Por Agroempresario.com
Este lunes, los activos bursátiles argentinos experimentaron una nueva jornada de volatilidad, con el índice S&P Merval cayendo un 1%, lo que lo ubicó nuevamente en los 2.200.000 puntos, el mismo nivel que registraba a principios de abril, antes de que el Gobierno flexibiliza el control de cambios. A pesar de que los mercados internacionales registraron una ligera tendencia positiva, con el índice Dow Jones de Industriales avanzando un 0,4%, los activos locales parecieron no capturar ese impulso, mostrando una desconexión entre los mercados internos y externos.
La volatilidad en los mercados argentinos se produce en un contexto de reacomodamiento de posiciones, luego de la reciente liberalización del mercado cambiario. A nivel global, la aversión al riesgo parece haberse suavizado levemente, con un aumento en la esperanza de que la guerra comercial mundial entre Estados Unidos y China no se materialice. Sin embargo, esta dinámica no se ha reflejado de la misma manera en los mercados argentinos, donde los precios de las acciones y los bonos operan con altibajos previsibles.
El retroceso del S&P Merval, que refleja el comportamiento de las principales acciones argentinas, es un reflejo de la persistente incertidumbre interna y la fragilidad de los mercados locales. A pesar de la flexibilización de las restricciones cambiarias en abril, la Bolsa de Buenos Aires no ha logrado sostener una tendencia positiva, desacoplandose de los mercados externos, que presentaron una recuperación moderada. A nivel global, la noticia más relevante fue el pequeño avance del Dow Jones, impulsado por las últimas novedades sobre las negociaciones arancelarias entre Estados Unidos y China.
“Los mercados internacionales respondieron positivamente a un escenario un tanto más tranquilizador en cuanto a la batalla de aranceles iniciada por la administración Trump”, comentó Wise Capital. A nivel local, la tendencia parece ser diferente, ya que los inversores continúan evaluando el impacto de las recientes medidas del Gobierno, en especial las decisiones relacionadas con el tipo de cambio y las políticas fiscales.
En cuanto a las políticas económicas del Gobierno, el presidente libertario argentino, Javier Milei, declaró que el Banco Central no comprará dólares para sus reservas hasta que el tipo de cambio se sitúe en la parte inferior de una banda de flotación que se encuentra entre los 1.000 y 1.400 pesos por dólar. Este enfoque tiene como objetivo garantizar que el tipo de cambio mayorista converja al valor más bajo de esa banda, con la esperanza de estabilizar la moneda nacional.
A nivel de mercado, las expectativas están puestas en las liquidaciones del campo, ya que el Gobierno apuesta a que el sector agropecuario contribuya significativamente a la acumulación de reservas. En este sentido, se han introducido medidas para incentivar las liquidaciones, como la baja temporal de las retenciones a los principales cultivos, que terminará el 30 de junio. “El equipo económico confía en que el tipo de cambio mayorista convergerá al piso y está haciendo todo lo posible para que esto suceda”, evaluó Inveq Consulting.
Por otro lado, los bonos soberanos de la Argentina presentaron un comportamiento mixto, operando entre planos y negativos en las primeras horas de la jornada. El riesgo país, que mide la prima de riesgo de la deuda argentina en relación con los bonos del Tesoro estadounidense, se mantuvo cercano a los 700 puntos básicos. Esta cifra refleja la persistente preocupación de los inversores sobre la sostenibilidad de la deuda pública argentina, especialmente en un contexto económico tan incierto.
Los analistas de mercado también señalaron que los bonos argentinos, a pesar de la incertidumbre interna, siguen siendo una opción atractiva para los inversores que buscan una mayor rentabilidad, debido a los rendimientos relativamente elevados en comparación con los bonos de grado de inversión de otros países. No obstante, el riesgo país sigue siendo un factor clave que pesa sobre las decisiones de inversión.
La semana en el mercado argentino será más corta debido a los feriados del jueves 1 de mayo, Día del Trabajo, y el viernes, feriado optativo con fines turísticos. Esto limitará la actividad financiera local, en un contexto ya de por sí volátil. En el plano internacional, la atención continuará en la publicación de datos económicos clave en Estados Unidos. Entre ellos, destaca la inflación PCE de marzo, que es una referencia crucial para la Reserva Federal en la toma de decisiones sobre la política monetaria. También se publicarán cifras sobre la evolución del mercado laboral y la estimación del Producto Bruto Interno (PBI) del primer trimestre del año.
Los analistas de Puente anticipan que la Reserva Federal podría realizar entre 2 y 3 recortes de un cuarto de punto porcentual en su tasa de interés, si el mercado laboral muestra signos de debilitamiento o si la actividad económica se desacelera. Este entorno de tasas de interés más bajas en Estados Unidos podría generar rendimientos más altos para los bonos de corto plazo, lo que a su vez podría influir en la estrategia de inversión de los participantes del mercado.