Por Agroempresario.com
El Banco Mundial ha estimado que el crecimiento económico de América Latina y el Caribe será del 2,5% en 2025 y del 2,6% en 2026, mostrando una leve recuperación respecto al 2,2% de 2024. La proyección destaca que la recuperación estará especialmente impulsada por el resurgimiento de Argentina, que experimentará un crecimiento estimado del 4,8% debido a la reactivación de sectores clave como la agricultura y la minería. Esto contribuirá significativamente al panorama regional, que enfrenta una serie de riesgos globales y desafíos internos.
A nivel regional, las perspectivas de crecimiento son mixtas. Guyana sobresale con un impresionante 12,3% proyectado para 2025, gracias a su pujante sector petrolero, mientras que la región del Caribe en general tiene un promedio estimado del 3,8%. No obstante, países como Brasil y México experimentarán crecimientos moderados, de alrededor del 2,2% y el 1,5%, respectivamente, debido a factores como políticas monetarias restrictivas y altas tasas de inflación interna.
El informe también destaca que factores positivos, como el aumento en el consumo privado, la inversión en sectores estratégicos y la mejora de las exportaciones impulsadas por los precios de los productos básicos, seguirán siendo pilares de la recuperación económica. Sin embargo, los riesgos persisten, especialmente por la incertidumbre económica global, las políticas comerciales restrictivas y el impacto del cambio climático en sectores clave como la agricultura.
El Banco Mundial también señala que, aunque la inflación disminuye y las tasas de interés se normalizan, los países de la región aún deben abordar desafíos significativos, como la inestabilidad fiscal y la vulnerabilidad a fenómenos climáticos extremos, que podrían desacelerar el crecimiento. En este contexto, la capacidad de adaptación de los países más resilientes será crucial para aprovechar las oportunidades económicas y minimizar los efectos negativos de estos riesgos.
En resumen, aunque las proyecciones para 2025 apuntan a una recuperación moderada, el futuro económico de América Latina dependerá de una combinación de factores internos y externos, que determinarán el grado de resiliencia de las economías de la región ante los desafíos globales.