Por Agroempresario.com
El sector agroindustrial se encuentra en medio de un fuerte debate sobre la necesidad de profundizar la Hidrovía Paraná-Paraguay, uno de los corredores fluviales más importantes de Sudamérica. Este sistema, esencial para el transporte de las exportaciones agropecuarias, enfrenta serias dificultades logísticas debido al insuficiente calado actual. Los expertos del sector argumentan que la profundización a 44 pies es clave para mejorar la competitividad de las exportaciones argentinas, reduciendo costos y favoreciendo el desarrollo del país.
La Hidrovía conecta a cinco países y es responsable del 80% de las exportaciones del complejo cerealero oleaginoso de Argentina. A pesar de su relevancia estratégica, el sistema actual presenta calados de 34 pies, lo cual no se ajusta a las dimensiones de los barcos modernos, que requieren profundidades mayores para cargar eficientemente. Esto obliga a los exportadores a recurrir a puertos más lejanos, como Bahía Blanca y Necochea, lo que eleva considerablemente los costos de transporte.
Gustavo Idigoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), destacó la urgencia de esta mejora: “La Argentina está perdiendo carga y divisas a países vecinos debido al calado insuficiente. Necesitamos una solución permanente y competitiva que no dependa del aval estatal”. Además, Idigoras propuso que la licitación para dragar la vía a 44 pies se haga sin subsidios y bajo riesgo empresarial.
El impacto de esta profundización va más allá de la reducción de costos: abriría nuevas oportunidades para la expansión de la frontera agrícola, especialmente en regiones como el NOA, NEA y el centro del país. Según los expertos, una vía navegable bien mantenida permitiría a los productores mejorar la productividad y acceder a mercados más lejanos, principalmente en el sudeste asiático, que representa el 68% de las exportaciones del complejo cerealero oleaginoso.
La profundización de la Hidrovía no solo es crucial para reducir costos y mejorar la competitividad, sino también para garantizar que el sector agroindustrial argentino continúe siendo un jugador clave en el mercado global.