años la industria del turismo podría generar 750.000 nuevos empleos y casi la mitad provendrían del turismo de naturaleza.

 

Recorriendo el pueblo

Las hermanas Sara y Mercedes Medina son parte de un equipo de seis mujeres que, luego de rendir bien una serie de exámenes, se convirtieron en guías culturales. Como una suerte de enciclopedias vivientes, recorren con los turistas las calles del pueblo y van recreando las historias de Pellegrini.

“Les contamos cómo era antes el pueblo. No teníamos luz ni agua. Antes de la creación del Parque Nacional Iberá tampoco teníamos trabajo; las mujeres solo nos dedicábamos a la crianza de los chicos. Los hombres trabajaban en la arrocera, en la caza o la ganadería; esas eran la únicas fuentes de trabajo”, cuenta Sara Medina.

Sara, además, es cocinera y diariamente abre el quincho de su casa a los turistas que buscan sabores regionales. Entre las visitas guiadas que cobra a $200 por persona, el comedor y el trabajo de Beto Segovia, su marido, que es vacunador y arreador de vacas, asegura que ahora se vive bien. Cuatro de sus hijos trabajan en el campo y dos son lancheros.

 

De comedor a hospedaje para visitantes

Mabel Mendieta y Romina Farinon, madre e hija, comenzaron a fines de los noventa con Los Amigos, el primer comedor del pueblo. En 2002, Mendieta habilitó cinco habitaciones con baño privado en su casa para hospedaje. Al principio los huéspedes eran gente del campo y ella les cocinaba, pero el público fue cambiando y ahora la mayoría son turistas.

El costo de la habitación ronda los $500 por noche y por persona, con desayuno incluido. “En el pueblo se progresó mucho con el turismo. Vienen a ver la naturaleza y a disfrutar de la tranquilidad. Todos nos dicen que esto no se ve en ningún lado”, cuenta Mabel.

Romina, su hija, es pastelera e integrante de Cocineros del Iberá, una red de 102 cocineros que trabajan rescatando recetas de la cultura local y, con la marca Iberá, van difundiendo sus especialidades a lo largo del país. De hecho, a comienzos de 2019, Farinon viajó a Jujuy para presentar sus productos en una feria de degustación. “La red me dio sin cargo un horno pizzero y una batidora profesional”, cuenta.

Para las mujeres desocupadas, el municipio está próximo a lanzar un taller de fitocosmética para que hagan jabones, shampoo y repelentes para vender a las hosterías.

“No todas están preparadas para estar en relación directa con el turista. De esta forma, tienen su actividad y no están encerradas en su casa”, cuenta la viceintendenta.

 

Punto de partida

Para los habitantes de Colonia Carlos Pellegrini, el factor de cambio fue la participación de la fundación The Conservation Land Trust (CLT), fundada en 1997 por el magnate estadounidense Douglas Tompkins, que trabaja con un equipo de profesionales en la restauración y protección de ecosistemas en grandes áreas.

El trabajo se inicia en territorios protegidos bajo la figura de Parque o en tierras que ellos mismos compran para luego, una vez reforestadas y con su fauna originaria reintroducida, donar al Estado bajo el compromiso de protegerlas con la figura máxima de conservación, que es la de Parque Nacional. Con este modelo, llevan protegidas 5,6 millones de hectáreas de parques entre Chile y la Argentina. Para sostener la iniciativa, se financian con fondos filantrópicos de familias locales y extranjeras.

“Creemos que es el Estado el que tiene que liderar las economías regionales. Nosotros damos el primer empujón con la idea de después retirarnos”, explica Sofía Heinonen, directora ejecutiva de CLT Argentina. En este sentido, agrega que el Gobierno es, junto a los donantes, un socio.

CLT inició el proceso de reconstrucción de los Esteros del Iberá hace 20 años y, desde fines de 2018, tras la aprobación del Congreso Nacional del Parque Nacional Iberá, aseguraron 159.800 hectáreas. “Iberá es nuestro proyecto más antiguo y, por lo tanto, el más perfilado. Básicamente, nos faltan terminar dos etapas: la reintroducción de los grandes mamíferos como el yaguareté y la nutria gigante, que imagino nos llevará unos ocho años; y, por otro lado, la reintroducción de aves como el guacamayo y el moitú nos demandará tres años”, calcula Heinonen.

“No se trata solo de cuidar las tierras, sino que las intervenimos reforestando y reintroduciendo los animales nativos extintos para que el ecosistema de la región vuelva a funcionar. Osos hormigueros, venados de las pampas, guacamayos rojos, tapires y pecaríes son algunos de los animales reintroducidos”, explica Sebastián Di Martino, responsable del plan de rewilding.

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