En el marco del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, que se celebra cada 28 de abril por iniciativa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Asociación Forestal Argentina (AFoA) presentó los logros alcanzados en la mejora de la seguridad laboral dentro del sector.
Gracias a la implementación de buenas prácticas y la certificación de competencias laborales, la actividad forestal en Argentina ha reducido significativamente su siniestralidad y es hoy considerada un ejemplo a nivel nacional e internacional.
Históricamente, el trabajo forestal ha sido una de las actividades con mayor riesgo de accidentes. A pesar de la incorporación de tecnología, la siniestralidad sigue siendo elevada en muchos países. Sin embargo, en Argentina, los datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) revelan un cambio notable: el índice de incidencia de accidentes pasó de 195 cada 1.000 trabajadores en 2007 a un promedio de 68 cada 1.000 en los últimos años, equiparándose con el del sector agropecuario.
Este avance se debe a un enfoque integral basado en el diálogo entre empleadores, trabajadores y el Estado. Un avance importante y reciente fue la publicación del nuevo Repertorio de recomendaciones prácticas sobre seguridad y salud en el trabajo forestal de la OIT, en marzo de 2025, en cuya redacción participó activamente AFoA.
Este documento actualiza las directrices elaboradas en 1998 y sirve como marco de referencia internacional consensuado.
En Argentina, la SRT impulsó la creación de un Manual de Buenas Prácticas en seguridad forestal a través de una mesa cuatripartita de diálogo social. Paralelamente, AFoA desarrolló sus propias Guías de Buenas Prácticas, incluyendo recomendaciones específicas en seguridad laboral.
“Contar con recomendaciones consensuadas en el marco de la OIT brinda una base sólida para avanzar en la mejora de las condiciones de trabajo. Sin embargo, el desafío está en lograr que estas buenas prácticas se incorporen de forma efectiva en el día a día de las empresas y los trabajadores”, afirmó Claudia Peirano, directora ejecutiva de AFoA.
En la práctica, la adopción de estas estrategias ha sido más visible en las plantaciones forestales que en los bosques nativos. Argentina cuenta con 1,3 millones de hectáreas de plantaciones (principalmente de pino, eucalipto y álamo) y cerca de 55 millones de hectáreas de bosques nativos.
Alrededor del 50% de las plantaciones están certificadas bajo los estándares FSC y PEFC, los cuales utilizan el Repertorio de la OIT como referencia en sus criterios laborales. Esta certificación implica auditorías independientes que verifican el cumplimiento de dichas normas, favoreciendo su adopción y fortaleciendo el compromiso con la seguridad laboral en el sector.
El desafío mayor fue traducir estas recomendaciones en un formato de formación continua y adopción efectiva por los trabajadores en el lugar de trabajo. Para ello, la implementación del sistema de certificación de competencias laborales de los trabajadores fue fundamental.
El enfoque de competencias requiere la normalización de roles y la evaluación de los trabajadores en situación de trabajo. El sistema da vuelta 180 grados la forma de capacitación tradicional, ya que parte que el saber no se encuentra en los docentes, sino en el lugar de trabajo. La elaboración de la norma, implica las entrevistas a expertos en el rol y la observación de la tarea. En base a la norma se elaboran los materiales didácticos y curriculares y se forman los instructores y docentes. Por lo tanto, crea un puente entre el mundo del trabaj o y el de la capacitación, dando pertinencia y actualización al sistema de formación continua.
Se han desarrollado un robusto marco de 19 normas, evaluado a más de 8.000 trabajadores, formado más de 100 evaluadores y fortalecido la oferta de formación continua con diseños curriculares, materiales didácticos, formación docente y fortalecimiento de instituciones de formación.
En Argentina, los trabajadores forestales tienen bajos niveles de escolarización formal. Este reconocimiento de su experiencia laboral no solo mejora su empleabilidad, sino que, dichos por ellos mismos, sienten que dignifican el trabajo que realizan. Son los mismos trabajadores que solicitan ser evaluados para ver dónde están y poder alcanzar la certificación.
Realizado en diálogo con el gremio de trabajadores rurales y en el marco de un programa de la Secretaría de Trabajo de la Nación, la normalización de los roles incorporando temas de seguridad personal y de entorno de trabajo y la evaluación de los trabajadores en situación de trabajo para certificar las competencias fue un punto de quiebre para asegurar la transferencia de las buenas prácticas a la situación efectiva de trabajo. Esto se acompañó con formación de docentes e instructores forestales por competencias, logrando la actualización y pertinencia en la formación continua.
Ahora bien, los estándares internacionales y nacionales en seguridad laboral y el sistema de certificación y formación continua están disponibles, pero no todos lo adoptan, a pesar de mostrar que sirve para bajar la siniestralidad.
“En esto, lo que hemos observado como fundamental para su adopción es el compromiso desde la más alta autoridad de la empresa o de los productores forestales para impulsar una fuerte cultura de seguridad en la empresa y en sus contratistas. Es imprescindible que la política de la empresa en salud y seguridad alcance a los contratistas forestales, incluyendo en sus contratos los estándares de salud, seguridad y bienestar que tiene la empresa para sus empleados propios y, principalmente, se controle que esto se cumpla” apunta Peirano.
En el caso de empresas socias de AFoA, exigen, por ejemplo, que el 100% de los trabajadores de los contratistas estén certificados por competencias laborales, especialmente, en los puestos de mayor riesgo, como es motosierristas, aplicadores de fitosanitarios, podadores, combatientes de incendios, entre otros. Esto se incluye en el contrato de servicio.
Las empresas también se aseguran que sus contratistas tengan sus empleados formales y se cumpla la ley, además de los estándares de seguridad. Cuando esto se promueve por las empresas líderes del sector (siempre se requiere de un liderazgo que impulse estas medidas y luego otros siguen), hay una trasferencia muy rápida para las mejores prácticas hacia las empresas contratistas y se difunde más allá de esas empresas líderes.
Ahora el gran desafío: en Argentina, esto ha servido y es efectivo solo si el trabajo es formal. El trabajo vinculado a actividades familiares y de productores forestales informales estas prácticas son de muy difícil adopción. El trabajador informal es invisibilizado. No acceden a la capacitación ni a la certificación de competencias, ni la gestión puede ser certificada por sellos como FSC o PEFC.
Por ello, “la seguridad laboral está directamente relacionada con el trabajo formal. Para lograr un trabajo seguro se debería promover sistemas de empleo formales sencillos, adaptados al formato laboral forestal –o de la actividad que se trate- y sin costos desproporcionados para el empleador ni para el trabajador. Paso inicial para poder ir adoptando las herramientas disponibles –como son las buenas prácticas y la certificación de trabajadores- para asegurar un trabajo seguro. El sector forestal puede mostrar una experiencia exitosa en este sentido y que puede ser replicada”, concluye la directora.
Argentina Forestal