En el marco de la Tercera Temporada de “Comunicándonos en Agroempresario.com”, recibimos a Tomás Hinrichsen, Presidente de J.J. Hinrichsen, en una entrevista exclusiva con Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico y Contenidos de Agroempresario.com. Durante el dialogo, Hinrichsen compartió los logros, desafíos y la visión estratégica que ha llevado a su compañía a consolidarse como un actor clave en más de 40 mercados internacionales.
Tomás Hinrichsen, presidente de J.J. Hinrichsen S.A., una empresa familiar fundada en 1955 y dedicada a la comercialización internacional de agrocommodities, destaca el papel clave del biodiesel como motor de transformación económica. En una reciente entrevista en "Comunicándonos en Agroempresario.com", compartió su visión sobre los desafíos y oportunidades de esta industria, explicando cómo el biodiesel, fabricado a partir del aceite de soja, complementa la oferta energética y genera valor agregado en el complejo sojero.
El “methyl ester de soja”, también conocido comercialmente como biodiesel, es un combustible renovable que se obtiene de aceites vegetales, en Argentina a partir del aceite de soja. Este producto, explica Hinrichsen, no solo complementa la matriz energética, sino que también permite diversificar la industria de molienda de soja, generando beneficios adicionales para la economía argentina.
Los años de mayor auge, Argentina logró exportar 1.400.000 toneladas de biodiesel, mayoritariamente a Estados Unidos y la Unión Europea. Este comercio resultó en un importante margen para los productores nacionales, impulsó la ampliación de la capacidad instalada de las plantas de producción y reforzó la competitividad del sector.
El diferencial de retenciones entre el aceite y el biodiesel generó tensiones en el comercio internacional. Estados Unidos, principal mercado de destino en ese momento, impuso un arancel compensatorio de 270 dólares por tonelada al biodiesel argentino, argumentando que el diferencial constituía un subsidio encubierto. Este arancel dificultó el acceso al mercado estadounidense, obligando a los productores locales a buscar nuevos destinos para sus exportaciones.
A pesar de estos desafíos, Tomás Hinrichsen resalta que la producción de biodiesel sigue siendo una plataforma crucial para el sector sojero. Al convertir 1.300.000 toneladas de aceite de soja en biocombustible, se reduce la oferta de aceite disponible en el mercado. Este efecto, explica el presidente de J.J. Hinrichsen, incrementa el precio del aceite que se exporta como materia prima, beneficiando a la industria en su conjunto.
“En economía, los precios se establecen en el margen. Al retirar volumen del mercado, el precio de la última tonelada fija el valor del resto de la producción,” subraya Hinrichsen.
El camino para la industria del biodiesel no ha estado exento de complejidades, tanto internas como externas. Tomás Hinrichsen advierte que estos desafíos continuarán durante los próximos 10 o 20 años, impulsados por cambios en las regulaciones internacionales, la competencia global y la necesidad de adaptarse a nuevas demandas ambientales.
Para Hinrichsen, la clave del éxito radica en aprovechar las ventajas competitivas de la agroindustria argentina y adoptar una visión integral que combine innovación, sostenibilidad y adaptabilidad. Esto incluye continuar invirtiendo en tecnología para mejorar la eficiencia de la producción, explorar nuevos mercados y fortalecer las alianzas estratégicas.
“El biocombustible no solo es un sustituto energético, es una herramienta de transformación económica,” concluye Tomás Hinrichsen. La industria del biodiesel, aunque enfrenta desafíos significativos, tiene el potencial de convertirse en un motor de desarrollo sostenible para Argentina, generando empleo, divisas y oportunidades en toda la cadena de valor.
Finalmente Tomás Hinrichsen, expresó su agradecimiento a Fernando Vilella por su destacada gestión en el ámbito agrícola.