Las tendencias son dinámicas y se nutren de variables que van desde la caída del poder adquisitivo y la recesión al cambio de hábitos en relación con las bebidas con alcohol. Sea por la razón que sea la industria vitivinícola argentina atraviesa un año complicado, con una caída acumulada del 9,3% en ventas de vino hasta octubre de 2024, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
En este contexto, algunas bodegas con historia encontraron un nuevo aliado en el vermut, una categoría en auge que no solo amplía su portafolio, sino que también promete revertir las bajas en el consumo
No es curioso que se haga foco en el vermut. Su consumo en el país alcanza los 8 millones de litros anuales, con una tasa de crecimiento promedio del 10% desde 2018, según el International Wine and Spirits Report (IWSR). En 2023, la categoría experimentó un aumento del 47% en volumen, según datos de la consultora Scentia.
Por otro lado, el bienestar ya no es una elección, sino una necesidad. En los últimos dos años, un 32% de los millennials argentinos activaron cambios para lograr un cierto equilibrio entre trabajo y vida personal, de acuerdo con un estudio de Deloitte. Este bienestar se traduce en que prefieran las bebidas alcohólicas hechas a base de ingredientes naturales como las hierbas, y que conllevan menor graduación alcohólica.
Según las estimaciones del sector, desde 2012 se crearon unas 100 marcas nuevas de vermut en todo el mundo, con crecimiento sostenido de consumo en los últimos 5 años.
La creación más o menos oficial del vermut moderno comienza en 1786 con dos destiladores italianos, Antonio y Beneditto Carpano. Su base consistía en un vino moscatel dulce, azúcar, caramelo, alcohol, diversas especias y hierbas aromáticas que le daban un toque especial al sabor. Años más tarde, los hermanos Luigi y Guiseppe Cora le dieron carácter industrial a la bebida.
La palabra vermut tiene su origen en la palabra alemana wermut, que significa ajenjo, el ingrediente clásico que aporta el componente amargo de esta bebida alcohólica.
Más allá de la historia y de ensayos de explicaciones del auge actual, el típico aperitivo italiano -hecho con un 75% de vino, extractos de hierbas, flores, frutos y especias- está más vigente que nunca. Y así llegamos a ser testigos de cómo bodegas tradicionales a incursionar en el mercado del vermut, destacando las alianzas estratégicas y ediciones limitadas para atraer tanto a nuevos consumidores como a aquellos que buscan opciones premium.
Este año y por primera vez en su historia, Bodega López lanzó un vermut, en colaboración con Lui Wines y Restinga Gin. El producto, llamado 746, combina 50% de Bonarda de Lui Wines y 50% de Semillón de López, enriquecido con botánicos como mandarina, naranja y enebro.
"Este lanzamiento responde al crecimiento de la categoría y a la necesidad de revertir la caída en nuestras etiquetas más económicas, como Vasco Viejo, que registró un descenso del 20% en ventas", explicó Eduardo López, dueño de la bodega en Mendoza.
Otra bodega centenaria que decidió diversificarse es Bianchi, que presentó su vermut Fasano en alianza con la pyme Summa. Este producto, que ya está disponible en góndolas y busca consolidar la presencia de la marca en un mercado con alta competencia.
Bodega Familia Crotta, con más de 90 años de trayectoria, también se suma a esta tendencia con su Vermut Crotta Rosso. Según Carlos Crotta, presidente de la bodega, este producto representa un homenaje a la tradición y busca destacar en un mercado cada vez más competitivo.
LMNeuquen