Por Agroempresario.com
La empresa láctea SanCor, con sede en Sunchales, Santa Fe, enfrenta uno de los momentos más críticos de su historia. La falta de fondos y una estructura operativa cada vez más reducida generan incertidumbre sobre su futuro. En este contexto, el ministro de Trabajo de Santa Fe, Roald Báscolo, lanzó una advertencia categórica: “SanCor está en una situación terminal. Debe actuar rápidamente para conseguir un socio o vender las plantas que le quedan. Con la leche que procesa no puede pagar los sueldos”.
La firma, que en sus mejores tiempos fue un emblema del sector lácteo argentino, atraviesa un deterioro progresivo. En lo que va del año, ya despidieron a cerca de 250 trabajadores que estaban bajo el régimen de “jornadas libres”, y se estima que la cifra ascenderá a 500 en las próximas semanas. Hoy, SanCor procesa menos de 200.000 litros diarios de leche fresca, una cifra muy inferior a la que manejaba en sus tiempos de esplendor. Además, solo mantiene operativas seis plantas y la cantidad de asociados sigue disminuyendo.
En Sunchales, donde SanCor representa una parte fundamental de la economía local, las versiones sobre su futuro son contradictorias. Algunos sostienen que un acuerdo con inversores externos podría concretarse a mediados de febrero, mientras que otros aseguran que la demora en cerrar un convenio podría derivar en la quiebra definitiva de la firma.
Las opciones parecen limitarse a dos: o aparece un respaldo financiero que permita la continuidad de la cooperativa o la láctea podría entrar en una crisis terminal. “El diálogo con posibles inversores existe y está avanzado, pero hasta el momento no se han concretado acuerdos”, indicó una fuente vinculada a la empresa.
La situación actual de SanCor es el resultado de años de malas decisiones estratégicas y dificultades financieras. Uno de los episodios más recordados fue el fallido auxilio de Hugo Chávez en 2006, que lejos de ser una solución, solo agravó la crisis. Además, diversas estrategias comerciales fallidas y la pérdida progresiva de activos fueron debilitando a la cooperativa.
En los últimos años, SanCor llevó a cabo una reestructuración que implicó la venta de marcas, el cierre de plantas y una reducción drástica de su producción. Sin embargo, el golpe más duro llegó con el prolongado conflicto con el gremio Atilra, que derivó en una paralización de actividades durante 10 meses. Según estimaciones no oficiales, esta situación generó pérdidas de más de 10.000 millones de pesos, debilitando aún más la capacidad operativa de la láctea.
A esto se suman factores externos, como la baja disponibilidad de materia prima debido a fenómenos climáticos y la depreciación de los precios internacionales de los lácteos, que han golpeado al sector en su conjunto.
La crisis de SanCor también se refleja en la drástica reducción de su plantel de empleados. A fines de 2024, la cooperativa contaba con 1.350 trabajadores, pero en los dos primeros meses de 2025 se espera que esta cifra se reduzca en 500. “Para el nivel de procesamiento actual de leche, esta cantidad de empleados es suficiente. La caída estacional de la producción de leche en la cuenca agrava aún más el panorama”, indicó un analista del sector.
Con un mercado cada vez más competitivo y la proliferación de nuevas marcas y empresas con estructuras más eficientes, SanCor ha perdido su capacidad de liderazgo en la industria láctea. En este contexto, la necesidad de un socio estratégico que inyecte capital fresco se vuelve imprescindible.
El empresariado local y los trabajadores de SanCor esperan que en febrero haya una definición sobre el futuro de la cooperativa. Mientras tanto, el gobierno de Santa Fe observa con preocupación la situación y llama a una resolución rápida.
La cooperativa láctea, que supo ser un emblema del sector, hoy enfrenta una encrucijada. Sin inversión y con una producción que sigue cayendo, la pregunta que queda en el aire es si SanCor podrá superar esta crisis o si, finalmente, se encamina hacia su final definitivo.