a Bodega Goyenechea fue fundada en 1868 por los hermanos Santiago y Narciso Goyenechea, inmigrantes españoles que iniciaron sus actividades en la Argentina con almacenes de vino y licores en Buenos Aires.
Más tarde, adquirieron la finca y bodega en Villa Atuel, al sur de la provincia de Mendoza. Después, los Goyenechea, junto con la familia Arizu, implantaron vides y formaron, entre 1930 y 1940, el mayor viñedo del mundo. A esta altura, sus vinos se vendían en todo el país bajo diferentes marcas, y la tercera generación de la familia ya llevaba el timón de la bodega.
Hacia 1965, ingresa en la empresa la cuarta generación y la actividad se centra exclusivamente en el vino fino embotellado. En 1993, Goyenechea funda e integra el primer Consejo de Denominación de Origen Controlada (San Rafael) de la Argentina y es la primera bodega americana que exporta un vino con D.O.C.: el Chardonnay de ese año. En 1998, ingresa la quinta generación en el ancestral negocio familiar.
Hoy, la cuarta y la quinta generación trabajan en conjunto con la misma dedicación y compromiso que sus antepasados, haciendo de Goyenechea una verdadera empresa familiar ligada a la industria vitivinícola.
La bodega en sus comienzos fue casi como ahora en cuanto a tamaño, e incluso mayor en ciertas instalaciones auxiliares (taller, energía, turbina, carpintería), ya que en esa época era preciso autoabastecerse con muchos suministros. El fraccionamiento comprendía el llenado de botellas y barricas, y luego también de damajuanas. La capacidad de producción propia era muy grande comparada con la actual.
Hoy, la bodega está equipada con todo lo necesario para una elaboración moderna, incluyendo tanques de acero inoxidable, equipos de frío, sala de barricas, sala de estiba en botellas y sala de degustación, todo con atmósfera controlada. La producción es inferior a la de los comienzos, pero mucho más diversificada y con mayor valor agregado. Solo se producen vinos de calidad embotellados en tres calidades: varietales básicos, premium y gran reserva.
Por nombrar alguna de sus producciones, la Quinta Generación Gran Reserva 2012 es un vino de color violeta negruzco brillante, que en nariz evoca a fruta y algo de crianza en roble tostado. En boca es de taninos activos que marcan el final del recorrido, con buen sabor frutado y dejo vegetal a morrón, acompañado por roble tostado. Con 18 mil botellas elaboradas con crianza en barrica, es un gran vino de mucha materia que no se aleja del canon habitual y se bebe sin sorpresas.