En el amplio mundo de los cultivos, la cebada se destaca no solo por ser el ingrediente esencial en la elaboración de cerveza, sino también por sus cualidades como alimento nutritivo y versátil.
Rica en fibra y proteína vegetal, es una excelente opción para platos familiares, pudiendo cocinarse de manera similar al arroz.
A nivel global, la cebada es un ingrediente y componente muy importante en la dieta, presente en alimentos para el desayuno, infusiones e incluso como alimento para mascotas y ganado. Pero en nuestro país, a pesar de ser la provincia de Buenos Aires líder en producción de este cereal, no goza del protagonismo que debería por su funcionalidad y beneficios.
La cebada tiene múltiples propiedades para la salud que ayudan a controlar la saciedad, los niveles de azúcares, recomponer tejidos, fortalecer la estructura ósea, proteger el sistema inmunológico y la microbiota presente en nuestro sistema digestivo.
Es rico en fibra, carotenoides y minerales, como selenio, zinc y magnesio, nutrientes antioxidantes, laxantes e hipercolesterolémicos. El zinc presente en la cebada, también actúa en la producción de colágeno, una proteína que se encarga de mantener la firmeza y elasticidad de la piel.
Son probados sus aportes en las dietas para pérdida de peso, por su alto contenido de fibra que genera un gel estomacal para ralentizar la digestión y evitar el “picoteo” durante el día. Colabora en combatir el estreñimiento y equilibrar el funcionamiento de la glándula tiroides.
La cebada se puede consumir en forma de granos, hojuelas o harina. Se utiliza en ensaladas, panes, sopas y guisos. También se lo puede encontrar en forma soluble, para bebidas tibias, infusiones, preparaciones como el “café de cebada”, por lo que es una buena alternativa para personas que no consumen cafeína.
Para el consumo familiar se utiliza la cebada perlada, un grano claro, pelado que se puede pensar como opción frente a los hidratos que se consumen comúnmente como la papa, el almidón, el arroz, o los fideos.
Se cocina en agua hirviendo y se la deja reposar, como se haría comúnmente con el arroz. El resultado es un grano con estructura, que se puede consumir a cualquier temperatura y que tiene muy buena recepción al paladar y de fácil digestión.
La cebada puede encontrarse en diversas presentaciones: perlada, malteada, malteada tostada y forrajera, que es la que se le da en forma directa al ganado.
La espiga a la vista se parece a la del trigo, es más fina y más chata y su producción local se destina en su mayoría a la elaboración de cerveza y malta.
Sin embargo, los beneficios de la cebada trascienden el ámbito nutricional. Este grano es protagonista en la adopción de prácticas agrícolas sostenibles, como la siembra directa, un eje central de la agricultura regenerativa.
La cebada producida bajo agricultura regenerativa involucra a sistemas que fomentan la biodiversidad y colaboren en la restauración y riqueza de los suelos. Este método reduce la erosión, mejora su estructura y fertilidad, y contribuye a la captura de carbono, mitigando los efectos del cambio climático.
Estas prácticas buscan no solo proteger al medio ambiente, sino que también mejorar la productividad a largo plazo, beneficiando a los productores y a las comunidades locales.
En este contexto, Cervecería y Maltería Quilmes ha dado un paso significativo al vincular la producción de cebada con impacto social y ambiental a través de “Gauchada”.
Este programa de triple impacto, que combina alimentación, educación y emprendedurismo social, busca generar oportunidades y mejorar la calidad de vida en las comunidades argentinas.
La cebada “Gauchada", es un producto que lleva este grano directamente a la mesa de los consumidores y es parte de un modelo de negocio social en el que el 100% de las ganancias se reinvierte en proyectos comunitarios.
“Cada vez que comprás cebada, hacemos llegar un plato a personas que lo necesitan”, aseguró Vanesa Vazquez, gerente de impacto positivo.
Desde su lanzamiento, se lograron distribuir un millón de platos de cebada a familias en situación de vulnerabilidad, colaborando con organizaciones como Cáritas, el Banco de Alimentos y la Asociación Conciencia.
Además de su distribución en bocas de expendio como dietéticas, supermercados y plataformas digitales, el programa promueve talleres de alimentación saludable y educación culinaria para enseñar a las familias cómo aprovechar al máximo este grano.
Esta iniciativa también pone en valor el poder de la colaboración. Por ejemplo, la alianza con Andreani facilita el envío gratuito de los paquetes vendidos en línea a cualquier punto del país, ampliando el alcance del proyecto y garantizando que más argentinos puedan acceder a este alimento.
Una red de 29 productores son responsables por los cultivos que se destinan a este proyecto y que, tras un largo pero virtuoso recorrido, llegan a la mesa de consumidores y comedores de organizaciones para fortalecer la salud alimentaria como el entramado solidario basado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2, que es combatir el hambre en el mundo.
El proyecto comenzó en 2021 con la selección inicial de productores. En 2023 se comenzaron a aplicar las prácticas de agricultura regenerativa y en 2024 se realizó la medición de la huella de carbono. Esto dio que se pueden reducir entre un 30 y 60% las emisiones de carbono.
Entre las prácticas se destaca la cobertura continúa del suelo, con cultivos de cobertura, el manejo eficiente de nutrientes, la labranza mínima del suelo (siembra directa) y la rotación de cultivos, con diversidad en los lotes de producción.
En línea con el programa de cebada "Gauchada", través del Programa Argentino de Carbono Neutro para alimentos, bebidas y bioenergías argentinos de exportación, se realizó un manual que explica cómo se logra reducir la huella de carbono de este cultivo.
“Los productores son una parte importante en nuestro camino hacia la carbono neutralidad a 2040, en el que buscamos contribuir a la descarbonización de nuestra cadena de valor. Ya dimos importantes pasos como el uso de 100% energía eléctrica renovable para toda la producción, generada en el Parque Eólico Budweiser en Achiras, Córdoba; la eficiencia en la flota logística y el aumento de capacidad productiva en regiones donde existe mayor demanda”, señaló Vanesa Vázquez un tiempo atrás.
El origen del negocio está en el campo con el cultivo de la cebada, que es uno de los 4 ingredientes principales para elaborar cerveza junto con el lúpulo, la levadura y el agua. De hecho, 1 de cada 4 cervezas que vende la compañía en el mundo está elaborada con cebada de la Provincia de Buenos Aires.
Cabe señalar que Cervecería y Maltería Quilmes trabaja junto a 1.200 productores de cebada, maíz y lúpulo, y tiene un equipo de agronegocios conformado por 300 personas.
En un momento en el que la seguridad alimentaria y la sostenibilidad son desafíos globales, la cebada se posiciona como un puente entre la buena nutrición, la regeneración de los ecosistemas agrícolas y el desarrollo social.
Esta iniciativa demuestra que es posible hacer negocios de manera diferente, generando un impacto positivo en las personas y el ambiente, mientras se fomenta una conexión más consciente entre lo que consumimos y cómo se produce.
La cebada, una vez más, se confirma como un grano pequeño con un enorme potencial transformador.
El programa de cebada "Gauchada" comparte algunas recetas para este producto:
Agrofy