Por Agroempresario.com
En Villa Lago Meliquina, un pequeño paraíso escondido a 40 kilómetros de San Martín de los Andes, el anuncio de la pavimentación de la Ruta 63 desató una fuerte controversia entre sus habitantes. Mientras algunos ven la obra como un paso hacia el desarrollo y el turismo, otros consideran que significará la pérdida del equilibrio ambiental que hace única a esta comunidad autosustentable.
Con aproximadamente 700 habitantes y unos 3.000 turistas que la visitan cada verano, Meliquina ha sido ejemplo de crecimiento sostenible. Sus casas funcionan con energía solar y eólica, la basura es transportada a San Martín de los Andes para su tratamiento, y el agua proviene de los ríos. No hay registros de delitos ni grandes incendios, y la comunidad ha sabido organizarse para garantizar su seguridad y bienestar.
El asentamiento de Villa Lago Meliquina comenzó a crecer en los años 90, con una planificación ordenada y la llegada de personas provenientes de grandes ciudades en busca de una vida más tranquila y en contacto con la naturaleza. El pueblo no cuenta con un municipio propio ni una autoridad central, lo que ha permitido a los vecinos mantener un sistema comunitario basado en la autogestión.
Meliquina no es un enclave hippie ni un foco de activismo ambiental radical. Es, en cambio, un modelo de sostenibilidad donde se combinan el confort moderno y el respeto por el entorno. Sin embargo, la posible pavimentación de la Ruta 63 generó una grieta entre sus residentes.
El gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, anunció la pavimentación de 19 kilómetros de la Ruta 63, que conecta la villa con la Ruta 40. El proyecto, financiado con fondos provinciales, ya cuenta con varias empresas constructoras compitiendo por la licitación. La intención del gobierno es mejorar la conectividad y fomentar el turismo en la región.
El anuncio tomó por sorpresa a muchos de los habitantes de Meliquina, quienes aseguran que no fueron consultados sobre la obra. "Nosotros habíamos solicitado apoyo para mejorar la infraestructura de agua potable y atención sanitaria, no un asfalto que traerá problemas de crecimiento descontrolado", explica Mercedes Rosemberg, integrante de la Asociación de Vecinos.
Según Rosemberg, la pavimentación de la ruta traerá consigo un aumento del turismo sin planificación, lo que podría derivar en problemas de contaminación y mayor riesgo de incendios. "Antes de pensar en asfalto, deberíamos preocuparnos por la gestión de residuos y el acceso sostenible a los recursos", afirma.
Mientras algunos rechazan la obra, otros la consideran una oportunidad para mejorar la economía local. Mariela Colla, emprendedora turística, es una de las vecinas que apoyan el proyecto: "Nosotros vivimos acá todo el año y necesitamos conectividad. No podemos seguir dependiendo de un camino de ripio que en invierno es intransitable".
El debate en Meliquina refleja una problemática recurrente en la Patagonia: el choque entre la conservación ambiental y el desarrollo turístico. En localidades como El Chaltén, el turismo masivo ha generado colapsos en la infraestructura y problemas ambientales graves. Los vecinos de Meliquina temen que su pueblo corra la misma suerte.
La discusión en Meliquina no es solo sobre asfalto, sino sobre qué tipo de desarrollo es el adecuado para la comunidad. "No estamos en contra del progreso, pero sí de la falta de planificación. Queremos que se respeten las energías renovables y que se proteja el medioambiente", insiste Rosemberg.
En un contexto en el que Neuquén crece gracias a los recursos de Vaca Muerta, muchos ven inevitable que la inversión alcance a Meliquina. "Es un pueblo en expansión y el gobierno quiere integrarlo a su plan de desarrollo. La pregunta es si se hará de manera sustentable o a costa del equilibrio ambiental", comenta un funcionario provincial.
La historia de Villa Lago Meliquina es la de muchos pueblos de la Patagonia que enfrentan el dilema del progreso. ¿Es posible preservar la identidad de una comunidad mientras se avanza en infraestructura? ¿O la modernización es sinónimo de pérdida de autenticidad? Mientras los vecinos debaten, el pavimento avanza. Y con él, el futuro incierto de este rincón escondido en la Cordillera.