Por Agroempresario.com
La guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa escalando y sus efectos ya se sienten en el mercado global de commodities agrícolas. Con la reciente imposición de aranceles más altos a productos provenientes de México, Canadá y China, las consecuencias se han extendido al mercado de la soja, lo que podría abrir una ventana de oportunidad para Argentina, uno de los principales exportadores de este grano.
A partir de marzo, Estados Unidos aplicó un aumento del 25% a las importaciones de productos procedentes de México y Canadá, mientras que a China se le sumaron nuevos aranceles del 10%, en adición a los que ya estaban en vigor. Esta escalada en las tensiones comerciales ha llevado a China a responder con medidas similares, incrementando los aranceles de productos agrícolas estadounidenses entre un 10% y un 15%, afectando principalmente a la soja, el maíz y el trigo, entre otros productos.
China, el mayor importador mundial de soja, ha comenzado a adoptar medidas más drásticas. En un primer paso, suspendió las importaciones de troncos de madera de EE. UU. tras detectar plagas forestales, lo que afectó un negocio de aproximadamente 849 millones de dólares. Sin embargo, lo que podría tener mayores repercusiones para el mercado agrícola es la suspensión de las importaciones de soja de tres empresas estadounidenses. Esta decisión ha sido atribuida a la presencia de plagas en los envíos y refleja un creciente distanciamiento de China respecto a la soja estadounidense.
La guerra de aranceles podría tener un impacto favorable para las exportaciones de Argentina, que históricamente ha sido uno de los principales proveedores de soja a China. Aunque Brasil ha dominado el suministro de soja para el gigante asiático, no se descarta que Argentina logre captar una parte de esa demanda, especialmente si los precios de la soja estadounidense se disparan debido a las nuevas tarifas. Argentina, con una producción de soja estimada en 38 millones de toneladas para 2025, podría aprovechar la caída de las exportaciones estadounidenses para expandir su participación en el mercado chino.
El mercado global de soja se ha visto distorsionado por las decisiones comerciales entre ambos países, y este fenómeno podría provocar ajustes en los precios que favorezcan a las exportaciones argentinas. Si bien Brasil sigue siendo el principal abastecedor de soja para China, las nuevas restricciones podrían generar espacio para que Argentina aumente su cuota de mercado, especialmente si las exportaciones brasileñas se ven comprometidas.