Este trabajo, basado en datos de la plataforma Puma y recopilado a lo largo de tres campañas (2021-2024), revela información fundamental sobre el impacto ambiental de esta práctica agrícola.
La siembra directa, conocida por sus beneficios en la conservación del suelo, también demuestra un desempeño destacado en la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
-El informe proporciona datos clave sobre la huella de carbono en distintos cultivos y regiones del país. Algunos de los hallazgos más destacados incluyen:
-Emisiones por hectárea: Las emisiones totales varían entre 70 y 3910 kgCO₂e/ha, con un promedio de 814 kgCO₂e/ha para las 39.000 hectáreas analizadas.
-Emisiones por tonelada: Los valores fluctúan entre 30 y 9893 kgCO₂e/tn, con un promedio de 377 kgCO₂e/tn.
-Contribución de insumos: Los fertilizantes nitrogenados representan la mayor fuente de emisiones en gramíneas como trigo y maíz, mientras que en leguminosas como soja y girasol predominan las emisiones derivadas de fitosanitarios y combustibles.
Otro aspecto crucial abordado en el informe es el balance de carbono en los suelos. Las prácticas de rotación de cultivos y el uso de cultivos de servicio han mostrado ser eficaces para mantener un balance de carbono positivo. En zonas como el sudeste de Buenos Aires, estas estrategias permitieron aumentar el almacenamiento de carbono orgánico, mejorando la salud y resiliencia de los suelos.
El informe también destaca la necesidad de adoptar tecnologías y prácticas más eficientes. Por ejemplo, el uso de drones para la aplicación de insumos podría optimizar los recursos y reducir las emisiones asociadas al manejo agronómico. Además, mejorar la eficiencia en el uso de fertilizantes sólidos nitrogenados y fomentar el manejo integrado de plagas son acciones clave para continuar avanzando hacia una agricultura más sustentable.
Para aquellos interesados en profundizar en los detalles, el documento completo está disponible para su descarga aquí. Con este informe, AAPRESID refuerza su compromiso con la sustentabilidad y la lucha contra el cambio climático. Los resultados obtenidos no solo evidencian los beneficios de la siembra directa, sino que también destacan el potencial de la agricultura argentina para liderar con prácticas innovadoras y responsables.
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