Por Agroempresario.com
Las lluvias del fin de semana pasado en Chaco ofrecieron un respiro a los productores agropecuarios, quienes enfrentan una de las sequías más severas de los últimos años. Sin embargo, los efectos devastadores del clima extremo han dejado huellas irreparables en los cultivos de la región, obligando a los agricultores y ganaderos a replantear su futuro inmediato.
Tras varios meses sin precipitaciones significativas, diversas zonas de Chaco recibieron entre 60 y 190 milímetros de lluvia. Localidades como Colonia El Ñandubay-Du Graty registraron 110 mm, mientras que en Roque Sáenz Peña se alcanzaron los 190 mm. Quitilipi acumuló 96 mm, mientras que en Villa Ángela y Las Breñas cayeron alrededor de 90 mm. No obstante, la distribución del agua no fue homogénea, y en el norte de la provincia el déficit hídrico persiste.
El productor Dante Nichiporuk, de Colonia José Mármol, indicó que la lluvia ayudará al sorgo que logró resistir la sequía, aunque la rentabilidad del cultivo sigue en duda. "Fue una buena lluvia, pero llega tarde para muchos cultivos. Ahora hay que analizar si vale la pena invertir en la cosecha o asumir las pérdidas", explicó.
El panorama para los cultivos de maíz, soja y algodón es desalentador. En muchas parcelas, la sequía afectó el crecimiento de las plantas y redujo significativamente su rendimiento. "La lluvia puede ayudar al llenado de grano en algunos sectores, pero la mayoría de los daños ya están hechos", sostuvo Nichiporuk. La humedad recargada en los suelos podría beneficiar a la siembra de invierno, pero la incertidumbre económica complica la toma de decisiones.
En el sector ganadero, la situación también es crítica. La falta de pasturas ha obligado a muchos productores a recurrir a la compra de forraje, encareciendo los costos de producción. Marina Biscay, productora de Presidencia de la Plaza, señaló que la escasez de agua en los Bajos Submeridionales es un problema persistente. "Acumulamos 90 mm, pero los esteros siguen secos. No hay pasturas naturales y el invierno se avecina incierto", advirtió.
En el sudeste provincial, el productor Juan Capozzolo recibió 28 mm de lluvia y se mantiene cauto. "Es difícil decir si fue suficiente. Esperamos que ayude a la recuperación de los animales y los cultivos, pero el daño ya está hecho", comentó. Para muchos, la sequía ha significado pérdidas millonarias y un desafío financiero complejo.
Eduardo Trangoni, productor de la región de los Bajos Submeridionales, señaló que el desborde del Río Bermejo podría mejorar la situación en los próximos meses. "Si logramos entrar al invierno con el perfil hídrico recargado, podremos sobrellevar la situación", indicó. Sin embargo, el temor a nuevas sequías o fenómenos climáticos extremos sigue latente.
En Quimilí, Santiago del Estero, donde también se registraron precipitaciones, la incertidumbre es similar. "Cayeron 60 mm, pero la lluvia llegó tarde. Los cultivos sufrieron daños irreversibles y ahora resta ver si la humedad ayuda a mejorar el peso de los granos", explicó el agricultor Martín Miretti.
El testimonio de los productores refleja la cruda realidad que enfrenta el agro chaqueño. "La sequía es sinónimo de muerte. Ahora nos toca reconstruir, buscar financiamiento y prepararnos para lo que viene", concluyó Capozzolo. Mientras tanto, la esperanza está puesta en nuevas precipitaciones que permitan recuperar la actividad agropecuaria y evitar un impacto aún mayor en la economía regional.