Por Agroempresario.com
La geografía mendocina está a punto de cambiar de manos, al menos en lo que respecta a sus arterias viales estratégicas. El gobernador Alfredo Cornejo sorprendió en conferencia de prensa al confirmar que la Provincia intervendrá y finalizará obras largamente postergadas en las rutas nacionales 40, 7 y 143, un anuncio que reedita la discusión sobre el federalismo de recursos y competencias, pero que también abre la puerta a un nuevo modelo de financiamiento a través de peajes provinciales una vez concluidos los trabajos.
Cornejo fue tajante: “Aunque implique un esfuerzo fiscal para Mendoza, vamos a hacernos cargo porque es una necesidad”. La Ruta 40, columna vertebral que cruza de norte a sur conectando centros productivos vitivinícolas y corredores turísticos, y la Ruta 7, acceso troncal al Paso Internacional Cristo Redentor, concentran hoy baches, puentes inconclusos y tramos paralizados que ahogan la competitividad agrícola, frenan el flujo de visitantes y encarecen los costos logísticos. El mandatario trazó un diagnóstico lapidario: “Hay puentes tirados hace más de veinte años y proyectos frenados que ya sufren usurpaciones de terrenos. Es una vergüenza nacional”.
Para destrabar la obra pública, el Ejecutivo recurrirá al Fondo del Resarcimiento, un instrumental que actuará como crédito interno para Vialidad Provincial y permitirá licitar en simultáneo varios frentes. El gobernador aclaró, sin embargo, que “no se cobrará un solo peso de peaje hasta que cada kilómetro esté terminado y señalizado”, tras lo cual se habilitará un sistema de telepeaje “regulado por la Provincia” y sin casillas que interrumpan el tránsito. Godoy Cruz, Guaymallén y Luján de Cuyo serán los primeros municipios en incorporar pórticos electrónicos, con colectoras remodeladas para absorber el tráfico local.
La tarifa, advirtió Cornejo, será variable: “No podemos fijar un mismo valor para la Ruta 7, que mueve miles de camiones diarios, y para la 143, con mucho menos flujo”. Ese enfoque, basado en proyecciones de tránsito y coste de obra, busca equilibrar la ecuación financiera sin desalentar el turismo interno ni perjudicar a productores que dependen de los corredores para sacar su cosecha.
El anuncio vial llegó enmarcado en una rueda de prensa en la que el gobernador, además, despejó dudas sobre la posibilidad de unificar las elecciones provinciales con las nacionales. Con mandato hasta 2027, Cornejo recordó que “en octubre sólo se votan diputados nacionales; las bancas provinciales vencen en 2026”. Sin urgencias políticas, la Provincia “usará cada plazo legal disponible antes de fijar la fecha”, desligándose de la estrategia electoral de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otras jurisdicciones. El clima de negocios, sugirió el mandatario, depende más de la estabilidad macroeconómica que del calendario de urnas: “Necesitamos que baje la inflación, que haya inversión y empleo. La previsibilidad política es parte de eso”.
En la misma conferencia, el gobernador dedicó un párrafo a la seguridad vial y respaldó al intendente de Guaymallén tras el reciente escándalo de un concejal que dio positivo en un control de alcoholemia. “No hay privilegios para nadie”, sentenció Cornejo, quien exigió la renuncia y sostuvo que “un funcionario alcoholizado al volante es un pésimo ejemplo”. La Provincia ratificó su meta de tolerancia cero para conductores con más de 0,5 g/L de alcohol en sangre, sin distinción de cargo público.
La decisión de asumir las rutas nacionales también expuso lo que Cornejo llamó “desidia municipal” en materia de ordenamiento territorial. El gobernador criticó la proliferación de barrios privados y emprendimientos inmobiliarios “sin exigir obras complementarias”, lo que obliga a los vecinos a utilizar corredores troncales para desplazamientos internos. “Eso colapsa las rutas”, subrayó, y anticipó que exigirá a los intendentes la apertura de calles alternativas y colectoras antes de otorgar nuevas factibilidades.
En paralelo, la Provincia impulsa la Variante Palmira, bypass que desviará el tránsito pesado internacional fuera del Gran Mendoza y articulará la logística entre el Parque de Servicios e Industrias Palmira (PASIP), el Puerto Seco y la nueva traza. Aunque la licitación del corredor internacional continúa en manos de Vialidad Nacional, Cornejo afirmó que su administración provee datos técnicos para acelerar los pliegos.
Para el sector agroindustrial, la intervención sobre la RN 40 y la RN 143 promete reducir tiempos de traslado de uvas, fruta fresca y mercadería en frío desde el oasis sur (San Rafael, General Alvear, Malargüe) hasta los centros de empaque y los puertos fluviales de Rosario y Buenos Aires. A su vez, el vitivinícola Valle de Uco y los circuitos enoturísticos de Luján de Cuyo confían en que una calzada renovada aumente la llegada de visitantes y afiance la exportación de vino fraccionado.
Las mejoras en la RN 7, por otro lado, repercutirán directo en el comercio exterior con Chile y los mercados asiáticos. La cordillera es hoy una aduana natural para soja, maíz y carne vacuna del núcleo pampeano que cruza Mendoza rumbo a Valparaíso. Un corredor fluido puede impulsar la balanza comercial provincial y nacional, al tiempo que disminuye los costos de flete, hoy exacerbados por los largos cierres invernales y los accidentes en curvas sin peralte.
La implementación de peajes posterior a la obra genera resistencias históricas entre transportistas y cámaras empresarias, acostumbradas a la gratuidad de los corredores nacionales. Para disipar críticas, Cornejo delineó un esquema de gobernanza que incluye auditorías independientes y publicación semestral de cuadros tarifarios, costos de mantenimiento y recaudación. El software de telepeaje —basado en lectoras de patente y TAG— permitirá minería de datos en tiempo real, favoreciendo la detección de cuellos de botella y la trazabilidad del gasto.
Además, parte de la recaudación se derivará a un fondo de contingencia para atender emergencias climáticas —aludes, nevadas, crecidas— que suelen paralizar la alta montaña. “Con infraestructura preparada y caja específica no dependeremos de giros discrecionales de la Nación”, explicó el mandatario.
El plan operativo prevé arrancar en el tercer trimestre con bacheo profundo, recomposición de banquinas y señalización vertical en los primeros 80 km de la RN 40 entre el Aeropuerto Internacional El Plumerillo y Lavalle. En paralelo, equipos de la Dirección Provincial de Vialidad licitarán la repavimentación de la traza Pareditas–San Rafael sobre la RN 143 y relevarán los puentes críticos de la RN 7 camino a Uspallata.
Cornejo cerró la conferencia con un mensaje de corresponsabilidad: “El Estado provincial asume la obra, pero la ciudadanía será la custodia del mantenimiento futuro. Cada peso de peaje se justificará en kilómetros seguros y competitividad exportadora”. El desafío, reconocen en Casa de Gobierno, será doble: terminar obras que acumulan décadas de abandono y convencer a los usuarios de que el peaje será la llave para que las rutas mendocinas dejen de ser una promesa y pasen a ser un activo tangible en la matriz productiva de la región.