Por Agroempresario.com
La provincia de Buenos Aires enfrenta una de las peores crisis hídricas de los últimos años. Un total de casi 2 millones de hectáreas, tanto ganaderas como agrícolas, están bajo el agua tras las intensas precipitaciones registradas en las últimas semanas, principalmente en el centro y sudoeste provincial. Este alarmante escenario fue revelado por Pablo Ginestet, secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), quien realizó un relevamiento con imágenes satelitales que dio cuenta de la magnitud de la crisis. Ginestet calificó la situación como “muy grave” debido a los efectos devastadores que las inundaciones están causando en el sector agropecuario.
Las intensas lluvias acumuladas, que en algunas zonas superaron los 400 milímetros en pocos días, han afectado gravemente los cultivos de la región. Entre los más perjudicados se encuentran los girasoles, que estaban cerca de ser cosechados, y que ahora enfrentan pérdidas significativas. La ganadería tampoco escapa a las consecuencias, ya que los pastizales quedaron bajo el agua, reduciendo el espacio disponible para el pastoreo de los animales. En algunas zonas, los productores se han visto obligados a trasladar su ganado a tierras no afectadas por las inundaciones, pero la situación sigue siendo crítica.
En declaraciones a LA NACION, Ginestet destacó que los partidos más impactados por las inundaciones son Olavarría, Laprida y La Madrid, donde los arroyos y canales están desbordando y colapsando, dejando muchas áreas inaccesibles. "Más de 500.000 hectáreas están completamente inundadas y otras 1.450.000 hectáreas están gravemente anegadas", señaló Ginestet, advirtiendo que los problemas podrían continuar en los próximos días a medida que el agua se desplace hacia otras regiones.
La última vez que la provincia de Buenos Aires enfrentó una crisis similar fue en 2017, cuando más de 10 millones de hectáreas entre inundadas y anegadas, afectaron gravemente a la producción agrícola y ganadera de la región pampeana. Sin embargo, las inundaciones de este año se han caracterizado por su rápida intensidad y la gran cantidad de agua acumulada en poco tiempo. Ginestet explicó que los campos de Olavarría, que ya están comprometidos por la inundación, suman más de 450.000 hectáreas afectadas, lo que representa una parte significativa de la superficie productiva de la zona.
Además de la pérdida de cultivos y la afectación al ganado, los caminos rurales y las rutas de acceso están cortados, lo que dificulta aún más el trabajo de los productores. La falta de accesibilidad a las áreas inundadas ha aumentado la preocupación sobre el impacto económico de esta situación, que todavía no puede ser completamente cuantificado.
Uno de los focos más dramáticos de las inundaciones en los últimos días ha sido la ciudad de Bahía Blanca, donde se registró una tragedia humana debido al colapso de los arroyos y las precipitaciones extremas. Al menos 16 personas perdieron la vida como consecuencia del fenómeno climático, pero el impacto también se sintió en el sector agropecuario, donde se reportaron grandes pérdidas de ganado menor, como ovejas y terneros, que desaparecieron con el avance del agua.
La Asociación de Ganaderos y Agricultores de Bahía Blanca (AGA) se ha unido a la recolección de donaciones para asistir a los afectados por el temporal, tanto en la ciudad como en las zonas rurales aledañas. Aunque la tragedia fue más visible en la zona urbana, los campos en los alrededores también han sufrido daños importantes debido a la acumulación de agua.
Ginestet explicó que en los próximos días se espera que parte del agua se drene hacia áreas como la Laguna Alsina y Cochicó, y que otra parte se desplace hacia el arroyo Vallimanca y el río Salado. Sin embargo, alertó que las consecuencias de esta acumulación de agua podrían sentirse aún aguas abajo, donde podrían repetirse los mismos problemas de inundación. El drenaje total de las áreas afectadas podría tardar entre siete y diez días, pero los productores temen que, una vez que el agua se desplace, los daños se intensifiquen en otras áreas.
En el centro y oeste de la provincia, zonas como Henderson, Carlos Casares, Pehuajó y 9 de julio también han sufrido precipitaciones significativas en las últimas semanas. Aunque los satélites de baja resolución aún no permiten una evaluación precisa de las áreas afectadas, los informes preliminares indican que los cultivos en estas zonas también han sido severamente perjudicados.
El panorama actual es un contraste con la situación que se vivió durante el mes de enero, cuando la sequía afectaba gravemente a la región agrícola núcleo. A partir de febrero, las lluvias se reactivaron y las reservas hídricas en la mayoría de los suelos de la zona agrícola han mejorado significativamente. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) informó que febrero registró lluvias por encima de la media en el 95% de la región agrícola núcleo, lo que ha permitido una importante recuperación hídrica.
Aunque la sequía ha quedado atrás, la intensidad de las lluvias recientes ha generado un exceso de humedad en los suelos, lo que complica aún más la situación en algunas áreas de Buenos Aires. La recuperación será lenta y la incertidumbre persiste sobre los efectos a largo plazo de esta crisis hídrica.