Por Agroempresario.com
Cuando llega el otoño, El Trapiche, una villa ubicada a tan solo 40 kilómetros de la ciudad de San Luis, se convierte en un verdadero refugio de belleza natural, historia y tranquilidad. Entre las últimas estribaciones de las Sierras Puntanas, El Trapiche transforma su paisaje en una sinfonía de colores, invitando a turistas a descubrir sus maravillas en esta estación mágica.
A una altitud de 1.050 metros sobre el nivel del mar, El Trapiche se encuentra entre fértiles tierras donde predominan los cultivos extensivos. Las lomadas circundantes añaden un toque pintoresco al entorno, creando el espacio ideal para la exploración y la relajación. Pero no es solo el paisaje lo que hace de este lugar una joya: la historia del pueblo, que data de finales del siglo XVIII, se fusiona con la naturaleza, ofreciendo un destino turístico único.
El nombre del lugar proviene de la maquinaria usada en la época colonial, el “trapiche”, un molino empleado para pulverizar el mineral aurífero extraído de la mina La Carolina, ubicada a pocos kilómetros. Este simbolismo histórico es parte integral de la identidad del pueblo y le otorga una riqueza cultural que sigue viva en su arquitectura y tradiciones.
El Trapiche es ideal para quienes buscan realizar actividades al aire libre, siempre en contacto con la naturaleza. Entre sus opciones se encuentran el ecoturismo, turismo de aventura, arqueológico, pesca, trekking y cabalgatas. También es un lugar perfecto para aquellos que solo desean descansar y disfrutar del paisaje. El río Trapiche, cuyas aguas tienen propiedades potables y medicinales, fluye serenamente por el valle, bordeado por alamedas, alfalfares y plantaciones que dan vida a la región.
Uno de los principales atractivos de El Trapiche es su Capilla Nuestra Señora del Rosario, construida en 1937, una obra religiosa que refleja la devoción de los habitantes del lugar. Esta capilla, que se encuentra bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, fue bendecida por el obispo de San Luis, monseñor Dionisio Tibiletti, y hoy es un importante punto de referencia para quienes visitan la región.
El Moto Turismo – Circuito Local es otra excelente opción para los viajeros aventureros. Este recorrido, que abarca 192 kilómetros de hermosos paisajes, comienza en El Trapiche y recorre lugares emblemáticos como el Embalse La Florida, el Campamento Viejo, y la localidad de Riocito, famosa por la extracción de piedra laja. Durante este circuito, los turistas pueden admirar los diques y los espejos de agua que embellecen la región, haciendo de este un viaje muy apreciado por los amantes de la moto y la naturaleza.
El Circuito de sierras y diques, con una distancia de 247 kilómetros, conecta San Luis con las majestuosas Altas Serranías, un paisaje serrano de gran belleza que permite disfrutar de la frescura de los ríos y las rutas sinuosas de altura. Los diques y las leyendas locales, como las relacionadas con la fiebre del oro, completan la magia de este recorrido.
En cuanto al ecoturismo, la Estación de Piscicultura de La Florida es una parada obligatoria. Inaugurada en 1971, esta estación tiene como objetivo fomentar la actividad pesquera en los ríos y diques de la provincia, y es un excelente lugar para quienes desean aprender más sobre la fauna acuática local.
El turismo religioso también tiene su espacio en El Trapiche. La Iglesia de Campamento, en La Florida, es un ejemplo claro de la arquitectura religiosa de la región. Fue construida para albergar a los encargados de la construcción del dique, y la capilla que allí se encuentra fue escenario de bendiciones para los mineros. La particularidad de este lugar radica en su arquitectura, que combina lo moderno y lo rústico, creando un ambiente único.
La Capilla Nuestra Señora de Luján, también en La Florida, fue construida en 1995, y contiene una obra del famoso artista Ricardo Carpani, titulada Ecco Homme. Esta obra fue donada por el artista y es la única de carácter religioso que el pintor realizó en su carrera.
El Santuario Virgen María de la Cobrera, inaugurado en diciembre de 2019, conmemora las apariciones de la Virgen en 1994, cuando se construyó un santuario en su honor. Los fieles que peregrinan hasta este lugar aseguran que la Virgen tiene poderes curativos y liberadores, y cada año miles de devotos visitan este sitio para rendirle homenaje.
El Cristo Blanco de El Trapiche, ubicado frente a la Costanera, es otra de las figuras religiosas más emblemáticas de la región. Esta escultura, réplica del Cristo Redentor en Brasil, fue colocada en la década del '40 y se ha convertido en un símbolo de la fe en El Trapiche.
Lo que convierte a El Trapiche en un destino turístico incomparable es su capacidad para ofrecer una experiencia completa que abarca desde el disfrute de su paisaje otoñal hasta la posibilidad de sumergirse en la historia y cultura local. En sus calles, en cada rincón, se fusionan las leyendas de la fiebre del oro, las huellas de la colonización española y la serenidad de sus paisajes, creando una atmósfera única que invita a ser vivida en cada temporada.
El Trapiche es un destino ideal no solo para los amantes de la naturaleza, sino también para quienes buscan una experiencia más profunda que involucre la historia, la cultura y la espiritualidad de la región. Su cercanía con la ciudad de San Luis, su infraestructura turística bien desarrollada y la amabilidad de su gente lo convierten en un lugar perfecto para disfrutar durante todo el año.
Este rincón de San Luis no es solo un lugar para visitar, sino un espacio donde se puede respirar paz, inspiración y conexión con el entorno. Ya sea recorriendo sus senderos, explorando sus templos o simplemente contemplando la puesta de sol sobre las Sierras, El Trapiche promete ser una experiencia inolvidable que captura los sentidos de todo aquel que lo visita.