Economía Agraria / Administración Agraria

Andrea Grobocopatel: "Tenemos que fomentar el impulso empresario"

" Cuando uno se sienta con gente distinta, es cuando más aprende" , sostuvo la presidenta de FLOR

Andrea Grobocopatel:
viernes 15 de diciembre de 2017

Con el objetivo puesto en fomentar y generar un desarrollo sostenible mediante líderes y organizaciones responsables, Andrea Grobocopatel, presidenta de FLOR (Fundación Liderazgos y Organizaciones Responsables), expuso, en el Congreso Audiovisual Argentina Supermercado del Mundo, sobre la gestión de la diversidad.

“Frente a la necesidad de tener un desarrollo sostenible en el tiempo, tendríamos que estar pensando en contemplar los aspectos económicos, sociales y medioambientales, que sea algo equitativo, vivible y viable; que las organizaciones sean democráticas y responsables, que se promueva la diversidad y que haya una economía que no piense sólo en el lucro”, comenzó Grobocopatel describiendo la situación deseable a la que apuntan desde la Fundación. En cambio, en la situación real, el foco está puesto en el lucro, en la guerra y estamos atravesando una crisis ecológica, explicó la presidenta de FLOR: “Este mundo hoy es insostenible si no nos ponemos a actuar todos rápidamente frente a esto”.

Para poder avanzar hacia la situación deseable, es necesario realizar un cambio de paradigma: “Tenemos que pensar proyectos consensuados, proyectos que contemplen lo público y lo privado. Tenemos que pensar acciones conjuntas, logros compartidos, en felicitarnos, motivarnos, ayudarnos; tenemos que pensar en generar confianza”, enumeró Grobocopatel e indicó que, para ello, tiene que haber mucha comunicación y transparencia entre las partes. Los principales actores que pueden promover este cambio son los empresarios y el Estado. Como subrayó Grobocopatel, por un lado, “tenemos que fomentar el impulso empresario y los empresarios lo que tenemos que hacer es generar empleo, generar empresa y ser responsables”. Por el otro, “la parte estatal tiene que cumplir su rol en temas de infraestructura”.

El desarrollo podrá darse de la mano de la responsabilidad en el liderazgo y en la organización. En tal sentido, Grobocopatel explicó:

¿Qué es ser un líder responsable? “Liderar responsablemente significa asumir rendir cuentas, no sólo a los accionistas sino a la sociedad en la que vivimos. Un líder responsable toma decisiones entendiendo que hay un entramado de tensiones y que tiene que tratar de preservar sus valores”. Asimismo, “los buenos líderes preparan sucesores”, ya que entienden que no van a quedarse siempre en el mismo lugar y que deben balancear su vida personal con la empresarial: “Si no tenemos sucesores preparados, todo el esfuerzo que venimos haciendo hasta el momento se pierde con nosotros”. “Un líder responsable planifica, evalúa sus acciones y corrige el rumbo en función de lo que va sucediendo”.

¿Qué son las organizaciones responsables? “Es aquella que sabe que es un actor social y que de alguna manera no está solo para trabajar para su organización, sino para la sociedad en general”. Estas organizaciones reconocen a los grupos de interés que están a su alrededor, asumen compromisos voluntarios, piensan en lo ambiental, en lo social y en lo económico y analizan los riesgos, mitigándolos desde una forma sustentable.

En este nuevo contexto propuesto por la presidenta de FLOR, los líderes “tienen que ser curiosos, apasionados, positivos, tener sentido común, ser colaborativos y resilientes”, señaló y explicó que “el mundo de hoy es volátil, incierto, complejo y ambiguo. No podemos cambiar, es lo que tenemos y frente a ese mundo necesitamos desarrollar cada uno determinadas habilidades para trabajar y adaptarnos. Tenemos que aprender, desaprender y reaprender permanentemente”.

De igual modo, la diversidad es un aspecto que los líderes y organizaciones también tienen que gestionar y fomentar: “El mundo es diverso, cada uno es diferente y tiene algo para aportar; creo que eso hay que ponerlo al servicio de la competitividad. Cuando uno se sienta con gente distinta, es cuando más aprende”, aseguró Grobocopatel, haciendo hincapié en que la gente que es diferente a nosotros nos obliga a reflexionar y a convencer al otro de nuestros pensamientos; así se genera competitividad. “Tenemos que empezar a darnos cuenta que lo principal es empezar a comprender al diferente, tolerar un poco más, aceptar las diferencias. La gestión de la diversidad es valorar lo diferente como algo que agrega valor, como una oportunidad de aprendizaje. Para poder sentarse con gente distinta, hay que ser muy abierto”, subrayó.

En este aspecto, las mujeres líderes cumplen un rol importante. “Cuando hay mujeres en lugares de decisión, se pueden contemplar a todos los grupos y hay más oportunidades; se promueve más el desarrollo sostenible y se contribuye a la buena gestión institucional”, describió la presidenta de FLOR. Además, comentó que está comprobado que las mujeres que forman parte de los directorios exigen más datos y detalles. “No es que crea que el liderazgo femenino es mejor que el masculino, sino que siento que es complementario”, aclaró. Por un lado, el género femenino no busca reconocimiento de la autoridad y suelen ser más honestas al reconocer las debilidades. Por el otro, el género masculino se anima más a hacer cosas de las cuales no está seguro de saber.

En este mundo complejo, “necesitamos ser más creativos y más innovadores; lo vamos a hacer en la medida en que gestionemos a diversidad”. No tenemos que “pensar en la discriminación sino en legitimar las diferencias como una fuente de cambio y de crecimiento”, resaltó Gobocopatel. El hombre tiene que incorporar a las mujeres y comprender que “es mucho mejor tener al lado a alguien que quiere crecer que a alguien que solamente está pensando en acompañarnos”, expresó la presidenta de FLOR.

A modo de conclusión, llamó al negocio agrario, a las empresas y al Estado a asumirse como motores de cambio. En principio, “el desarrollo rural puede ser una gran herramienta para erradicar la pobreza; que no se venga a vivir a las grandes ciudades, sino que se quede de una manera proactiva, generando cambios en la sociedad”. En tanto, el Estado, y para que el desarrollo agrario ocurra, tiene que “garantizar las reglas del juego estables e invertir en infraestructura”. Finalmente, las empresas “tienen que incorporar esta dimensión social, fortalecer las nuevas formas de liderazgo en distintos espacios, trabajar sobre acuerdos básicos, generar más confianza entre nosotros, trabajar sobre las instituciones pero, fundamentalmente, trabajar sobre el entorno organizacional”. “No creamos que, porque es pequeño nuestro aporte, no agrega. Si todos y cada uno agregamos un poquito, seguramente las cosas van a cambiar”, finalizó Grobocopatel.

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