El presidente y CEO de Bayer Cono Sur, Juan Farinati, concedió una entrevista en Expoagro 2025 a los editores de las secciones agropecuarias de La Nación, Clarín, La Voz del Interior y El Tribuno en la que analizó el presente y el futuro del agro en el país y la región.
Cambio de paradigma
Según Farinati, 2024 fue un año bisagra. “Venimos de una etapa muy financiera y ahora volvemos a un modelo donde la productividad y la eficiencia son centrales. Eso es positivo, porque significa que el sector debe enfocarse en producir más, mejor y eficientemente; en innovar y mejorar procesos”, explicó, y agregó que este escenario plantea desafíos como el que se está viendo en la cadena de distribución y los productores, por un cuello de botella financiero que está generando.
Su visión sobre el 2025 es optimista y entiende que marcará el comienzo de un proceso de recomposición. “Vemos que los productores están invirtiendo más en innovación y tecnología. En este contexto, ambos factores son clave para seguir creciendo”, afirmó.
Sin embargo, advirtió que los márgenes serán más ajustados debido a la presión de los costos y el precio de los commodities. “El desafío es lograr eficiencia en cada etapa del proceso productivo”, agregó.
“El 23 fue muy financiero; el 24 de convulsión, un año de transición; y creo que el 25 pasa a ser un año muy productivo. Hablando del promedio; después, obviamente, tenés distintas situaciones en diferentes regiones. Será clave cómo termina esta cosecha y cómo el sistema financiero y la realidad de los productores se apoyan mutuamente”, resumió Farinati.
Maíz y chicharrita
El impacto de la chicharrita fue uno de los grandes tema de la campaña pasada. Al respecto, Farinati destacó que dejó importantes aprendizajes. Una de las principales lecciones es que el manejo sanitario debe anticiparse a los problemas, no solo reaccionar a ellos. “El spiroplasma no apareció de la nada, ya estaba en Brasil y en el NOA-NEA, pero en esa campaña cobró mayor relevancia”, explicó.
En respuesta a la crisis, la industria tuvo que actuar con rapidez. “Salimos a aprobar de urgencia activos que no estaban aprobados. Nos enfocamos en combinar híbridos templados con materiales más rústicos para lograr un mejor perfil sanitario”, detalló.
Otro aprendizaje clave fue la importancia de un enfoque integral en el manejo del cultivo. “No se trata solo de elegir el híbrido correcto, sino de entender todo el sistema. Necesitamos una estrategia combinada que incluya genética, manejo agronómico y protección química”, señaló.
Sin embargo, para el ejecutivo de Bayer en algunas regiones se sobre reaccionó. “Hubo productores que redujeron drásticamente el área de maíz por temor a la chicharrita, sin un análisis preciso de su impacto real en cada región”, comentó.
La campaña 2025-26
El directivo proyectó una fuerte recuperación del maíz en la campaña 25-26. “El área sembrada cayó entre un 20 % y un 22 % en 2024 respecto de 2023, pero este año debería recuperarse completamente. El productor está apostando por híbridos con mejor perfil sanitario y resistencia a enfermedades”, aseguró.
Farinati también analizó el impacto de los cambios climáticos y el déficit hídrico en varias regiones, aunque destacó que las lluvias recientes mejoraron las reservas de napa. “El panorama es más alentador, lo que permitirá una mayor estabilidad en los rendimientos”, sostuvo.
En este punto, agregó que la baja de las retenciones y de la presión positiva también suman. “Es una señal sumamente positiva por parte del Gobierno”, dijo y destacó que otras decisiones gubernamentales también ayudan a simplificar y desburocratizar.
Más digitalización
La transformación digital es uno de los ejes centrales para mejorar la eficiencia en el agro. Bayer impulsa el uso de herramientas como FieldView, su plataforma de agricultura digital que ya cubre el 30 % de la superficie cultivada en Argentina.
“El desafío ya no es solo mapear hectáreas, sino agregar capas de información que permitan a los productores tomar mejores decisiones”, explicó Farinati y, entre los avances, mencionó la compatibilidad con más maquinarias, lo que facilita la adopción de tecnología en diferentes regiones y cultivos.
Además, señaló que la digitalización mejora la gestión agronómica y será clave en el futuro para medir el impacto ambiental y acceder a mercados que exigen certificaciones de sustentabilidad.
A este respecto, destacó el crecimiento del programa Pro Carbono, desarrollado en alianza con Viterra, que busca medir la huella de carbono en cultivos extensivos, que en 2024 alcanzó el millón de hectáreas certificadas y para 2025 esperan más que duplicar ese número.
“Argentina tiene ventajas competitivas en sustentabilidad, como la siembra directa y la baja deforestación. Si logramos medir lo que hacemos, podemos acceder a mercados con mayores exigencias ambientales y obtener mejores condiciones comerciales”, aseguró.
Según los datos del programa, la certificación de libre deforestación redujo la huella de carbono de la soja argentina hasta en un 84 % respecto a los estándares internacionales. “No se trata de cambiar lo que hacemos, sino de demostrarlo con datos”, enfatizó Farinati.
Mercado y competencia
En cuanto a la llegada de nuevos jugadores al mercado de semillas, Farinati señaló que la competencia es positiva. “Un mercado dinámico y con inversión en tecnología es clave para que los productores tengan más y mejores opciones”, afirmó.
Luego, consultado sobre el debate sobre la propiedad intelectual en semillas, consideró que es necesario garantizar un marco regulatorio que incentive la innovación. “Si el sistema Sembrá Evolución funciona bien, puede ser un camino viable. Pero aún queda por ver cómo evoluciona”, dijo.
Además, destacó las medidas del Gobierno para desburocratizar procesos de registro de semillas, considerándolo un paso en la dirección correcta. “Cuanto más simple sea el sistema, más rápido podremos traer nuevas tecnologías al país”, sostuvo.
Producción diferenciada
Farinati destacó la importancia de certificar procesos y diferenciar la producción en base a criterios de calidad y sustentabilidad. “El mercado ya no demanda solo commodities, sino productos trazables, con certificaciones ambientales y eficiencia productiva”, explicó.
En ese sentido, Bayer apuesta a un enfoque de innovación basado en procesos, más allá del desarrollo de nuevos eventos biotecnológicos o moléculas químicas. “La agricultura ya no se trata solo de lanzar un nuevo producto disruptivo cada tantos años, sino de integrar herramientas que mejoren la eficiencia y la sostenibilidad. La innovación ya no está tan parada en producto, sino en procesos”, argumentó.
Un 2025 de oportunidades
Para Farinati, el agro argentino enfrenta un escenario desafiante, pero con grandes oportunidades. “Vamos hacia un modelo más eficiente, donde la tecnología, la digitalización y la sustentabilidad jugarán un rol clave”, sostuvo.
“El futuro del agro no solo depende de la genética o la biotecnología, sino de cómo integramos todas las soluciones disponibles para hacer una producción más eficiente y con menos impacto ambiental”, concluyó Farinati.
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