Por Agroempresario.com
En la zona norte de Buenos Aires, a solo 40 minutos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se erige un edificio único en Sudamérica. En Tigre, sobre la costanera, se encuentra el único palacio veneciano del país, un testimonio de la rica historia de la colectividad italiana en Argentina. Con casi un siglo de existencia, este palacio, sede del Club Canottieri Italiani, posee una arquitectura gótica veneciana que lo distingue por su singularidad, siendo el único edificio de este estilo en la región, con otro similar solo en Chile.
El palacio, ubicado en la calle Bartolomé Mitre al 74, destaca por su fusión de elementos arquitectónicos que lo hacen único en el país. La fachada del edificio, con reminiscencias de los palacios venecianos, impresiona con sus arcos y ventanales conopiales, que evocan la majestuosidad de la ciudad de los canales. Además, los detalles en las decoraciones de la crestería y los vitraux, que representan el puerto de Venecia y el de Ostia, reflejan la influencia de la tradición gótica veneciana. Gonzalo Arana, arquitecto y residente de Tigre, destaca que la mezcla de estilos árabe y neogótico que se encuentran en la obra de Gaetano Moretti, quien diseñó la fachada, otorgan al edificio una estética fascinante y poco común.
La historia de este palacio se remonta a principios del siglo XX, cuando la colectividad italiana en Argentina, en un momento de gran apogeo, decidía formar su propio club náutico en el país. La idea surgió de una visita del duque italiano de Abruzzi, invitado por el presidente Julio Argentino Roca, quien al observar la existencia de clubes ingleses y alemanes en la región, sugirió la creación de uno italiano. Así nació el Club Canottieri Italiani en enero de 1910, pero el edificio tal como lo conocemos hoy no estaría terminado hasta 1928.
El diseño inicial no fue aprobado por la Comisión Directiva, que lo consideraba poco adecuado para un club náutico, por lo que se recurrió a la intervención del arquitecto Gaetano Moretti, quien propuso una solución arquitectónica en estilo gótico veneciano. La fachada del edificio, junto con la realización del salón de honor, fueron encargos exclusivos de Moretti, quien plasmó en esta obra sus ideas sobre la estética arquitectónica italiana. La obra de Moretti se destacó no solo por su diseño arquitectónico sino también por la inclusión de elementos como los vitraux elaborados por Casanova e hijos, que aún se conservan en el lugar y son una de las principales atracciones del edificio.
El palacio veneciano de Tigre no solo impacta por su presencia imponente, sino que es un ejemplo claro de la conjugación de diferentes estilos arquitectónicos. En su fachada se pueden observar claras influencias góticas, como los vitraux que adornan el salón principal, y un toque islámico en los colores y patrones geométricos que se aprecian en su exterior. La arquitectura veneciana se ve reflejada en sus ventanales de formas arábicas, que otorgan un aire de elegancia y sofisticación al edificio.
La crestería, en la parte superior del palacio, es otro elemento distintivo que hace referencia a los palacios venecianos y, en conjunto con las decoraciones góticas, refuerza la esencia europea de la estructura. Estos detalles se suman a la belleza de las paredes exteriores, que se encuentran decoradas con una mezcla de colores intensos y formas geométricas, destacando el estilo veneciano que fue una de las principales influencias en la arquitectura de la región.
El Club Canottieri Italiani fue creado con el fin de representar a la comunidad italiana en Argentina, y el palacio en Tigre no solo cumplió una función deportiva, sino que también se convirtió en un símbolo de la influencia italiana en el país. De hecho, el diseño del edificio refleja el crecimiento y el poder de la comunidad italiana en aquellos tiempos, que contribuyó enormemente al desarrollo económico, social y cultural de Argentina a principios del siglo XX.
La decisión de crear un club propio para los italianos de Argentina se originó tras una regata realizada en el río Luján, donde el duque de Abruzzi observó que la colectividad italiana no tenía un club propio, a pesar de la presencia de otras comunidades extranjeras. El club se fundó en 1910 y comenzó a operar en el edificio que finalmente se completó en 1928, bajo la supervisión de Moretti. Esta obra fue la última de su autoría en Sudamérica y representó un legado arquitectónico que perdura hasta el día de hoy, no solo como un club náutico, sino también como un monumento a la historia italiana en Argentina.
El edificio veneciano en Tigre impresiona tanto por fuera como por dentro. A pesar de tener solo dos pisos, el palacio alberga una estructura funcional que combina lo histórico con lo moderno. En la planta baja se encuentra un espacio destinado al depósito de botes, con capacidad para 250 embarcaciones, y una carpintería que fue originalmente usada para la fabricación de botes para los socios. Hoy en día, esta área se utiliza para realizar reparaciones y mantener en óptimas condiciones las embarcaciones del club.
Entre la planta baja y el primer piso, se encuentra el salón de honor, donde destaca una escalera elaborada con madera de Cuba y vitraux que representan escenas del puerto de Venecia y de Ostia en Roma. También se encuentran frescos realizados por Enrico Albertazzi, quien trabajó en colaboración con Moretti, que ilustran la historia de Américo Vespucio y la leyenda de San Jorge y el dragón. Estos elementos artísticos refuerzan la atmósfera histórica y cultural del lugar, que continúa siendo una parte integral de la identidad del club.
En el primer piso se ubican los vestuarios, un gimnasio y oficinas administrativas, mientras que la segunda planta está destinada a habitaciones que los socios del club pueden utilizar durante las regatas o eventos especiales. El club, con más de 500 socios, mantiene su prestigio y su conexión con la historia de la colectividad italiana en Argentina, y el edificio sigue siendo un símbolo de la influencia cultural que los italianos han tenido en la región.
El Club Canottieri Italiani, consciente de la importancia de su patrimonio arquitectónico, presentó recientemente una solicitud para que el palacio veneciano sea declarado Monumento Histórico Nacional. Esta solicitud refleja el deseo de preservar y proteger un edificio que no solo tiene un valor histórico y cultural, sino también arquitectónico. El palacio veneciano sigue siendo un testimonio tangible de la rica historia de la comunidad italiana en Argentina, y su preservación asegura que las futuras generaciones puedan seguir disfrutando de su belleza y significado.
Este emblemático edificio, ubicado en Tigre, no solo atrae a los turistas que visitan la zona, sino que también se ha convertido en un punto de referencia para los residentes locales, quienes mantienen viva la tradición del club y su legado arquitectónico. Hoy en día, las visitas guiadas al lugar permiten a los visitantes conocer la historia del club y su conexión con la arquitectura veneciana, mientras exploran un rincón único de la Argentina.
El palacio veneciano de Tigre, a tan solo 40 minutos de la capital, sigue siendo un testimonio de la historia, el arte y la cultura italiana en Argentina, y su majestuosidad continúa cautivando a todos aquellos que tienen la oportunidad de admirar.