Por Agroempresario.com
El sur de la Argentina es conocido por su belleza indómita, pero hay una ruta que, más allá de Ushuaia, invita a descubrir los rincones más remotos de Tierra del Fuego, con un recorrido espectacular que va desde la capital fueguina hasta el estrecho de Magallanes. Esta travesía en automóvil atraviesa paisajes sorprendentes, uniendo las costas del Beagle con la inmensidad de la estepa patagónica, pasando por montañas, lagos y pueblos perdidos, hasta llegar al último punto de la ruta 3, un rincón que no solo es un destino turístico, sino una invitación a explorar la historia, la cultura y los paisajes más extremos de la región.
El cartel de madera que indica el final de la Ruta 3 en el Parque Nacional Tierra del Fuego es uno de los puntos más fotografiados por quienes visitan Ushuaia. Es un símbolo del fin de la tierra, donde se refleja la distancia hasta Buenos Aires, comparada con otros puntos del mundo, como París o Madrid. Sin embargo, más allá de este hito fotográfico, la ruta 3 tiene mucho más que ofrecer a los aventureros que se atrevan a adentrarse más allá del Paso Garibaldi, un paso que conecta Ushuaia con el norte de la isla de Tierra del Fuego.
El recorrido comienza atravesando el Valle de Tierra Mayor, donde el paisaje patagónico empieza a mostrarse en su máxima expresión: bosques de lengas y ñires, arroyos cristalinos y cascadas, que invitan a detenerse para disfrutar de la belleza natural. La antigua traza de la ruta, antes de ser asfaltada, se convierte ahora en un sendero ideal para los caminantes que desean adentrarse en la naturaleza de la región, explorando el lago Escondido y el lago Fagnano, dos joyas de la isla.
El Paso Garibaldi es el punto más alto de la ruta 3, con un mirador que se eleva a 450 metros sobre el nivel del mar. Desde allí, la vista de los Andes fueguinos y sus picos cubiertos de nieve es impresionante. Si el clima acompaña, los turistas pueden disfrutar de una panorámica única, con el lago Escondido a los pies del paso y el lago Fagnano a lo lejos. En días de niebla o lluvia, el paisaje puede cambiar drásticamente, convirtiéndose en un paisaje más sombrío y misterioso, pero no menos hermoso.
El paso Garibaldi es también un punto crucial de la ruta, ya que es el único lugar donde se puede cruzar los Andes fueguinos y conectar las costas del Beagle con las del estrecho de Magallanes. El recorrido por esta ruta está lleno de emociones, desde la altura de la montaña hasta la bajada a las mesetas costeras que marcan el inicio de un nuevo paisaje.
Al descender de la montaña, la primera parada obligatoria es Tolhuin, una pequeña localidad situada en el corazón de la isla. Esta ciudad es conocida por su famosa panadería, La Unión, un lugar que se ha ganado renombre en toda la región. Desde panes y medialunas hasta croissants y chocolates, Tolhuin es un verdadero paraíso para los amantes de la gastronomía local. Además, el local cuenta con una galería de arte que muestra la historia de la región y su gente, incluidos los selk’nams, los pueblos originarios de Tierra del Fuego.
Después de Tolhuin, el viaje sigue hacia el norte, pasando por la estepa patagónica, un vasto territorio donde las ovejas y los guanacos son los habitantes más comunes. A medida que se acerca Río Grande, la vegetación va desapareciendo, dando paso a la estepa y a un paisaje más árido, pero igualmente impresionante.
Río Grande es una ciudad que, aunque no se caracteriza por su aspecto pulido, tiene una gran carga histórica. Fue fundada por misioneros salesianos italianos y hoy en día se puede recorrer su historia en el Museo Virginia Choquintel, que alberga una colección sobre los selk’nams y la historia de la ciudad. En Río Grande, también se puede disfrutar de la gastronomía local, con opciones como parrillas que ofrecen cordero fueguino, o restaurantes que sirven pescados y frutos de mar frescos de la región.
El Museo Histórico y de Ciencias Naturales Monseñor Fagnano es otro de los puntos turísticos más importantes de la ciudad, que narra la historia de los pueblos originarios y la llegada de los colonos a la isla. En la zona, también se encuentran ruinas del antiguo frigorífico CAP, un vestigio de la historia industrial de la región.
Al continuar el recorrido por la ruta 3, uno de los puntos más impresionantes es el Cabo Domingo, un promontorio rocoso que se eleva sobre el Atlántico Sur, ofreciendo vistas panorámicas de la costa y la estepa. Desde allí, el paisaje se extiende hacia el horizonte, donde la inmensidad de la estepa y el cielo parecen no tener fin. La ruta 3 en esta zona es solitaria, con pocos vehículos que transitan el tramo, lo que le da una sensación de desolación y belleza extrema.
El último tramo de la ruta 3 se acerca al paraje San Sebastián, donde se encuentra el puesto fronterizo que marca el límite entre Argentina y Chile. Desde aquí, es posible continuar hacia el norte por un camino de ripio que bordea la Bahía San Sebastián y llega hasta el Hito 1, el verdadero final de la ruta 3 en la Argentina, donde la frontera toca la costa del estrecho de Magallanes. Este es el último punto donde la ruta 3 termina en el continente argentino, antes de continuar hacia Chile.
El recorrido entre el Hito 1 y Ushuaia abarca unos 350 kilómetros, que se pueden recorrer en aproximadamente cinco horas, sin contar las paradas para disfrutar de los paisajes. Para quienes deseen alquilar un auto, es recomendable hacerlo con anticipación, especialmente en temporada baja, ya que el costo para alquilar un vehículo con kilometraje ilimitado comienza en $65,000. Es importante tener en cuenta que la mayoría de los autos alquilados en Tierra del Fuego no pueden ingresar a Chile, a menos que se alquile bajo un régimen especial.
En cuanto a la gastronomía, en Río Grande se pueden encontrar excelentes opciones, como La Posada de los Sauces, que ofrece cordero fueguino a la parrilla, o Tante Sara, especializada en pescados y mariscos frescos. También se pueden visitar diversos puntos turísticos, como el Museo Virginia Choquintel, que ofrece una visión profunda de la historia de los pueblos originarios, y el Cabo Domingo, que ofrece una vista espectacular de la costa atlántica.