n primer lugar, la mercancía se pesa y se toman muestras en al menos tres puntos diferentes de la carga. En este momento también se hace una primera medición de humedad e impurezas para confirmar que la colza se puede descargar en las instalaciones. Posteriormente, en el laboratorio, se vuelven a medir los dos parámetros y, además, el porcentaje de grasa. Todo ello determinará el precio final que recibirá el socio.
Tras la descarga, el grano pasa a la torre de limpieza. Se eliminan restos de la planta, otras semillas, tierra y, a veces, alguna piedra. Primero se pasa por una pre-limpia rotatoria que quita las impurezas gruesas y después por una limpia vibratoria que elimina las impurezas finas. La limpiadora tiene 8 cribas dispuestas en 4 alturas para optimizar el proceso. Se vuelve a pesar y finalmente se almacena en los silos.
La planta cuenta con 16 silos que pueden guardar cada uno hasta 10.000 toneladas de colza o 7.000 toneladas de girasol. Hay que tener en cuenta que en ningún caso la humedad de la semilla puede superar el 8% porque podría estropearse el producto.
La semilla no tiene que pasar un tiempo mínimo en los silos, pero como explica Diego Morejón, de administración de la planta de aceites, cuanto más asentada está una semilla mejor se trabaja. La colza pasa al silo diario, el pulmón que abastece a la fábrica. Cada día 500 toneladas, de las que se obtendrán unas 210 toneladas de aceite de colza (220 toneladas en el caso del girasol) y el resto será harina.
En fábrica se vuelve a pesar y a limpiar antes de entrar en las máquinas. La primera es la rompedora, que se utiliza solo para el girasol, donde unos cilindros abren las semillas. A continuación, se sube a un cocedor horizontal, en el piso superior, donde se calienta hasta los 60 grados. Después, entra en los laminadores para aplanar la semilla y sube a un nuevo cocedor, esta vez vertical, de siete pisos, donde llega a alcanzar una temperatura de 95 grados.
El siguiente paso es la prensa. Se trata de un tornillo, que va aumentando de grosor, y donde irá escurriendo el aceite de presión. De esta forma se obtiene el 70% del aceite. El 30% restante se encuentra en la parte sólida, conocida como la torta, y para obtenerlo será necesaria una extracción química.
Ese primer aceite de presión arrastra finos de torta y para conseguir separar la parte líquida de la sólida se emplea un tamiz vibrante y un sistema de filtros horizontales. Estos filtros contienen en su interior placas de malla. El aceite entrar por un lado y los sólidos se quedan en la malla para por fin obtener el aceite crudo de colza.
En la extracción química mencionada antes se utiliza hexano y a través de concentrados, lavados a contracorriente, procesos de destilación, calentamientos y filtraciones se consigue el llamado aceite de extracción que se unirá al aceite de presión.
De esta forma se obtiene el aceite de colza crudo de la planta de Olmedo, que trabaja a maquila para Agroproducciones Oleaginosas. La mayor parte del aceite de colza se lleva a una planta portuguesa de SOVENA para la producción de biodiesel.
Caso distinto es el girasol ya que, una vez que se tiene el aceite crudo, continúa su proceso de refinado en la fábrica de Olmedo para su uso alimentario.
AgroNews Castilla y León