ue hasta el S. XIX que se cultivaba el girasol como elemento ornamental y a partir de entonces, se comenzó a explotar industrialmente para la obtención de aceite. Esto ocurrió así por necesidad, por la falta de otros aceites en la Europa del Este y porque este aceite en concreto solo se congela a muy bajas temperaturas.
Esta cualidad es idónea para el sudoeste europeo, por lo que el aceite de girasol tomó gran fuerza en países como Rusia, que a día de hoy es uno de los mayores productores y exportadores a nivel mundial de aceite de girasol.
En 1964 comenzó a cultivarse el girasol en Andalucía y la progresión de cultivo fue absoluta, ya que esta planta crece perfectamente en terrenos de secano y tiene un alto rendimiento.
A día de hoy, España es el país de la Unión Europea que mayor superficie de cultivo de girasoles tiene, y es que es el aceite procedente de semillas que más se consume en España y tal vez en Europa.
El aceite de girasol es el aceite más consumido junto con el aceite de oliva, ya que es una opción saludable y más económica que otras variedades de aceites.
Para la obtención del aceite de girasol, se somete a la planta de girasol a una serie de procedimientos:
El aceite de girasol está compuesto principalmente por ácidos grasos esenciales para la salud que nuestro organismo no puede sintetizar por sí mismo. Cuanto menos refinado sea el aceite, más saludable será.
De los ácidos grasos que contiene el aceite de girasol, los que destacan son los poliinsaturados como el ácido linoleico y el ácido linolénico. También aporta ácidos grasos monoinsaturados como el ácido oleico, aunque este se encuentra en menor cantidad si lo comparamos con el aceite de oliva.
Por otro lado, es uno de los aceites más ricos en vitamina E y solo es superado por el aceite de germen de trigo.
La vitamina E es un poderoso antioxidante que además participa en la formación de glóbulos rojos, fomenta la dilatación de los vasos sanguíneos y previene la arterioesclerosis, además de mejorar el sistema inmunitario y considerarse la vitamina de la fertilidad por participar activamente en los procesos de reproducción.
Estos son solo algunos de los numerosos beneficios que la presencia de vitamina E le otorga al aceite de girasol.
Tenemos la fortuna de contar con aceites de oliva de tan buena calidad, que con el tiempo se ha tendido a tratar al aceite de girasol como un aceite de segunda.
Esto no tiene sentido porque es un aceite muy saludable en crudo que posee multitud de beneficios para el organismo.
El aceite de girasol no solo es bueno ingerido a través de la alimentación, sino que su uso cosmético tiene grandes beneficios.
Gracias a su contenido en vitaminas, minerales y antioxidantes, el aceite de girasol tiene la capacidad de proteger la piel contra los rayos UV dándole además un aspecto más juvenil.
Por otro lado, es un buen humectante; retiene la humedad de la piel gracias al ácido linoleico que también participa en la formación de colágeno y elastina para luchar contra el envejecimiento.
Sus propiedades antibacterianas lo hacen idóneo para tratar el acné; además, atenúa las arrugas y las cicatrices gracias a su capacidad de regeneración de la piel.
Debido a la gran cantidad de ácidos grasos Omega 6 que tiene el aceite de girasol, además de mejorar la circulación sanguínea, participa en equilibrar los procesos inflamatorios del cuerpo y en la coagulación de la sangre.
Por otro lado, previene la arterioesclerosis, la dislipidemia y mantiene alejadas las enfermedades coronarias, las varices y otros problemas vasculares.
El sistema nervioso se ve muy afectado en épocas de estrés, ansiedad e incluso insomnio y se recomienda que las personas que lo sufren aumenten su consumo de ácidos grasos Omega 6 porque intervienen directamente en un mejor funcionamiento del mismo.
El aceite de girasol es una fuente muy rica de Omega 6 que también interfiere de forma positiva en otros aspectos del sistema nervioso.
Enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la Esclerosis Múltiple, pueden retrasar su aparición si se consume aceite de girasol crudo de calidad.
El potasio contenido tanto en el aceite de girasol como en sus propias semillas evita que los líquidos se acumulen en las piernas y que estas sufran calambres.
El aceite de girasol contiene zinc, que en cantidades adecuadas en el organismo masculino favorece una producción de esperma en mayor cantidad y de mejor calidad.
Las mujeres también pueden ver su fertilidad mejorada con el consumo de aceite de girasol de calidad.
La combinación de vitamina E, cobre y zinc aumenta la circulación sanguínea y con esto, el oxígeno del cuero cabelludo. Gracias a esto, el pelo crece más fuerte, por lo que si hay un problema de alopecia, puede ser una solución factible.
Las uñas débiles y quebradizas también mejoran gracias a la composición del aceite de girasol.
El magnesio y el cobre presentes en el aceite de girasol van a fortalecer los huesos mejorando su estructura y eliminando el dolor padecido por enfermedades como la artritis.
Es un alimento magnífico para mantener alejada la osteoporosis y para que las personas mayores que tienden a sufrir caídas tengan unos huesos fuertes.
Esa idea equivocada de que el aceite de girasol no es tan bueno como el de oliva porque su precio es más económico, le ha llevado a sufrir ciertas críticas y a que se construyeran falsos mitos sobre él.
Se ha extendido la idea equivocada de que, al ser más barato, el aceite de girasol es mejor para hacer fritos, ya que hay que usar mayor cantidad de aceite.
Sin embargo, no aguanta tan bien la temperatura como el aceite de oliva, por lo que es muy probable que forme grasas trans y saturadas.
Entonces, si utilizar un aceite de oliva virgen extra para freír te parece un sacrilegio, puedes optar por otras opciones como el aceite de coco.
Luchar contra el aceite de oliva es complicado, pero el aceite de girasol no tiene nada que envidiarle. No solo tiene un alto contenido de ácidos grasos Omega 6, sino que es uno de los alimentos con mayor cantidad de vitamina E que existe.
En su versión cruda, el aceite de girasol bien merece un lugar en nuestra despensa.
Otra idea equivocada del aceite de girasol es que este no se pueda utilizar para aliñar una ensalada y la realidad es que sí. Incluso en algunos casos, es más adecuado que el aceite de oliva virgen extra que tiene un sabor más intenso y más amargo.
El sabor del aceite de girasol crudo es suave con un ligero toque dulce. Además, es el más adecuado para elaborar salsas como la mayonesa.
Sabemos que lo habitual es ver aceite de girasol refinado en el supermercado y que puede ser algo difícil encontrarlo en su versión cruda, que es la más saludable y la que recomendamos que añadas en tu despensa.
Deja a un lado todas las creencias equivocadas alrededor del aceite de girasol y dale una oportunidad porque seguramente te va a sorprender.
Pruébalo para aliñar ensaladas, para hacer salsas y para cocinar, pero no para freír. Dale a tu cuerpo todos los beneficios que aportan sus ácidos grasos esenciales y su gran cantidad de vitamina E redescubriendo un aceite que siempre ha estado ahí siendo un gran desconocido.
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