El mercado global de fertilizantes de valor agregado (VAF) experimentó un notable crecimiento, superando los 19.000 millones de dólares en 2022 y con proyecciones de alcanzar los 30.590 millones de dólares para 2030, impulsado por la necesidad de tecnologías que mejoren la productividad agrícola de manera sostenible.
En este contexto, Latinoamérica se destacó como una región de alto crecimiento, alcanzando los 3.200 millones de dólares en 2022 y con una previsión de llegar a 6.000 millones de dólares en 2030. Dentro de este segmento, los fertilizantes microgranulados emergieron como una solución prometedora gracias a su precisión y eficiencia en la nutrición de cultivos.
Argentina se consolidó como líder regional en el mercado de microgranulados, representando el 90 % de las más de 60.000 toneladas vendidas en América Latina en 2022. Estos fertilizantes, caracterizados por su granulometría específica y alta concentración de nutrientes, son cruciales en etapas tempranas del desarrollo de los cultivos extensivos como maíz, trigo y soja, y están ganando terreno en cultivos intensivos.
Inestabilidad económica
Sin embargo, el panorama cambió en 2024. El volumen total de microgranulados comercializados en Latinoamérica retrocedió a entre 38.000 y 40.000 toneladas. Factores como la caída en los precios del fósforo, la disminución de los márgenes agrícolas, el sobrestock en los canales de distribución y la inestabilidad económica argentina impactaron negativamente en el sector. El precio medio por tonelada también experimentó una baja, afectando los márgenes de las empresas y ralentizando las inversiones.
A pesar de este retroceso, Valentín Bastini, gerente Global de Nutrición y Bioestimulación de Cultivos en Rizobacter, destacó el potencial demostrado por estas tecnologías, que llegaron a representar más del 6 % de la superficie fertilizada con fósforo en cultivos extensivos. Subrayó la presencia de 14 empresas activas en el mercado latinoamericano, lo que evidencia el interés y la competencia en este segmento.
Rizobacter, pionera en la región con la primera planta de microgranulados de América Latina, mantiene un liderazgo significativo en Argentina, abarcando el 64 % del mercado en 2024 con 22.850 toneladas comercializadas. La empresa ha apostado por la sustentabilidad, incluyendo formulaciones con componentes biológicos en su portafolio.
Fernando Manfredi, director de Amauta Agro, otra empresa relevante en el sector, señaló el crecimiento exponencial experimentado hasta 2022-2023, pero también la fuerte caída del mercado argentino en el último año y medio, estimada en un 30 %. Manfredi enfatizó que el contexto económico del país no ha acompañado el desarrollo de este tipo de tecnologías, que prosperan en escenarios de precios de granos favorables y políticas estables.
Una oportunidad
A pesar de los desafíos presentes, las perspectivas a futuro para el mercado de microgranulados en Argentina y Latinoamérica son alentadoras. Ignacio Moyano Córdoba, vicepresidente de Desarrollo de Negocios para Latam en DunhamTrimmer, considera que una estabilización económica y mejoras en la cadena de suministro permitirán que el mercado recupere su ritmo de crecimiento. La tecnología disponible ofrece soluciones para aumentar la productividad agrícola de manera eficiente y sostenible.
Bastini también vislumbra señales positivas, como la liquidación del sobrestock de fertilizantes especiales durante la última campaña, lo que podría generar nueva demanda. Sin embargo, la recuperación de la inversión en tecnología por parte de los productores dependerá de la mejora en sus márgenes.
En el largo plazo, la previsibilidad económica, políticas que fomenten la productividad y una ley de suelos adecuada podrían consolidar a los fertilizantes microgranulados como un motor clave para una agricultura sustentable en la región.
La eficiencia de estos productos para aportar macro y micronutrientes esenciales al momento de la siembra, junto con la creciente demanda de una agricultura de precisión, auguran un futuro prometedor para este sector, especialmente en mercados emergentes como Uruguay, Paraguay, México, Colombia y Bolivia. La clave estará en la capacidad de las empresas para innovar y adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado.
Tecnología para una agricultura más eficiente
Los VAF se consolidan como una alternativa estratégica frente a los fertilizantes convencionales, con amplio crecimiento en el mercado.
Los fertilizantes de valor añadido (VAF) pueden considerarse híbridos que combinan fertilizantes convencionales y bioestimulantes. Los VAF se componen de tres elementos clave: componentes fundamentales, funcionales/fisiológicos y de mejora. Se utilizan para mejorar la absorción de nutrientes, aumentar la resiliencia de las plantas y optimizar el potencial de rendimiento, minimizando al mismo tiempo el impacto. Estos fertilizantes suelen incorporar tecnologías como liberación controlada, bioestimulantes, microorganismos beneficiosos o agentes quelantes.
Los fertilizantes orgánicos y los fertilizantes de valor añadido (VAF) representan dos enfoques distintos dentro de la nutrición vegetal, aunque en ocasiones pueden superponerse. Los fertilizantes orgánicos y los VAF difieren principalmente en su origen -en los primeros es natural (animal, vegetal o mineral sin sintetizar) y en los segundos es natural o sintético, con tecnología incorporada-, composición y tecnología. Mientras que los orgánicos se centran en enriquecer el suelo de manera natural, los VAF están diseñados para maximizar la eficiencia nutricional de las plantas con tecnologías avanzadas. Ambos pueden coexistir en sistemas agrícolas sostenibles, dependiendo del objetivo productivo y ambiental del agricultor.
Los VAF abordan las necesidades fundamentales de mejora de la sostenibilidad, la rentabilidad y la eficiencia en los sistemas de producción agrícola.
Entre las principales empresas a nivel mundial que fabrican VAF están Yara International (Noruega), Fertinagro Biotech (España), ICL Group (Israel), EuroChem (Suiza), Haifa Chemicals (Israel), Grupo Iñesta (España) y Rizobacter (Argentina).
DunhamTrimmer – firma de inteligencia de mercado especializada en el sector agrícola biológico a nivel global- proyecta que el mercado global de fertilizantes de valor añadido alcanzará los 30.590 millones de dólares para 2030, con una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) constante del 5,5 %. Comparemos esto con el mercado tradicional de fertilizantes, que crece a una TCAC de entre el 1,5 % y el 2,2 %.
Los fertilizantes de valor añadido se consolidan como una alternativa estratégica frente a los convencionales, con una proyección que alcanzarán los US$ 30.590 millones para 2030 en el mercado global de fertilizantes.
AgroNoa