La hidrovía en crisis: Paraguay enfrenta demoras en plena temporada exportadora

Quince convoyes están varados por la bajante del Paraná, afectando la logística y el comercio exterior

La hidrovía en crisis: Paraguay enfrenta demoras en plena temporada exportadora
martes 15 de abril de 2025

Por Agroempresario.com 

La hidrovía Paraná-Paraguay, arteria fundamental para el comercio exterior paraguayo, atraviesa uno de sus momentos más críticos en plena temporada alta de exportaciones. En las inmediaciones de Ayolas, cerca de quince convoyes de barcazas cargadas con productos agrícolas permanecen detenidos, imposibilitados de avanzar por la falta de profundidad en el canal. La situación genera serios trastornos logísticos y pone en evidencia las debilidades estructurales del sistema de transporte fluvial del país.

El epicentro del conflicto se ubica en el tramo del río Paraná cercano a la represa de Yacyretá, donde la combinación de una pronunciada bajante y la acumulación de sedimentos convirtió al cauce en un verdadero cuello de botella. Este sector es clave para el flujo de exportaciones provenientes de los departamentos de Itapúa y Alto Paraná, regiones que concentran una porción significativa de la producción agrícola nacional.

La coyuntura llega en un momento especialmente delicado: la campaña de soja está en pleno auge, con millones de toneladas aún almacenadas a la espera de ser despachadas. La congestión fluvial no sólo ralentiza el ritmo de exportación, sino que además amenaza con generar pérdidas económicas cuantiosas debido a los sobrecostos logísticos y a la imposibilidad de cumplir con plazos de entrega internacionales.

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En este contexto, las esperanzas del sector naviero están puestas en las llamadas “ventanas de agua”: liberaciones puntuales de caudal desde la hidroeléctrica de Yacyretá que permiten, en momentos específicos, el paso de embarcaciones. Sin embargo, estas oportunidades son limitadas y dependen de variables climáticas inciertas, lo que no garantiza una solución de fondo al problema.

El impacto no se limita al comercio exterior. También comienza a afectar a la distribución interna de insumos clave como los combustibles. Las barcazas que transportan gasoil hacia el sur y el sureste del país desde Ciudad del Este enfrentan demoras que comprometen el abastecimiento regular en estaciones de servicio y centros logísticos regionales. Para este tipo de cargas sensibles, cualquier interrupción puede desencadenar efectos en cadena que afecten el funcionamiento de actividades productivas y el transporte terrestre.

Las condiciones adversas no son nuevas. A principios de este año, el tramo norte del río Paraguay ya había presentado dificultades similares debido a los problemas crónicos en el Paso Bermejo, una zona de fuerte sedimentación donde los trabajos de dragado no logran sostener una navegación fluida de manera constante. Como resultado, los embarques de soja desde esa región se redujeron en más de un 14% durante el primer trimestre, y ahora las dificultades en el Paraná representan un segundo golpe consecutivo a la logística exportadora paraguaya.

Desde el sector privado, se advierte que esta situación crítica es la consecuencia directa de una combinación de factores previsibles: la estacionalidad de las bajantes, el cambio climático que intensifica los fenómenos de sequía y, sobre todo, la falta de planificación e inversión sostenida en infraestructura fluvial. “Esto no es una emergencia nueva. Es un problema estructural que vuelve a repetirse porque no se ha trabajado con la seriedad y anticipación que requiere”, señaló un operador naviero de la región.

La incertidumbre climática solo profundiza este panorama. Aunque se registraron algunas lluvias aisladas en las últimas semanas, los expertos no esperan mejoras sustanciales en los niveles de agua en el corto plazo. Además, el comportamiento errático de las precipitaciones dificulta la programación eficiente de las operaciones navieras, obligando a tomar decisiones casi en tiempo real, con márgenes cada vez más ajustados.

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Ante este escenario, crece el consenso sobre la necesidad de avanzar en soluciones de largo plazo. Estas incluyen una mayor coordinación regional para el manejo de los caudales, inversiones en dragado y mantenimiento preventivo de los canales, y la implementación de sistemas de monitoreo y pronóstico hidrológico que permitan actuar con mayor previsibilidad.

Paraguay, como país mediterráneo, depende en gran medida de la funcionalidad de sus ríos para sostener su economía exportadora. La hidrovía debería operar como columna vertebral del comercio, pero su actual fragilidad expone una vulnerabilidad que compromete tanto el presente como el futuro logístico del país.

Mientras tanto, los convoyes siguen detenidos, las terminales se congestionan y los productores observan con preocupación cómo el río, antaño sinónimo de oportunidades, se convierte ahora en un obstáculo para llegar al mundo. La respuesta estructural no puede seguir esperando: el tiempo, al igual que el nivel del agua, se agota.



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