Las altas temperaturas y el déficit hídrico prolongado generaron estrés termohídrico al cultivo de soja, afectando principalmente al NEA y en menor medida al NOA y centro y norte de Córdoba. “Estas condiciones adversas impactaron significativamente en el stand de plantas y en el crecimiento de estructuras reproductivas, disminuyendo el potencial productivo en un 22%” advirtieron especialistas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y aclararon que “por el contrario, lluvias registradas entre fines de febrero y principios de marzo en el centro de la región agrícola impactaron de manera favorable tanto en los planteos de primera como en las sojas de segunda: en los primeros favoreciendo el llenando grano, mientras que en los de segunda a partir de la formación de vainas”.
El rendimiento en la región central no logra compensar la caída en el norte del área agrícola, pero evita una mayor disminución de producción y, en consecuencia, la proyección de producción cae solo 1 millón de toneladas a 48,6 millones de toneladas.
AgroNoa