Por Agroempresario.com
Tras un cuarto de siglo de intensas negociaciones, las autoridades políticas del Mercosur y la Unión Europea (UE) anunciaron, el pasado 6 de diciembre en Montevideo, Uruguay, la conclusión del Acuerdo de Asociación entre ambos bloques. Este tratado, estructurado en tres pilares —comercio, diálogo político y cooperación—, busca consolidar una alianza estratégica que abarque a 800 millones de consumidores y más del 24% del PIB global.
El acuerdo prevé significativas desgravaciones arancelarias, beneficiando al 91% de las importaciones del Mercosur y al 92% de las de la UE tras los períodos de transición establecidos. Además, contempla la armonización de normativas en áreas clave, como medidas sanitarias y licitaciones públicas, y reduce barreras no arancelarias.
Desde el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), destacaron que este tratado "es un hito importante para la estrategia de inserción internacional de la región". Según GPS, el Mercosur debe convertirse en una plataforma clave para posicionar a sus países en el escenario global, aprovechando el enorme potencial productivo y su rol en la seguridad alimentaria mundial.
El sector agroindustrial, uno de los grandes beneficiados, verá la eliminación total de aranceles para el 89% de las exportaciones argentinas hacia la UE, mientras que otros productos tendrán acceso bajo cuotas o preferencias arancelarias parciales. Este esquema mejorará la competitividad de productos como carnes y abrirá oportunidades para economías regionales.
Sin embargo, el acuerdo también plantea desafíos. Se espera que fomente la modernización de sectores productivos menos competitivos y promueva inversiones de largo plazo en la región. Para Argentina, con una estructura económica parcialmente aislada, este tratado podría significar un punto de inflexión en su estrategia de inserción global.
En el contexto internacional, el pacto fortalece el comercio basado en reglas claras y refuerza la cooperación birregional en áreas estratégicas, como la transición hacia una economía bioeconómica sostenible. Además, las tensiones geopolíticas actuales y el creciente proteccionismo hacen que esta alianza envíe un mensaje en favor del multilateralismo y el comercio equilibrado.
"El acuerdo permitirá replantear y rediseñar las cadenas de valor entre ambas regiones", destacaron fuentes del artículo original, subrayando que esta integración optimizará las ventajas comparativas y competitivas de Europa y América Latina.
Finalmente, para alcanzar los objetivos planteados, será imprescindible intensificar el diálogo público-privado entre ambos bloques, abordando temas pendientes en materia productiva y ambiental. Como señalaron las autoridades, "la colaboración científica, productiva y normativa será clave para un comercio más equilibrado y sostenible".