A fines de los noventa, esta hortaliza logró instalarse y, en menos de 10 años, desplazó a otras como la radicheta, cuya participación en el mercado cayó al 8%, frente al 92% de crecimiento de la rúcula, según datos de 2023 del Mercado Central de Buenos Aires.
En las últimas décadas, la rúcula dejó de ser un ingrediente exclusivo de la alta gastronomía para convertirse en un básico de las ensaladas y platos cotidianos. Su popularidad comenzó a ganar terreno en los círculos gastronómicos de Buenos Aires a partir de los años 90, especialmente cuando las pizzerías empezaron a incorporar la famosa pizza con rúcula, o cuando era común acompañar una carne con ensalada de rúcula, parmesano y tomates cherry. Así, la oferta de rúcula fue creciendo, y hoy en día es común encontrarla en cualquier verdulería. Además, los chefs contribuyeron a su expansión al incorporarla en diversas preparaciones y usarla para finalizar platos con su fresca y picante hoja.
El origen de la rúcula La rúcula tiene origen italiano, y ya en tiempos de los romanos se cultivaba. Perteneciente a la familia de las crucíferas, junto con otros vegetales como el brócoli y la coliflor, su cultivo es rápido: puede cosecharse entre 30 y 45 días desde la siembra.
Para que se conserve mejor y por más tiempo, es importante mantenerla en un lugar fresco.
Propiedades de la rúcula Entre las principales propiedades de la rúcula se destacan:
• Regula los niveles de azúcar en la sangre
• Favorece la pérdida de peso
• Desintoxica el cuerpo
• Facilita la digestión
• Es baja en calorías Tipos de rúcula Existen dos tipos principales de rúcula: la cultivada, que es la más común en el mercado, y la selvática, que tiene un sabor más fuerte y hojas más recortadas.
Su producción se concentra principalmente en el cinturón hortícola de Buenos Aires, aunque también proviene de otras provincias como Mendoza o Santa Fe.
Mercado Central de BS As.