Por Agroempresario.com
En el marco de la cuarta temporada del Ciclo Audiovisual "Comunicándonos en Agroempresario.com", recibimos a Alejandro Mentaberry, Director de la Maestría en Bioeconomía del Instituto Universitario del Parque Tecnológico (IUDPT), en una entrevista exclusiva con Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico y Contenidos de Agroempresario.com. Durante el diálogo, Mentaberry, compartió su visión sobre el futuro de la bioeconomía en Argentina, destacando la necesidad de políticas públicas que aborden las problemáticas del país desde un enfoque integral. La bioeconomía, un concepto global que ha ido tomando fuerza en los últimos años, se presenta como una alternativa para los países en desarrollo, con un énfasis particular en aquellos con grandes potenciales naturales, como Argentina.
Alejandro Mentaberry, con una carrera destacada en ingeniería genética y biotecnología, comienza su relato señalando la evolución de su carrera y su vínculo con la ciencia aplicada al desarrollo agronómico. "Cuando volví de Estados Unidos, después de mi postdoctorado en la Universidad de Nueva York, me encontré con un panorama complejo en Argentina, pero también lleno de oportunidades. Fue así que, junto a Dr. Hector Torres, decidimos fundar el Instituto de Ingeniería Genética y Biología Molecular, con el fin de aportar a la ciencia argentina y encontrar alternativas para competir con los grandes centros de investigación de los Estados Unidos", relata Mentaberry.
Uno de los hitos más importantes de su carrera fue el proyecto de secuenciación del genoma de un virus de la papa, un trabajo pionero que posicionó al grupo de investigación en el mapa internacional. "Este fue el primer genoma de un virus secuenciado en Argentina, un logro que nos permitió avanzar en la ingeniería genética de plantas, específicamente en el desarrollo de plantas resistentes a virus. Esta investigación resultó en los primeros cultivos transgénicos autorizados como comestibles en el país", recuerda Mentaberry, quien destaca la importancia de la ciencia argentina en el contexto global.
El concepto de bioeconomía, según Mentaberry, no puede ser abordado de la misma manera en países industrializados como Alemania o Estados Unidos. "En Europa, la bioeconomía nació con la idea de sustituir insumos críticos, especialmente en el área de biocombustibles. En Estados Unidos, la bioeconomía está asociada principalmente a la biotecnología. Sin embargo, para Argentina, la clave está en encontrar un enfoque propio, basado en nuestras fortalezas, como la biomasa, pero también con la tecnología como motor de cambio", explica el Director de la Maestría en Bioeconomía.
A lo largo de su carrera, Mentaberry ha sido testigo de la transformación de la bioeconomía en un tema de debate internacional. "Cuando comenzamos a trabajar en bioeconomía, muchos de nuestros colegas europeos no entendían por qué insistíamos en que no podíamos seguir el mismo camino. Argentina tiene una historia productiva distinta, un contexto cultural y social único. Por eso, la bioeconomía debe ser vista desde una perspectiva latinoamericana", señala.
Uno de los puntos clave de su discurso es la necesidad de un enfoque sustentable. "La bioeconomía no es solo un modelo económico, es una visión integral que debe ser ambientalmente y socialmente sostenible. El futuro de la Argentina debe estar basado en la incorporación del conocimiento y la innovación, pero sin perder de vista la justicia social y la inclusión", enfatiza.
En este proceso de transición, Mentaberry destaca la importancia de formar profesionales capaces de abordar los problemas complejos del futuro. "La formación de profesionales para el mundo que viene es crucial. No se trata solo de tener capacidades técnicas, sino de tener una visión sistémica que permita abordar los problemas de forma integral", afirma.
El Director de la Maestría en Bioeconomía señala que los problemas complejos, como la pandemia de COVID-19, requieren metodologías interdisciplinarias y transdisciplinarias. "Los grandes desafíos no pueden resolverse desde una única disciplina. Es necesario tener una visión global que contemple la interacción de distintos factores, como la economía, la salud, la psicología y la tecnología", sostiene.
El énfasis en la educación y la capacitación en el ámbito de la bioeconomía es uno de los pilares de la propuesta de Mentaberry. "En la maestría, buscamos formar a profesionales que no solo tengan un conocimiento técnico, sino también una capacidad crítica y creativa. Queremos que los estudiantes desarrollen una visión amplia que les permita contribuir a la construcción de un futuro sostenible para Argentina", subraya.
En un contexto de creciente polarización social, Mentaberry insiste en la necesidad de incluir a todos los sectores en el proceso de desarrollo bioeconómico. "No se trata solo de los grandes sectores productivos, sino de incorporar también a las comunidades, las organizaciones no gubernamentales, las pequeñas y medianas empresas y las municipalidades. La bioeconomía no puede ser un negocio para las élites, debe ser una vía para la inclusión social y el desarrollo territorial", sostiene.
En este sentido, el director de la maestría propone un modelo de desarrollo que surja desde las regiones, y no impuesto desde arriba. "En Argentina, el desarrollo debe construirse desde el territorio, basándose en las capacidades locales. Cada región tiene sus propias fortalezas, y el rol de las políticas públicas debe ser crear un marco que permita a esos territorios aprovechar su potencial", explica.
Finalmente, Mentaberry se muestra optimista respecto al futuro de Argentina, a pesar de las dificultades económicas y políticas que enfrenta el país. "Argentina se encuentra en una etapa de transición civilizatoria. Si bien las etapas de transición son inestables, este proceso es irreversible. El mundo está cambiando, y nosotros debemos encontrar nuestra propia posición en ese cambio", concluye.
La Maestría en Bioeconomía, que comienza el próximo 25 de marzo, representa una oportunidad para que los profesionales se adentren en este mundo emergente y, como señala Mentaberry, no solo adquieran conocimientos técnicos, sino también desarrollen habilidades para la creación de futuros posibles.