Por Agroempresario.com
La producción mundial de soja se encuentra en niveles récord, pero las perspectivas para Argentina no son alentadoras. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), se proyecta una producción global de 427,1 millones de toneladas en la campaña 2024/25, con un crecimiento destacado en Brasil (10,5%) y Estados Unidos. Sin embargo, este aumento de la oferta no encuentra acompañamiento en la demanda, lo que ha provocado una caída en los precios internacionales.
La situación de Argentina es particularmente preocupante debido al impacto de las políticas de biocombustibles implementadas por Brasil y Estados Unidos. Estas naciones están incrementando su demanda de aceite de soja para la producción de biodiésel, lo que genera excedentes de harina que saturan el mercado global. "La política argentina debería comprender que nuestro principal clúster exportador, la soja, está bajo amenaza", advirtió Javier Preciado Patiño, consultor y exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, en declaraciones tomadas del artículo.
En Argentina, los cortes obligatorios para biodiésel y bioetanol son del 7,5% y 12%, respectivamente, muy por debajo de los niveles agresivos de Brasil y Estados Unidos. Esto pone en desventaja al país, que ya ha visto una reducción en su participación global de exportación de harina de soja, pasando del 40% al 38% en los últimos años.
Gustavo López, analista de mercados, afirmó que la industria aceitera argentina enfrenta dificultades por la falta de oferta, problemas de competitividad y la negativa de algunos productores a vender. "Aunque Argentina sigue siendo líder, ha perdido terreno frente a países como Brasil, que destina el 50% de su incremento productivo a la exportación, y Estados Unidos, que utiliza un 30%", sostuvo López en una cita del artículo.
Las recomendaciones de los expertos se centran en dos acciones clave: reducir los derechos de exportación e incrementar el corte obligatorio con biodiésel. Estas medidas permitirían a Argentina replicar la estrategia de sus competidores, que usan el aceite de soja en biocombustibles para disminuir la oferta global y mantener su competitividad.
En tanto, los analistas advierten que la construcción de nuevas plantas de molienda en Estados Unidos y las políticas proteccionistas, como la posible restricción de aceite reciclado importado, podrían aumentar los excedentes de harina de soja en el mercado. "La estrategia de Brasil y Estados Unidos está complicando el panorama para Argentina, que enfrenta un mercado saturado y precios en declive", concluyó Preciado Patiño.
Con el crecimiento del procesamiento de soja en Brasil y Estados Unidos, el desafío para Argentina no solo es inmediato, sino también estructural, lo que exige una respuesta rápida y efectiva para proteger su liderazgo en el sector.