A solo una hora y media de Buenos Aires, se encuentra un destino que pocos conocen pero que promete ser el refugio ideal para quienes buscan escapar del ruido y el estrés de la ciudad. Se trata de Atalaya, un pequeño paraíso que ofrece playas tranquilas y un entorno natural único, perfecto para disfrutar en Semana Santa. El recorrido hacia este rincón comienza en la ciudad de La Plata y sigue por caminos rurales hasta llegar a Atalaya. Una vez allí, el visitante se encuentra con dos balnearios: el primero, más concurrido, y el segundo, un poco más escondido y menos visitado, ideal para quienes buscan un poco de soledad y contacto con la naturaleza. Un camino a la tranquilidad
El acceso a la playa es sencillo y se puede realizar en cualquier tipo de vehículo, incluso después de lluvias, gracias a un camino bien compactado. El trayecto está rodeado de árboles, lo que lo convierte en un paseo agradable y conectado con la naturaleza.
Para llegar al segundo balneario, se debe tomar un camino de ripio que, aunque presenta algunos pozos, es transitable y lleva a un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor. En este lugar, el río se ve más limpio y la arena es más clara, al ofrecer un paisaje diferente al de otras playas del Río de la Plata.
Este balneario es un lugar agreste, sin las comodidades de los campings privados, pero con la ventaja de ser un espacio público donde no se cobra entrada. Es ideal para acampar, pescar o simplemente disfrutar de un día al aire libre. La falta de infraestructura turística le da un encanto especial, permitiendo a los visitantes disfrutar de la naturaleza en su estado más puro.
Para aquellos que prefieren un poco más de comodidad, el primer balneario de Atalaya ofrece servicios como baños públicos, fogones y proveedurías. Sin embargo, la verdadera joya es el segundo balneario, donde la tranquilidad y la belleza natural son las protagonistas.
Al visitar Atalaya, es importante llevar todo lo necesario para pasar el día, ya que las opciones de compra son limitadas. Además, se recomienda respetar las indicaciones y cuidar el entorno, ya que es un lugar que depende del respeto de sus visitantes para mantener su belleza natural.