La superficie plantada de ciruela en el Alto Valle viene creciendo a pasos sostenidos. ¿Cuánto? La última vez que este periodista intentó saber qué se planta y qué se arranca en las áreas bajo riego, pasó meses esperando una repuesta de los organismos oficiales, la cual nunca llegó. Hoy el sondeo se hace a través de lo que van comentando los productores en sus reuniones informales (las entidades que los representan pasan hasta meses sin emitir reportes de ningún tipo, ni convocar a reuniones). Y también “por lo que comentan en los viveros”, dice un productor que se especializa en esta variedad.
¿Qué motiva este auge, que ya impacta con fuerza en las estadísticas oficiales del SENASA? A un productor de la zona de Huergo, con 120 hectáreas plantadas (no todas de ciruela), le hicimos una simple pregunta: Si tiene un cuadro de ciruela y, al lado, otro de pera, ¿Cuál te rinde más en plata?. "Lejos, lejos.. la ciruela. Más o menos, para que te dé una idea, una ciruela, estamos hablando (el año pasado) de 600 pesos por 30.000 kilos, son 18 millones de pesos. En cambio, una pera te pagaron 200 pesos, por 40.000 kilos, son 8 millones de pesos. Así que más del doble", aseguró Danilo Giannini productor de esta especie.
Activo en la red social X, Giannini (49 años e ingeniero agrónomo), dio cuenta -hace poco más de una semana-, del inicio de la cosecha de ciruelas con un posteo: “Empezamos a hacer la primera pasada de la ciruela Royal Zee. Es la que usamos en la ensalada de fruta de Navidad”.
El punto de partida con la ciruela para este productor, integrante de un emprendimiento familiar, se ubica en el año 2005 cuando compraron una chacra en la que había dos hectáreas plantadas. “Valía menos que la pera y se estaba arrancando”, acota. Además de la mayor rentabilidad, hay otros factores determinantes que explican el porqué la ciruela es una fruta estrella del momento. Uno de ellos es que, a diferencia de duraznos o pelones, los ensayos que se hicieron con la aplicación de productos que detienen la maduración (el mismo que se usa para peras y manzanas), permiten “hasta junio seguir sacado ciruela del frio”.
Las estadísticas de SENASA indican que, la referencia sobre exportaciones, es el año 2019, cuando salieron 1.159 toneladas. Luego comenzó la baja: 361 toneladas en 2020, 112 en 2021, 174,5 en 2022, y el 2023 mostró el inicio de la recuperación con 610 toneladas, y este año 2024 ya salieron 878 toneladas. Los compradores en 2024 fueron Brasil (442 ton.), Paraguay (345 ton.) y Países Bajos (88 ton.).
La forma de evitar los problemas de maduración y seguir obteniendo la ansiada rentabilidad, como explica Giannini, “es tener variedades que se pueden cosechar de diciembre a enero”. El productor dispone en los viveros de hasta 30 variedades de esta fruta para poder programar los momentos de maduración.
Hoy, la variedad estrella es la Blue Giant. Y como no hay estadísticas, en este caso sirven las charlas entre productores para conocer qué tan grande es este auge de la ciruela. Se sabe que un solo productor de Roca plantó 12 hectáreas de esa variedad y que en Regina se plantaron otras 50 hectáreas.
El otro componente clave para desarrollar un monte de ciruelas, es contar con riego por aspersión. Por dos motivos: Por un lado, el riego por manto puede derivar en una “asfixia radicular” por la sensibilidad de la planta al “estrés hídrico”; y por otro lado, sin riego para prevenir heladas “no cosechas nada”. “Nosotros planificamos 15 noches de heladas por temporada. Si se hace un riego por manto, la planta va hacia una asfixia radicular. Incluso para regar la planta, con el riego por aspersión se usa un cuarto del agua que utilizas si se hiciera por manto”, comentó el entrevistado.
“La ciruela debe ser -en los últimos tres años-, lo que más se ha plantado en el valle. Por lo menos en la zona nuestra de Huergo”, detalla Giannini y explica que “la ciruela es diferente al durazno y al pelón, porque es una planta que dura más años. Una planta de durazno o de pelón dura 15 a 20 años. La ciruela puede durar hasta 40 años. Además, es una variedad que tiene bajo costo, porque se le hace nada más que el raleo y después de cosecha”.
Entonces, no es de extrañar que la ciruela “en el último año ha sido muy rentable”, con la particularidad de que, “las que están más de moda es la variedad de ciruelas negras. Están las ciruelas rojas y hay alguna variedad amarilla, eso son más difíciles de vender”.
La producción de ciruela avanza en la región de la Patagonia Norte.
Pero hay otros diferenciales en favor de la ciruela por sobre la pera. Uno de ellos es que, “una planta de pera tarda 10 años para que entre en plena producción. En cambio, una planta de ciruela, al tercer año -si bien no está en plena producción-, ya está teniendo bastante para cosechar. Y al cuarto año ya está en plena producción. Por eso la ciruela es como un pelón, o un durazno, porque permite recuperar rápido la inversión, porque al quinto año ya estás teniendo rentabilidad”. Y tal vez exista otra variable, de más peso que todas las anteriores, y es que requiere menos manos de obra. Salvo un raleo y la cosecha, “no se necesita mucho más”.
De todas las variables que debe contemplar un productor, como el clima, los mercados, o las variedades a plantar, la mano de obra es hoy la de mayor incidencia en el resultado final de su negocio y la más compleja de resolver. “Estamos muy limitados por la mano de obra. Ya cada vez es más difícil conseguir. Primero por la competencia del petróleo, después porque la gente acá le escapa a la chacra. Entonces tenemos que hacer cada vez más trabajos con trabajadores del norte. Antes era sólo la cosecha, pero ahora para el raleo y hasta están viniendo gente para podar”, explica Giannini, quien no tiene dudas en afirmar que, de todos, “el problema es, más que nada, la mano de obra”.
¿Qué tan determinante es este factor? El productor aseguró que “no plantamos más, en buena medida, es por la mano de obra que no tenemos. Y otra parte por la incertidumbre de lo que va a pasar siempre, viste que acá un año pinta todo bien, el otro año te fundís”. En medio de esos vaivenes y brotes inflacionarios, tener todos los costos calculados en dólares, sirve de referencia a lo largo del tiempo. Y ese modo de estimar los costos, permite hoy poner en perspectiva el peso de la mano de obra.
“Siempre estamos viendo antes la variable del dólar; siempre el dólar”, acota el productor, quien desgrana el historial del costo de mano de obra: “En el año 2001, se pagaba un bins, en cosecha, 5 dólares. Ponele con la inflación y todo lo que quieras, hoy deberían ser 5 dólares. El año pasado se pagaron 7 dólares. Y hoy estamos en 15 dólares nada más que de cosecha. Esto sin el nuevo acuerdo paritario”. Pero la cuenta no se agota ahí, sino que ese monto es por el haber de bolsillo, a lo que se deben sumar los aportes, por lo tanto, esos 15 dólares de referencia, trepan a 18. Mientras esos números son la remuneración para el personal temporario, el salario para el personal permanente “está en los 1.500 dólares de empleado, que representa un millón y medio de pesos. Un sueldo que no es una locura si vamos al caso”.
En coincidencia con lo afirmado hace pocos días por un empresario pyme de la fruta, respecto a que, sin inflación que maquille los defectos, se debe mejorar la eficiencia de las unidades productivas para sobrevivir, aseguró que “este año va a ser muy difícil manejarse con los costos. Va a haber que ajustar el lápiz. Vamos a ver si las cosas bajan, pero lo que es mano de obra, eso va a aumentar. Así que la única que nos queda, para bajar los costos, es tener más producción, aumentar los kilos por hectárea para mejorar nuestro rendimiento, porque no tenemos mucho margen para bajar costos en ninguna tarea”.
Pero, además, existe la certeza de que “vamos a tener que empezar a competir con el mundo, vamos a tener que acomodarnos”, de lo contrario, el espejo donde mirarse es cruel: en 11 años desparecieron 14.000 hectáreas de producción y salieron del sistema cientos de chacareros.
Luego de advertir que “debemos ser más profesionales”, el productor de Huergo recuerda que “ya hubo un raleo importante de productores”, por eso se supone que “el que quedó se maneja ya como un empresario, que está manejando costos. Pero esta vez va a ser más difícil. Porque antes la inflación licuaba todos los errores. todo lo que era inflacionario licuaba los errores y lo mismo en el empaque.
Consultado sobre las variables a tener en cuenta para mejorar la eficiencia, el rumbo parece claro, porque “ahora tenés que hacer lo mismo que hace el mundo. Tenemos que acomodarnos a lo que hace el mundo. Nosotros vivíamos en una realidad muy diferente”. La esperanza está puesta en que “tendríamos que empezar a entrar en otras partes y hacer tratados de libre comercio. Acá la referencia sería Chile ”.
Y a eso, Giannini le suma que aún resta “profesionalizarnos más y mecanizar más los trabajos. Que no es ni más ni menos que lo que está haciendo el mundo. No vamos a poder escapar, si sigue esta política monetaria no vamos a poder escapar a lo que hace el mundo”. Y si esa profesionalización en la fruticultura no surge “puede pasar que otra vez haya un raleo de productores y de empaques”.
Por ultimo habló del derrotero básico a seguir para escapar de las crisis que afectaron a los modos tradicionales de producir fruta en el valle: “hoy más que nunca tenés que tener kilos por hectárea para poder sobrevivir. Aparte tenés que darle calidad y sanidad. Y después también están papeles, en hacerlos, que antes no estaba. Eso quiere decir Brasil, las buenas prácticas, un montón de cosas para seguir en la actividad”.
LMNeuquen