Si los sentidos tienen memoria, visitar el campo de lavandas es una experiencia tan totalizadora que se queda grabada en tu cuerpo, no solo en tu mente. Salimos en auto desde Bariloche por la Ruta 237 hasta Villa Llanquín, un paraje a orillas del río Limay, en la estepa rionegrina, al que para llegar tuvimos que cruzar en balsa. En ese instante empezó la maravilla. Mediante un sistema que utiliza como empuje la corriente del río (mama) llegamos a la otra orilla.
Seguimos unos metros más y llegamos a Lavandas del Limay un parque agroecológico único en el país que, desde hace 11 años, produce estas y otras plantas para su comercialización y utilización en diferentes productos. Allí nos recibieron Cristian Signorelli y Maximiliano Agüero Pellegrini los dueños de la finca. Un aroma suave se nos instaló en la nariz, como pidiendo permiso.
De la mano de ellos recorrimos el campo con más de 4000 ejemplares, reconocimos las distintas variedades, nos sentamos en una glorieta rodeados de flores de colores azulinos y violáceos y visitamos el vivero donde hacen los plantines con mucho cuidado y amor. Después fuimos a la Casita de Té; allí comimos muchas cosas ricas de pastelería artesanal, elaboradas a base de lavandas y decoradas como pequeñas obras de arte.
“El Parque Agroecológico Lavandas del Limay nació con un sueño”, contó Cristian, “queríamos un cambio de vida, más en contacto con la naturaleza. Somos amantes de las plantas y los aceites esenciales; y el de lavandas es el más usado y vendido alrededor del mundo por su versatilidad y usos en salud, higiene, belleza y cocina. El equipo de trabajo está integrado por cinco personas y en alta temporada somos 15”.
Este no solo es un proyecto productivo, es una fuerte apuesta al turismo en la que se ofrece una experiencia sensorial e inmersiva para los visitantes. “Les hacemos conocer las variedades y también el aroma de cada una de ellas. Es una vivencia donde la gente viene, visita, conoce, aprende y se sorprende”, aseguró.
En la Casita de Te hay productos de pastelería a base de lavandas. Foto gentileza Lavandas del Limay.
Desde hace muchos años trabajan en forma conjunta con el INTA Bariloche para profundizar en los cuidados y necesidades de las plantas así como en el desarrollo productivo de la plantación. El año pasado recibieron una distinción por el impacto y los alcances del proyecto en la región.
“Estamos en crecimiento continuo”, señaló Cristian, “dando asesoramiento personalizado para nuevas producciones, variedades y trazabilidad de los productos. Próximamente vamos a ofrecer alojamiento para que los turistas puedan descansar acá y seguimos también apostando al desarrollo culinario”.
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